4: Niñera

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Mikasa se encontraba cómodamente acurrucada entre montañas de libros y apuntes. Su cabello oscuro caía desordenado sobre sus hombros mientras sus ojos grises se deslizaban por las páginas de su cuaderno de apuntes. Vestida con un pijama cómodo que constaba en un largo pantalón de holgado negro con puntos blancos y un crop top del mismo color, se encontraba sumergida en su tiempo de estudio. El reloj marcaba las siete de la noche cuando el sonido del teléfono interrumpió su concentración. Al estirar su brazo para alcanzar el dispositivo, la pantalla mostró el nombre de Levi. Mikasa sonrió y contestó la llamada, llevando el teléfono a su oído.

– ¡Levi! –Saludó con alegría, sin embargo, aquella emoción era escasa en la voz de Levi.

– ¿Sabes qué día es hoy? –Preguntó con tono serio.

Mikasa frunció el ceño, tratando de recordar si había olvidado alguna fecha importante.

– ¿Viernes? –Aventuró.

– ¡Exactamente! Llevo casi una semana esperando que llames y ni siquiera has marcado una vez –reprochó Levi. Su tono denotaba una leve frustración.

–Lo siento, Levi. He estado ocupada con los estudios, de verdad –se disculpó Mikasa con un tono apenado.

La voz de Levi se suavizó un poco.

– ¿Me extrañas? –Preguntó con cautela.

Mikasa suspiró mientras giraba para quedar de espaldas contra la cama, observando fijamente el techo, antes de responder.

–Claro que sí, te extraño demasiado. Y a Hange. Los extraño muchísimo –confesó sinceramente.

– ¿Estás bien? –Preguntó Levi preocupado–. ¿Cómo va la universidad? ¿Estás durmiendo lo suficiente? ¿Has comido bien? –Cuestionó rápidamente.

Mikasa asintió, aunque sabía que Levi no podía verla.

–Estoy bien, Levi. La universidad va genial. Me estoy adaptando. Y sí, estoy durmiendo muy bien, y bueno, con mi nueva compañera, he estado comiendo de más, pero todo está muy bien. No te preocupes tanto –respondió Mikasa.

– ¿Ya has hecho amigos? –Preguntó Levi.

Mikasa pensó en Sasha; cuando no estaban en clases o estudiando, permanecían juntas todo el tiempo. Iban a comer, salían a caminar e incluso, por las mañanas, habían tomado la rutina de ir a hacer ejercicio juntas. También estaban los amigos de Sasha; en aquella semana, todos se habían comportado muy bien. Connie siempre las visitaba en la residencia, y Jean la había guiado a cada una de sus clases, cuando podía, mientras le enseñaba el campus para que no se perdiera. También la había invitado varias veces a cine, aunque ella lo había rechazado hasta el momento; después de todo, tenía mucho que estudiar.

Exulancis (EREMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora