12: Primer beso

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Mikasa y Sasha se tumbaron en la suave hierba del campus universitario, un oasis de tranquilidad en medio del bullicio académico. El sol brillaba en lo alto, pintando el cielo de un azul vibrante, pero Mikasa apenas lo notaba. Su mirada estaba perdida en el firmamento, pero su mente volvía una y otra vez en lo sucedido una semana atrás con Eren. Desde entonces, se despertaba muy temprano y llegaba muy tarde para no tener que hablarle.

La convivencia con Eren se había convertido en algo intolerable para ella, pues no sabía cómo mirarlo a la cara sin sentirse completamente sucia y estúpida.

Por otro lado, Sasha no podía quedarse quieta ni un segundo. Hablaba sin parar, saltando de un tema a otro con una energía inagotable. Hablaba de clases, de amigos, de planes para el fin de semana, y Mikasa apenas asentía de vez en cuando, perdida en sus propios pensamientos.

Después de un largo rato de monólogo por parte de Sasha, esta finalmente se dio cuenta de que Mikasa no le estaba prestando atención. Con un suspiro de exasperación, le dio un fuerte golpe en el brazo, interrumpiendo su parloteo.

– ¡Oye! ¿Por qué me golpeas? –Se quejó Mikasa, frunciendo el ceño mientras masajeaba su brazo adolorido.

Sasha le gruñó con molestia.

– ¡Porque no estás prestando atención! ¡Llevo hablando un buen rato y ni siquiera me has escuchado!

Mikasa rodó los ojos.

–Claro que sí lo he hecho.

–Entonces, ¿de qué estaba hablando? –Inquirió Sasha, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Mikasa vaciló por un momento, intentando recordar las últimas palabras de su amiga. Finalmente, respondió con inseguridad.

–De... ¿calentamiento global?

Sasha rodó los ojos y resopló.

–Eres la peor amiga de todas –se quejó–. Te pregunté cómo te ha ido con Jean.

Jean.

El corazón de Mikasa dolió por la culpa.

Mikasa apartó la mirada, sintiéndose incómoda bajo la atenta mirada de Sasha. La verdad era que no quería hablar de Jean en ese momento. No quería confrontar la realidad de sus sentimientos hacia él, ni tampoco admitir que estaba utilizando su relación como un escape de todo el caos emocional que la envolvía desde lo sucedido con Eren. No significaba que no quisiera a Jean, porque, de hecho, era dulce, atento, tierno, romántico y detallista. Era increíble y asombroso... pero Eren parecía no querer salirse de su mente.

—¿Qué pasa, Mikasa? —preguntó Sasha, notando la repentina tensión en su amiga—. ¿Todo está bien?

Mikasa inhaló profundamente antes de responder, tratando de ordenar sus pensamientos en medio del torbellino de emociones que la embargaba.

Exulancis (EREMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora