13: Mejores amigos

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—Mikasa, no soy un experto en tecnología —afirmó Armin mientras se sentaba junto a la chica en la barra de la cocina—. Pero te puedo asegurar que no importa cuánto tiempo te quedes mirando tu teléfono celular, si tú no tomas o le dices a tu asistente telefónico que marque un número, jamás saldrá la llamada.

—Gracias —respondió Mikasa con desánimo, aunque realmente no había prestado atención a las palabras del chico.

Armin la observó preocupado y posó su mano sobre el hombro de la chica.

—Bueno, ya está. ¿Qué pasa? ¿Por qué te ves tan triste?

Mikasa se quedó callada, sumida en sus propios pensamientos.

La noche anterior le había hecho sentir una oleada de emociones que nunca antes había experimentado y las palabras que le habían derretido por completo el corazón, ahora resonaban en su mente.

"Ahora no tienes por qué preocuparte por tu primer beso. Puedes estar segura de que te lo ha brindado alguien que te ama más que a nada en este mundo".

Había sido la noche más feliz de su vida y guardaría aquel beso en lo más profundo de su corazón, recordándolo eternamente como algo único y especial. Y aquello era lo que más deseaba en la vida. Sin embargo, la realidad la golpeó con fuerza cuando recordó que estaba saliendo con Jean y que esa misma noche, de hecho, tenían una cita. Se suponía que iba a dar su primer beso con él. ¿En qué momento las cosas habían cambiado de aquella forma? Ahora se sentía absolutamente confundida.

Jean era un hombre dulce, tierno, romántico y detallista, pero luego estaba Eren, quien la confundía de formas que ni siquiera ella misma podía entender. Eren era un tonto, un cretino y un patán, pero era su mejor amigo y lo amaba demasiado. Dormir entre sus brazos le brindaba una calidez indescriptible, y después de lo que habían hecho y ahora aquel beso, la mente de Mikasa era un remolino de pensamientos confusos.

Mikasa miró a Armin con tristeza, sintiendo la necesidad de confesarle a alguien lo que estaba pasando por su mente, pero sin sentir la valentía para hacerlo.

– ¿Es por lo del primer beso? –Preguntó Armin retirándole un mechón de la frente a la chica–. No te enojes con Annie. Solo que le pareció muy tierno y me lo contó.

–Créeme, eso es lo que menos me preocupa ahora.

–Entonces, ¿qué es lo que está atormentando esa mentecita tuya?

La pelinegra tomó su teléfono entre sus dedos y comenzó a girarlo.

–Estaba pensando en cancelar mis planes de esta noche –dijo, sorprendiendo a Armin.

Exulancis (EREMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora