Capítulo 11.

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• 𝓝𝓮𝓪 •

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• 𝓝𝓮𝓪 •

Vuelvo a reír mientras veo a Care enrojecer más con cada segundo que pasa y con las gemelas que no la dejan en paz. Ambas se están tomando de las manos mientras chillan alrededor de Care evitando que huya de ellas, lo que tiene a la pelinegra a punto de explotar y muy seguramente, golpearles los pechos. No la han dejado tranquila desde que Solange nos pidió una noche de chicas este fin de semana, ya saben, cócteles, música y hombres desconocidos para pasar un buen rato o una noche loca.

Por supuesto, Care no dudó en mandarlas por un tubo.

Ella prefiere quedarse en casa, viendo alguna película o serie, o escuchando sus favoritas de rock a todo volumen en su habitación mientras dibuja a grafito. Odia los lugares con demasiada gente, casi no bebe alcohol y según ella, un tronco torcido tiene mucho más ritmo que lo que ella puede tener en un sólo meñique. Por lo que ir de fiesta, a bares y clubs, o siquiera la idea de coquetear con algún extraño que bien podría ser un homicida, no está en sus planes nunca.

Pero teniendo a ambas gemelas encima suyo, chillando, gritoneando, suplicando y hasta amenazando con no dejarla ir, termina cediendo a la idea.

—¡Al fin! La verdad creí que resistirías más—se burla Diana tomando de su batido verde vómito una vez que ha tomado su asiento otra vez. Care le dedica la peor de sus miradas asesinas antes de continuar comiendo su hamburguesa.

—Ahora sólo queda decidir qué usaremos—canturrea su hermana antes de tomar su teléfono. Suelto una risa cuando la pelinegra se atraganta con el bocado, golpeo suavemente su espalda intentando ayudarla.

—¿Creíste que todo acabaría con aceptar la idea?—murmuro hacia ella con un deje burlón, mientras las gemelas parlotean sobre el mejor outfit que podemos llevar a su club favorito.

—Recuérdame porque rayos somos sus amigas—suelto otra risa ante su gesto exasperado y sumamente preocupado.

Sabemos bien que esas chicas son capaces de disfrazarnos hasta de las hermanas Kardashian, especialmente con los enormes armarios en sus habitaciones con prendas de marcas lujosas, de todos colores y formas. Por lo que la tortura para Care no hace mas que aumentar, pero también sabemos que aún siendo tan dramáticas, enérgicas y chillonas, son realmente buenas amigas, divertidas, consideradas y leales. Todo lo contrario a lo que sus exteriores gritan.

—Porque a pesar de su obsesión con la moda, son geniales amigas, muy leales y las queremos así como son—le recuerdo a lo que ella me mira como esperando alguna mejor razón—. Y porque nos gusta mucho la piscina en su casa.

—Cierto—asiente antes de hacer una mueca—. No, definitivamente esa piscina no vale tanto la pena—añade pensativa cuando las escucha considerar la idea de usar lentejuelas y tacones de 17 centímetros.

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