Capitulo 38

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IZUKU

La hierva verdosa me llegaba hasta por encima de la cadera provocándome un cosquilleo en las piernas al estar con un pantalón corto debido al intenso sol que se reflejaba por las aperturas de los grandes árboles y arbustos. Eso ayuda bastante para hacer que el clima sea uno cálido sin llegar a sudar ni un poco. Caminé despacio causándome unas ligeras risas al sentir la ligereza de la naturaleza, acaricie algunas hojas con las manos y es ahí que lo vi, mi abuelo, el padre de Inko, mi madre. Supe de inmediato que se trataba de un sueño porque él ya había fallecido por un fallo en su corazón hace unos cuantos años atrás, era alguien tan gentil y reflejaba el mismo sol poniéndose en la playa. Seguí con mi paso sosegado, si este era algún tipo de encuentro para poder despedirme bien de su imagen iluminada.

Llevaba la misma ropa, y daba un paso cada vez que yo daba uno, pensé que sería otra de sus bromas por querer copiarme sin embargo al ver su determinación y su cara arrugada por el ceño fruncido supe que no era normal. De pronto sentí una mano helada entrelazar la mía, era Shoto y me horrorice al verlo justo a mi lado, vestido con su toque formal y acompañándome a que camine en dirección a mi abuelo que también seguía caminando. Se apoyaba en algo completamente invisible y su mano parecía estar en una forma extraña, me volví para mirar los ojos heterocromáticos ajenos

―No deberías estar acá―Susurré

Sabía que era un sueño, lo sabía, pero inconscientemente mi voz quería que se apartará y que mi abuelo no supiera con quien estaba porque cuando apenas toque su piel de marfil alguno de los rayos de sol que no lograba opacar los arbustos, mi abuelo terminaría sabiendo que Shoto no era alguien como nosotros, sino un vampiro. Esperaba que el escapase al verlo pero simplemente cuando lo miré su rostro mostraba unas facciones de vergüenza, y suplicio, no comprendía porque tenía esa faceta tan preocupante muy diferente a la expresión que esperaba. Al estar ya lo suficientemente cerca el uno del otro no había forma de negarlo y quizás esto no era un tipo de encuentro solo una preocupación porque incumplí la primera regla de su cariño. Enamorarme de alguien de mi mismo género, no obstante, el pecado era aún más pesado porque ni siquiera podía considerarse una persona, aunque yo lo hiciera.

―Abuelo, este es mi novi...―Me sobresalté al escuchar su voz sincronizada con la mía

Miré a Shoto nuevamente tratando de buscar algún tipo de horror en sus ojos pero, este parecía normal hasta con un aura tranquila, cosa que me ponía los pelos de punta y por el rabillo del ojo noté que él también hacía lo mismo.

Tampoco era tan tonto para no comenzar a dudar de su comportamiento tan igual al mío y no ver a nadie a su costado sin embargo él apoyaba su cabeza en alguien invisible. Alce mi mano lentamente para tratar de tocarlo pero nuestro movimiento fue en simultáneo, poco a poco nuestros dedos fueron acercándose en una proximidad lo bastante larga hasta que llegamos a un punto en el que estaban unidas, pero no del todo porque se sentía un espejo al que tocaba. Quité mi dedo con horror al descubrir mi duda. Di un grito ahogado y él también hizo lo mismo, si no hubiera sido sujetado por el brazo de mi novio lo más probable es que hubiera tropezado y caído hacia atrás, esa persona no era mi abuelo, era yo de anciano, lleno de arrugas y el cabello blanco con rayas verdes apenas imperceptibles

Shoto agarró mi rostro con delicadeza y me besó en los labios con cariño―Feliz cumpleaños Izuku

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Me levanté con sudor, casi sobresaltado. Era una de las pocas veces en la que recordaba vívidamente mis sueños y que además seguía aumentando la racha de pesadillas. De todas las veces que me tocaba soñar, eran momentos nada gratos, quizás fue el hecho de que había permanecido despierto prácticamente toda la noche leyendo un libro que había traído conmigo desde Jacksonville. Se trataba de un joven que admiraba a otro por el deporte de salto alto, sin embargo se odiaban a muerte por acontecimientos que el protagonista no sabía ni se atrevía a preguntar, justo ahora me encontraba en la página en donde un profesor de psicología lo ponía juntos para un proyecto y que tendrían que terminarla a fin de curso porque dependía de la nota de ambos. Se sentía la ligera tensión en sus conversaciones pero eran uno de esos libros prohibidos en casa cuando se encontraban mis abuelos y que debía de leer a escondidas, sin embargo ahora podía darme el placer de leer hasta más tarde debido a que era la última semana de clases para terminar el año escolar. Tendría dos mese para descansar y poder estar con Shoto durante más tiempo pero primero tendría que enfrentarme al horror más grande de mi vida o bueno, ahora lo era, envejecer y por consiguiente festejar ello.

𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓸𝓼 𝓑𝓪𝓳𝓸 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝔃 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora