Capitulo 41

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AGOSTO




SEPTIEMBRE




OCTUBRE




NOVIEMBRE




DICIEMBRE




ENERO




Para mi, el tiempo parecía ilógico, irracional e impredecible, sin embargo cada respiración parecía un desasosiego en mi interior, pero de que pasaba, pasaba, incluso para alguien como yo. Los segundos largos, se convertirán en minutos, los minutos en horas, las horas en días y los días en meses. Había sido testigo al escuchar a mi madre decirme que debía ser fuerte, que la vida seguía su rumbo, pero no, a veces la vida no avanza, solo se queda estancado en el mismo día del desastre, simplemente existiendo, con los días transcurrieron con lentitud aterradora

Quizás entre en la demencia, en la tristeza, quizás muera dentro de muy poco o tal vez no, sin embargo estoy seguro que sucederá algo, algo muy terrible que seguirá atormentando mi ser. Los primeros días desde que se fue... No respondí los interrogatorios de mi padre, de nadie en general, me senté en el sofá y no recuerdo qué pasó.

<<Si no me amaba entonces ¿Por qué me hizo conocerlo?¿Por qué me hizo amarlo?>>

Los días siguientes me levanté del sofá. Corrección. Intenté hacer algo nuevo, quise subir a mi habitación porque bueno... ¿Qué de malo había? Absolutamente todo, respondí en mi mente, no obstante este no parecía ser el motivo suficiente, no lo fue hasta que mire el lienzo a medio terminar. Me acerqué, lo sentí cerca de mí, sentí su mirada heterocromática, su presencia cerca tan cerca...un en primer momento me invadió la cólera, pretendí romperlo. Agarré lo primero que tenía cerca, un lápiz, iba a apuñalarlo, desaparecerlo a él de mi vista, pero cuando llegó el momento mi mano tembló, dejando caer a un lado el arma para el delito y sollocé, lloré con la cabeza apoyada en la pintura, no supe cuanto tiempo estuve llorando, solo me detuve cuando mi padre entro a mi habitación, él había llegado del trabajo; se limitó a abrazarme, acariciarme la espalda decirme que todo estaría bien, pero no lo estaba. Por su parte él ya se había enterado por deducción lo que sucedió. Los Todoroki se fueron y su hijo justo cuando se van comienza a... comienza a... estar mal.

Las noches eran las parte que más detestaba porque entonces tendría que estar en la cama, en mi habitación y ver todo lo que me perturbaba, sin embargo a pesar de que su presencia estaba en todos los lados, lo que más me aterraba era el simple hecho de cerrar los ojos, de dedicarme a adentrarme en el fondo de mis pensamientos, de mis propias pesadillas. Ahora podía recordarlo todo con lujo de detalles, su rostro pincelado, el ceño fruncido, sus palabras... honestamente crueles. Desde su partida, mis sueños se apoderaban de mí, los momentos de ese día; cuando me prometía no tomarle tan importancia, ser fuerte, despertaba con las lágrimas en el rostro y alaridos. El hecho de detener mis gritos a medianoche era una tarea imposible... casi que mi padre me despertaba con la mirada preocupada, solía abrazarme, hablarme de su día o que pretendía hacer en un futuro hasta que duerma de nuevo.

𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓸𝓼 𝓑𝓪𝓳𝓸 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝔃 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora