Capitulo 42

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IZUKU

Cerré la puerta del coche de mi padre sin ganas, deseaba descansar pero eso significaría dormir, entonces deseché esa idea. Caminé con la mirada en mis pies hasta llegar a donde estaba Yagi, él cerró la puerta con más fuerza de la habitual, supuse que tuvo un mal día y que probablemente me haya contado del problema en el restaurante pero... todo se distorsionaba. Nada podría tener sentido ahora, ni siquiera el seguir en pie, de respirar, de escuchar.

―Suficiente―Habló seriamente, viendo con preocupación y el ceño fruncido―Izuku, sabes que no deseo hacer esto, pero creo que es momento de que te vayas, de aquí

―¿Qué?―Inquirí fuera de sí, no me la vi venir―No comprendo lo que quieres decir... ¿No me quieres más aquí?

―No pretendo decirte eso, sabes que es lo último que pensaría en hacer si se trata de ti pero... estar aquí no te hace bien. Ya no sales con nadie, ni siquiera con tus amigos

Intenté recordar la última vez que me había hablado con ellos antes de que se fuera... él, pero no encontré resultados. Todo se mostraba borroso, en una grabación en donde todo era lo mismo, la misma silla, el mismo ambiente, los mismos sueños.

―Si hablo con mis amigos―Mentí, él entrecerró los ojos mientras se cruzaba de brazos, no me creía nada―Es solo que no tengo tiempo de salir con ellos

―¿No tienes tiempo o no quieres?―Atacó

―No tengo tiempo―Respondí con voz apagada―Pero si quieres podría..

―No es algo que yo quiera Izuku, quiero que tu también quieras salir

―Pensaba que preferías que me quede en casa

―Eso es pasado

―Entonces qué ha cambiado, todo sigue igual...

―Los dos sabemos a la perfección lo que está sucediendo y esto no le hace ningún bien a tu salud

―Estoy a la perfección―Le corregí

―No va a volver Izuku―Me recalcó, yo asentí sin ganas con el corazón palpitando de dolor. Él sabía que ese tema... siempre terminaba perjudicado, me ponía mal, enfermo―No ha dejado nada, ni llamadas, ni cartas, simplemente se fue y sabes lo que significa

―Papá...―Suspiré con una emoción parecida al dolor, negué sutilmente con la cabeza―Por favor... no, no lo digas―Tomé una bocanada de aire para calmar el dolor―Ya te lo dije, no estoy esperando a nadie, ni siquiera...―Tragué saliva―Ni siquiera a... él

―Sabes que solo quiero verte feliz de nuevo y por más que me duela, este lugar no te lo da...Tendré que llamar a Inko para hacerle saber que te vas a casa

―Esta también es mi casa―Increpé

―Te tienes que ir―Dijo con más seguridad, con más ansiedad

―No quiero―Renegué, con el ceño fruncido―¿Acaso no me querías aquí desde...desde siempre?

―Lo sé, pero sería egoísta de mi parte hacerte quedar estando así

―No pienso irme―Concluí caminando hasta la casa, poniendo la llave sobre la cerradura

―¿No has pensado en ir a un psicólogo?―Murmuró, sin embargo me sentía cerca de su presencia. Me había seguido con pasos ágiles hasta donde estaba―Un profesional en estas cosas

Volteé para verlo―¿Piensas que me falla la cabeza o algo así?

―En definitiva no, pero podría ayudarte a sobrellevar toda esta situación

𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓸𝓼 𝓑𝓪𝓳𝓸 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝔃 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora