Los viejos resortes del desgastado sofá se quejaban con cada sentón que la chica brindaba a su compañero, sus pechos rebotaban mientras el castaño se aferraba fuertemente a su cintura para empujarse bruscamente hacia ella. El sol de la mañana se colaba por las ya amarillentas cortinas del viejo apartamento y los gemidos de placer por parte de ambos jóvenes inundaban el lugar. Sólo bastaron dos embestidas más, para que él sintiera por fin la anhelada liberación antes de caer agotado sobre el sofá. Sus parpados se sentían pesados después de una larga noche de copas, baile y sexo. Rematar con aquella chica, en su apartamento era el final digno de una buena fiesta.
—Oh, Eren, eso fue fantástico —Mina cayó sobre el pecho del chico, completamente agotada.
—Sí, estuvo bueno —señaló Eren bostezando y estirándose para tomar de encima de la mesilla junto al sofá su cajetilla de cigarrillos y el encendedor.
Tras posar uno de los cigarrillos entre sus labios, lo encendió. Mina hizo una mueca mientras arrugaba la nariz.
—¿Sabes? Detesto el aroma a cigarrillo —afirmó Mina.
Eren chasqueó la lengua antes de empujar a la chica para que cayera sobre el sofá. Se sentó y comenzó a vestirse rápidamente.
—Y yo detesto las personas que me dan datos que no me interesan —señaló fastidiado.
—Qué gruñón —se burló Mina, pasando una de sus manos por el costado de Eren—. ¿Por qué te vistes? Podríamos quedarnos echados un rato más.
—No. Tengo sueño, así que largo —rezongó Eren, alejándose de la chica.
—Puedo quedarme a dormir contigo, si quieres.
—Creí que tenías clases —recordó el joven, arqueando una ceja.
—Me las perdería por estar un rato más contigo —afirmó Mina.
—Gracias por el ofrecimiento, pero vete. No quiero que mi compañero te encuentre aquí —rezongó Eren, señalando hacia la puerta.
Mina suspiró con pesadez mientras rodaba los ojos y comenzaba a vestirse. Una vez se acomodó la ropa, miró a Eren sonriendo encantadoramente.
—Te dejaré mi número.
—No lo necesito —respondió Eren, estirándose como un gato antes de soltar una bocanada de humo.
Mina frunció el ceño.
—Igual te lo dejaré.
—Si eso es lo que quieres —farfulló Eren, encogiéndose de hombros antes de entrar a su habitación y cerrar fuertemente la puerta, dejando allí sola a la chica.
Mina buscó entre su bolso un papelito y un bolígrafo para escribir allí los números de su teléfono. Lo dejó sobre la mesa central y tomó sus cosas para irse. Justo cuando estaba saliendo, se encontró a Armin subiendo las escaleras que iban hacia el apartamento. La chica sonrió abiertamente y con orgullo.
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Exulancis (EREMIKA)
FanfictionEn el vibrante corazón de Shinganshina, Eren, un tatuador rebelde con una actitud desenfadada y un pasado tumultuoso, vive su vida al límite. Ajeno a los compromisos y las emociones profundas, su mundo se reduce a fiestas interminables y encuentros...