Capitulo 27

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IZUKU

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IZUKU

―Si me pongo un poco más bonita ¿Te quedarás?―Lloró―¿Podré ser tu esposa?

―No, Inko esto no puede pasar, déjame ir―Señaló las maletas a su derecha―Esto ya lo hablamos, me tengo que ir, ya no te amo

―¡¿Por qué?!―Sollozó―¿Por qué te enamoraste de él?

―¿A que te refieres?

―¿Por qué e-él y no yo?―Su voz se que quebró por un instante―¿Que hay de malo conmigo?

―No eres tu...

―"No eres tu soy yo ¿no?" ¡Prometiste que estarías conmigo, que nunca romperías mi corazón! ¡¿Por qué?!―Dio un alarido―¿Siempre fuiste gay?

―Sí.., te lo quise decir pero cuando era el momento ya era demasiado tarde, lo amaba―Suspiro―Afuera me esta esperando él en su coche

―Por favor... no te vayas, yo te amo, estoy dispuesta a olvidar todo esto si te quedas―El agarre en su brazo era más persistente y entonces el hombre de cabellos rojos estalló

―Detente―Se tocó el puente de la nariz―Se que estás mal por esta despedida tan precipitada―

―Tengo miedo, ¿Qué pasará conmigo o con mi hijo?

―Tu no tienes miedo de esta despedida, tienes miedo a sufrir y se lo que se siente, pero vas a poder superarlo como todo lo demás―Quitó su brazo con fuerza y abrió la puerta―Adiós Inko

Mi madre se desplomó en la puerta, solo sollozaba y miraba a la nada mientras flexionaba sus piernas para abrazarlas y esconderse del dolor que le esperaba, o al menos eso entendía, que cuando te rompen el corazón es un dolor inimaginable.

"Amarás a quien no te ama por no haber amaba a quien te amo"

Eso era la típica frase en los libros cuando la chica elegía el camino equivocado o cuando el joven le era infiel. Volver a ver esa etapa en mi madre no era agradable, me sentía indefenso, sin poder contribuir en algo, un infante. Muchos niños pasaron su infancia con unos padres unidos, yo no tuve esa suerte, me topé con la realidad demasiado temprano, que cuando te enamoras no siempre termina en un final feliz. Me encantan los libros, y siempre me gustarán porque me ayudo a tener esperanza en que mi vida será más fácil, que si podré tener un final como en los cuentos de hadas pero después de todo hay historias mucho más complicadas, la vida.

Mis memorias me recordaban momentos no gratos, en ese momento estaba escondido detrás de la puerta entreabierta, no podía moverme por mi mismo, eso no era algo que podía hacer, solo podía observar el dolor, recordaba que siempre tenía ganas de escapar, no sabía cómo, ni a donde iría, pero no quería ver a mi madre volverse nada cuando ese hombre cruzaba el umbral de la puerta y no volvía a aparecer.

𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓸𝓼 𝓑𝓪𝓳𝓸 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝔃 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora