7: Fractura

399 24 16
                                    




¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




—Por favor, Annie, háblale. Lleva casi dos meses sin dirigirme la palabra —imploró Eren.

—Lo sé. Porque Levi lleva dos meses sin dirigirle la palabra a ella. Está furioso.

— ¡Era una broma! El hermano mayor de Mikasa debería entender que yo soy un idiota y simplemente estaba bromeando.

—Tú no lo entiendes. Está furioso. Cree que se acuesta contigo sin ser nada —espetó Annie, observando con furia a Eren mientras terminaba de preparar el desayuno—. Es que en serio, Eren, ¿quién demonios se presenta como "excelente amante ocasional"? ¡No te imaginas el lío en el que metiste a Mikasa!

Eren se pasó una mano por el cabello, sintiendo la frustración agolparse en su pecho.

—Lo sé, lo sé —murmuró, sintiéndose aún más culpable por el estrago que había causado—. Pero necesito arreglarlo, no puedo seguir así, Annie. La extraño.

Annie lo miró con el ceño fruncido, indecisa. Sabía que ayudarlo podría causarle problemas con Mikasa; después de todo, la pelinegra parecía realmente enfurecida por lo que había hecho Eren. No obstante, la angustia brillaba en los ojos color verde de él y Annie notó la sinceridad de su arrepentimiento.

—No sé si es buena idea, Eren. Tú sabes que eres un idiota, no puedes controlar tu estupidez.

— ¡Claro que puedo! —exclamó Eren con determinación—. Y te lo demostraré. Prometo que... te juro que... ¡Te prometo que, si me ayudas, no volveré a traer a ninguna chica al apartamento!

Annie arqueó una ceja incrédula.

—No deberías hacer promesas que no puedes cumplir.

—Puedo hacerlo —se defendió Eren, y la chica apagó el fogón antes de cruzarse de brazos.

— ¿Es en serio? Ayer trajiste a cuatro chicas diferentes, una detrás de la otra. Parecía un casting de prostitutas —espetó la rubia con desagrado.

Eren se mordió el labio intentando reprimir una carcajada, no obstante, cuando Annie lo miró con resentimiento, se sintió casi avergonzado.

—Puedo controlarme si quiero, lo juro.

Annie suspiró mientras negaba y comenzaba a acomodar la mesa.

—¿Por qué la necesitas tanto? La acabas de conocer y apenas han pasado tiempo juntos. ¿Por qué necesitas desesperadamente que Mikasa te perdone?

Eren bajó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta.

—Porque aparte de ti, Mikasa es la única amiga que tengo. No quiero perderla.

El corazón de Annie se ablandó ante la vulnerabilidad en la voz de Eren. En aquel momento, supo que no podría negarle su ayuda a pesar de sus reservas. Por lo cual, asintió con resignación.

Exulancis (EREMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora