capítulo 8

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Kyara Desmont

—Mamá, mira gane este trofeo en el colegio por ganar los juegos nacionales.

—Si, si lo que digas, déjalo en la mesa y lo veo luego —habló una mujer sin despegar la vista del portátil.

—Papá, mira gane un trofeo por g... —La niña fue interrumpida por su padre.

—Ahora no Kyara, vete con tu madre, que ando ocupado. —La niña entendió el mensaje y se llevó el trofeo a su habitación, sabía que sus padres no le prestarían atención, pero aun así quiso intentarlo.

10 años después - 30 de abril

—Mamá, papá, me voy como ustedes acordaron el día que decidieron dejar de pagar mis estudios, no espero nada de ustedes, pero, al menos quisiera saber si me van a mirar antes de irme —habló una joven frente a sus padres y ellos dejaron a un lado sus portátiles.

—Mira Kyara, nosotros estamos muy ocupados para siquiera despedirnos de ti, estos minutos que perdemos contigo es perder dinero y nosotros no nos podemos dar el lujo de eso, si te vas a ir solo vete, pero no nos pidas dinero, debes tener tus ahorros ¿no? —dijo el señor viendo a su hija y ella soltó un suspiro.

—Su mensaje es bien recibido, espero no saber de ustedes a futuro, porque a partir de ahora, soy huérfana...—Fue lo último que dijo y agarró sus maletas alejándose de sus padres, de la vida que iba que una vez fue color de rosas a un infierno.

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Desperté llorando y mire a los lados viendo que estaba en el hospital, estaba sola, Josh tuvo que irse a una junta con su manager, la señora Mayra, tenía una reunión de trabajo, sola, en una habitación tan grande, el único medio de comunicación que tenía a la mano era mi celular, me giré con mucho cuidado y agarré el celular eran casi las doce de la tarde.

¿Acaso dormí tanto?

Una enfermera entro a mi habitación y preguntó si estaba bien, parece que grite un poco antes y yo le explique que todo bien, lo entendió y se fue para volver con un carrito de comida, como me la pase durmiendo no había desayunado, así que me trajeron mi almuerzo.

—Gracias... —dije y ella me sonrió empezando hablar.

—Afuera hay una chica junto con un chico que desean entrar a verte, ¿los dejo entrar? —Me quedé pensando, ¿una chica con un chico? ¿quién podía ser? si no tenía a nadie, mis amigos de juego estaban en clase a esta hora y no era cercana a ninguna mujer excepto a...

—Está bien, pero ¿podría dejarme el botón de emergencia cerca por si las dudas? —Dudo un poco la enfermera, pero aceptó y me puso el botón cerca de mi brazo y me acomodé en la cama para recibir a las nuevas visitas.

No pasó mucho tiempo cuando la puerta se abrió y escuché las voces, las conocía perfectamente.

—¡Desmont! ¡Me alegra saber que estás mejor! —dijo la chica y sonrió un poco viéndola y luego vi al chico al lado saludando también.

—No pensé verlos aquí, Francheska, Dimitri... —les dije, Dimitri se pasó su mano por su cabello y Francheska le dio un leve golpe.

—Perdón si vine con él, no dejaba de insistir en venir conmigo, así que lo traje.

—Parece un cachorro... —dije entre susurros y Dimitri me escuchó puesto que me miró con cierto enojo.

—¿Dijiste algo Desmont? —preguntó él y yo negué agarrando mi celular.

—¿Qué te dijeron los médicos? —preguntó Francheska y alce los hombros en señal de no saber.

—Solo sé que mañana me darán de alta y voy a tener que irme a la casa de Josh, según su madre, así podrá cuidar mejor, no tuve opción de negarme... —hable apenada y Dimitri puso los ojos en blanco cuando mencione a la madre de Josh, me quede callada unos minutos.

—Francheska, mi hermano me dijo que tenía que volver antes de las dos, ¿te quedas o vienes conmigo?

—Dios, Dimitri vine a ver a mi amiga y tu...

—Ella ni siquiera te ve como amiga, ¿por qué te importa eso?

—¡Dimitri! Lo siento por eso Kyara, me tengo que ir ¿sí? —Francheska se disculpó por lo dicho de su novio y le empezó a gritar mientras salían de la habitación, pero no lo culpaba, él tenía razón Francheska y yo no éramos muy amigas, sólo la veía como una compañera más de mi salón a la que ayudaba en clases de literatura y también le daba clases a su novio con personalidad de niño o cachorro, pero en el fondo, podía considerarla una amiga, aunque no una cercana.

Extrañaba jugar, extrañaba perderme en la lectura, extrañaba la diversión que tenía, cerré los ojos.

No sabré cuánto tiempo estuve dormida, supongo que fue todo el día, al despertar estaba la madre de Josh sentada en el sofá dormida, con cuidado me senté en la camilla llamándola y ella se levantó sonriendo.

—Querida, que bueno que despiertas, le avisaré al doctor para que te de una última revisada y nos podamos ir, ¿De acuerdo? —Asentí y vi irse de nuevo de la habitación, pasó unos minutos de paz hasta que llegó el doctor junto con unos papeles.

—Buenos días señorita Desmont, ¿Cómo se encuentra hoy?

—Bien, gracias doctor ¿aún no saben que me pasó?

—Lastimosamente aún no, pero le pondré que en estas fechas venga a hacerse unos estudios, solo para descartar o confirmar y si es así, darle la medicación adecuada.

—Pero entonces ¿sabe lo que tengo?

—Tenemos sospechas, pero queremos hacer más estudios antes de darle un resultado final, señorita Desmont.

—Bien. Entiendo, haré lo que me diga —El doctor anoto todo y me dijo que me ira a firmar mi alta y se fue, la madre de Josh me miro, en sus ojos podía ver que tenía lástima por mí, seguramente el doctor le dijo que enfermedad posible tengo y eso no le causó mucha felicidad, no quise preguntar, no me sentía lista para saber.

Empecé a guardar mis cosas en una maleta que me trajeron y una enfermera vino a darnos el papel del acta ayudándome a quitarme los tubos con cuidado.

—Por fin puedo salir de ese hospital...

—Pero que no se te olvide, querida, que tienes exámenes médicos después —me dijo la madre de Josh subiendo mis pocas cosas a su auto.

Mi felicidad duró poco al recordar que no iría la residencia, si no a casa de Josh, pero a la vez me sentía tranquila sabiendo que estaría con mi mejor amigo, nos fuimos del Hospital.

Al llegar pude ver la casa, era más grande de lo que recordaba, tenía un jardín con flores japonesas en la entrada, sabía su significado, pero no podía evitar saber que eran muy bonitas.

Seguimos dentro del auto hasta que nos dejó en la puerta de la casa y baje con cuidado junto con mis pocas cosas.

—Josh aún sigue en la reunión, pero dijo que vendría en cuanto se libere.

—No se preocupe señora Fisher, lo entiendo, gracias por dejarme quedarme en su casa. —Agradecí, aunque sabía que no quería estar en su casa, pero ella sonrió y me dejó entrar.

Mi Hanahaki-A.V(pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora