Capítulo 28.

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• 𝓝𝓮𝓪 •

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• 𝓝𝓮𝓪 •

Apenas tenemos la oportunidad, Caroline y yo nos acercamos la una a la otra resonando nuestros tacones y arrastrando ligeramente los vestidos que portamos. El de ella es la pieza que vimos aquel día en la tienda, y no entiendo de dónde ha salido o cómo, aunque el hecho de que Jared me haya pedido la información ahora tiene más sentido. Y que sea Travis quien la haya traído, muy seguramente, bajo amenazas o con sobornos, lo deja más claro. Y no estoy segura de si debería regañarlos o reírme de mi amiga.

Caroline echa su cabello negro suelto y acomodado en ondas perfectas y algo duras debido al spray fijador hacia atrás, y suelta un bufido mientras se estira para tomar una copa de champán. La miro divertida mientras empina la copa llevando todo el líquido dorado a su boca de un trago, toma una segunda y repite el acto antes de tomar aire y mirarme con profundo pesar y súplicas silenciosas para terminar con su sufrimiento.

—Te ves preciosa, Care.

Sacude la cabeza y la mano finalizando con mis intenciones de hacerla sentir mejor. Toma otra copa y esta vez bebe la mitad.

—No te atrevas. Me siento disfrazada como una Barbie o una de esas modelos de Victoria Secret.

—¿Y cómo es que terminaste aquí?—alzo una ceja mirándola incrédula— No es como que ese vestido y el maquillaje hayan aparecido por arte de magia. Y en verdad, luces fantástica.

Ella rueda los ojos—Caí muy bajo esta vez, Nea. Caí en la mentiras de un tipejo que está haciendo estragos en mi cabeza—murmura con la mirada perdida en algún lugar mientras se sujeta a la mesa. Sus mejillas ya están sonrojadas y parece comenzar a tambalearse, lo que asumo es por la rapidez con la que bebió la champaña—. Lo detesto por hacerme sentir que lo necesito, no en un sentido obsesivo o de poco amor propio, claro. Pero es que no puedo dejar de pensar en el y su estúpida sonrisa blanca.

—Estamos hablando de Travis, ¿verdad?

Ella se relame los labios y suelta una especie de quejido cuando sus ojos se topan con la existencia de Travis. Está de pie junto a Jared, portando un traje tan elegante como el de su primo, hecho a medida, de color blanco y que se ajusta perfectamente a su enorme y musculoso cuerpo. Luce aún más guapo de lo que es normalmente, y realmente entiendo porque es que mi amiga ahora está embriagada por el, o al menos, está comenzando. Tiene ese efecto que también posee Jared.

Mierda, la entiendo demasiado.

—Ese maldito mujeriego de increíbles ojos y cuerpo sensual me está jodiendo. Y para mi maldita suerte no es literalmente—suelta un taconazo antes de beber el resto de la copa que había tomado. Sacude la cabeza devolviendo su mirada a mi—. No quiero que me afecte, Nea, pero de alguna manera se abre paso en mi con sus chistes tontos y sus coqueteos. Mírame, estoy aquí con un absurdo vestido y la cara tiesa, porque me hizo creer que me llevaría a una cita romántica.

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