EPÍLOGO

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–Shhh, Eren, haz silencio –reprendió Mikasa con una enorme sonrisa en el rostro, observando a su novio con diversión.

–Repíteme de nuevo, ¿por qué tuve que entrar por la ventana en mi propio apartamento y por qué no puedo hablar en voz alta? –Masculló el castaño con exasperación.

–Porque Annie dice que ver a la novia antes de la boda es mala suerte –explicó Mikasa, acariciándole suavemente el rostro a Eren, quien frunció el ceño irritado.

–Quizás tenga razón, la última vez que vi a una novia mía antes de casarme, la encontré con su amante lesbiana en la cama –se quejó Eren con fingida amargura. Mikasa tuvo que cubrirse la boca para no dejar escapar una fuerte carcajada; sin embargo, su cuerpo se estremeció por la intensidad de su risa silenciosa. Eren sonrió brillantemente al observarla, aunque sus ojos brillaron con un falso mal genio–. Claro, búrlate de la desdicha ajena – soltó con sarcasmo.

Mikasa tomó una bocanada de aire en un fallido intento de mantenerse seria.

–Está bien, te diré la verdad –comenzó, sintiendo su pecho doler por el esfuerzo de controlar sus carcajadas–. Annie no quería que estuvieras aquí porque huiríamos juntas hacia el atardecer, escaparíamos a una cabaña en los Alpes Suizos y comenzaríamos una vida como una feliz pareja lésbica.

Eren se cruzó de brazos, enfurruñándose en su lugar mientras rodaba los ojos.

– ¿Por qué insisto en casarme con lesbianas? Supongo que tendré que seguir el camino de la homosexualidad y ser novio de Armin; él parece un buen tipo y sé que no me abandonaría nunca.

Esta vez, Mikasa no pudo soportarlo y estalló en sonoras carcajadas, mientras lágrimas de risa se escapaban de sus ojos. Eren la observó con adoración antes de cerrar los ojos y suspirar encantado.

–Ese es mi sonido favorito; amo escucharte reír.

Mikasa se perdió en el profundo color esmeralda de los ojos de Eren, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza contra su pecho. Sin poder contenerse más, se inclinó hacia él y lo besó con intensidad, dejando que sus labios se fundieran en un tierno y apasionado encuentro. Eren correspondió de inmediato, rodeándola con sus brazos y atrayéndola más hacia sí.

El momento de intimidad se vio abruptamente interrumpido cuando la puerta de la habitación se abrió con fuerza, y Annie irrumpió en la habitación, su rostro enrojecido de furia.

– ¡¡Eren Jaeger!! –exclamó Annie, su voz cargada de ira–. ¿¡Qué diablos estás haciendo aquí!? ¡¡Deberías estar lejos de Mikasa!!

Eren y Mikasa se separaron, sobresaltados por la brusquedad de la entrada de Annie.

Exulancis (EREMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora