Capítulo 7: Pero...

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(Díganme si el tema no coincide con la historia)💔

Habían pasado 6 meses, y en ese tiempo habían sucedió muchas cosas.
La relación de Bill y Andy se iba fortaleciendo cada día más, a pesar de la distancia entre ambos, debido a las giras de los Tokios y los viajes de promoción de la banda de Andy; pero jamás perdieron el contacto, mensajes y video llamadas iban y venían.

La relación de Bill y Tom fue mejorando, ya no había tensión. Era lo mejor para la banda, para Bill... y para éste último. Entendió que lo que sucedió con su hermano fue cosa del momento, algo pasajero de dos jóvenes alocados que querían experimentar, nada más; o trataba de convencerse a sí mismo de eso.

Al enterarse el pelinegro y ojiazul que sus semanas de vacaciones coincidían, decidieron reunirse a cenar para ponerse al corriente.
A medida que se acercaba la hora del encuentro, Bill comenzó a ponerse nervioso, no entendía porque, sólo no podía evitarlo.
Andy llegó al horario acordado y se dirigieron a su destino.
Luego de haber recorrido unos pocos km, llegaron a una bella colina, desde la cual se podían apreciar todas las luces de la ciudad. Bajaron del auto, el de ojos claros tomó al pelinegro de la mano y lo llevó hacia un lugar dónde tenía todo preparado. Iba a ser una noche especial.
En un espacio del lugar había un bonito árbol, estaba decorado con guirnaldas de luces y algunos faroles de estilo moderno colgando de ciertas ramas.
Al pie de éste se hayaba una manta, con unos cogines suaves y una bonita canasta de picnic. ( todo lo organizó con la ayuda de uno de sus amigos)
Bill no podía creer lo que sus ojos veían, había quedado maravillado.

Disfrutaron de la cena, del delicioso vino, charlando de todo un poco.
Al finalizar, Andy tomó valor y habló (había esperado mucho tiempo por esto)

- Bill...tú me gustas mucho y si no me equivoco es mutuo.

- No, no te equivocas.

- Bill...quieres ser mi novio? Mientras hacia la pregúnta el de ojos claros se ruborizaba por completo.

- Andy yo...me siento muy alagado.
En ese momento se generó un silencio abrumador, que puso nervioso al chico. Y luego de unos segundos...
- Claro que quiero!!! Pensé que nunca me lo ibas a pedir.

Ambos sonrieron y Bill se abalanzó hacia su novio abrazándolo y sellando la propuesta con un buen beso.
Éste era dulce, tierno, con tintes de unos apasionados; y sus caricias eran delicadas con un tono de picardia.
Era todo lo que Bill siempre había soñado; el contacto de sus labios y su piel eran perfectos, pero...

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En esos meses transcurridos, siguieron los conciertos, entrevistas y galas de entregas de premios.
Entre tantas actividades, Tom había conocido a una bella periodista deportiva en los pasillos de una emisora radial, Emma Becker, era una rubia de ojos color cafe con unas curvas muy pronunciadas, era preciosa, justo lo que el médico le había recetado para su depresión.
Todo comenzó con una bella amistad, compartían la pasión por los deportes, sobre todo por el fútbol; iban juntos a la cancha y disfrutaban de los partidos del Bayern de Múnich, del cual eran inchas.
Los desayuno, las cenas y cafés eran frecuentes; a Tom le gustaba mucho Emma, así que tomó el primer paso y le propuso que su relación abanzara y se convertiera en algo formal, serio, la rubia aceptó encantada.
Ya eran novios, se podría decir.
Así como era pasionada en su profesión, lo eran también sus besos y caricias, sus labios eran exquisitos, delicados y deliciosos, pero...

Los hermanos habían decidido sus destinos,estaban seguros que habían tomado la decisión correcta para su estabilidad emocional.
O al menos uno de ellos lo estaba.

Cuando hicieron la presentación oficial de sus parejas,ambos no pudieron evitar sentir una pequeña punzada en el pecho, aunque sabían que este momento llegaría tarde o temprano.

Una noche decidieron ir a cenar juntos en plan de cita doble.
La comida transcurrió de manera amable, amena, sin sobresaltos ni tensiones, lo estaban pasando realmente bien. Salvo por las miradas que muy disimuladamente se dedicaban los gemelos.
En un momento Bill se dirigió al baño, cuando ya se disponía a volver a la mesa junto a sus acompañantes, se topó con Tom en la puerta, sus alientos se rozaron, sus ojos se fijaron en los del otro,el gemelo mayor no pudo resistirse y acercó su mano a la de su hermano y la acarició, pero éste al sentirlo, corrió la suya y salió del lugar sin más, el castaño solo suspiró y agachó su cabeza sintiendo una espina atravesando su garganta por el rechazo recibido.
Bill prácticamente salió huyendo, tenía que escapar de sus sentimientos, pero la piel erizada y el corazón a mil no lo abandonaban, podía correr, pero no esconderse de ellos.
Emma y Andy eran los complementos perfectos para los hermanos, todo lo que buscaban, lo que necesitaban para sanar, eran dulces, tiernos y apasionados; con ellos no debían esconder su noviazgo, podían vivir y disfrutarlo plenamente,sin miedo al qué dirán y a los prejuicios.
Ellos eran luz en la oscuridad y sus besos sabían a libertad.
Pero...
Pero la rubia no era Bill y el de ojitos azules no era Tom.




Amor escandaloso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora