—Mikasa, ¿siempre estás de tan mal humor cuando tienes que mudarte? —Bromeó Armin intentando aliviar la atmósfera.
El sol del mediodía brillaba sobre las calles de la ciudad mientras Mikasa, Armin y Annie cargaban cajas y bolsas hacia el interior del apartamento; la tensión en el aire era palpable, especialmente emanando de Mikasa, cuyo ceño fruncido y gesto adusto revelaban su mal humor.
–Solo cuando me obligan a hacerlo, extorsionándome emocionalmente –rezongó Mikasa dejando una vez las cajas llenas de libros en un rincón del apartamento–. No puedo creer que esté condenada a vivir aquí durante los próximos seis meses.
–Oh, vamos, te aseguro que somos excelentes compañeros –afirmó Annie con una sonrisa traviesa.
Mikasa rodó los ojos, sabiendo que Annie disfrutaba cada momento de su derrota. Con un esfuerzo concentrado, continuaron llevando sus pertenencias al interior del lugar. Finalmente, cuando las cajas estuvieron apiladas en un rincón del apartamento, Mikasa se dejó caer sobre una de las sillas en la barra de la cocina con un suspiro resignado.
–Por cierto, ¿dónde está Eren?
–Está durmiendo –señaló Annie mientras se dirigía hacia el refrigerador para servir tres vasos de limonada helada.
–Pero es mediodía –obvió Mikasa arqueando las cejas.
–Sí, pero Eren bebió mucho anoche, lo que significa que debe estar durmiendo –recordó Armin–. Y si se despierta, lo hará de un humor terrible. Así que será mejor que nos callemos antes de que...
–¡Si pueden cerrar el pico de una maldita vez...! –Gritó Eren abriendo la puerta con fuerza mientras observaba a los presentes con ira; no obstante, cuando sus ojos color esmeralda se cruzaron con los grises de Mikasa, una enorme sonrisa se instaló en sus labios–. Mi corderito... ¿qué haces aquí? –Le preguntó a Mikasa, cruzándose de brazos mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
Mikasa lo recorrió lentamente con la mirada. Eren se encontraba casi completamente desnudo; lo único que llevaba puesto eran unos bóxer ajustados, y Mikasa notó que era la primera vez que lo veía con el cabello suelto. Eren tenía hermosas cascadas castañas que caían desordenadamente alrededor de su rostro y sobre sus hombros, revelando que acababa de despertarse.
—Eh... yo...
La pelinegra sintió sus mejillas arder y giró bruscamente su rostro.
–De hecho, Eren –habló Annie con una enorme sonrisa mientras le rodeaba el cuello a Mikasa con un brazo–. Te presento a nuestra nueva compañera de apartamento.
ESTÁS LEYENDO
Exulancis (EREMIKA)
FanfictionEn el vibrante corazón de Shinganshina, Eren, un tatuador rebelde con una actitud desenfadada y un pasado tumultuoso, vive su vida al límite. Ajeno a los compromisos y las emociones profundas, su mundo se reduce a fiestas interminables y encuentros...