Desde 1993 🎨 yoonseok.

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Febrero, 2000

Hoy la agencia espacial de Estados Unidos consigue colocar la nave espacial Near en la órbita del asteroide Eros. Un éxito rotundo. Sin embargo, su día especial no lo es. Es su primer cumpleaños sin sus amigos del vecindario, por lo que el hecho de que el único invitado que tiene no se presente aún, tiene su estómago presionado y sus muslos tensos.

—¿Cuándo llegará? —pregunta Hoseok en un murmullo.

—No lo sé —le explica su madre con voz calma—. He estado llamándolo desde la mañana, pero no me contesta.

Se cruza de brazos. Su madre se ve igual de apenada que él, y lo está, aunque no posea la capacidad de notarlo. Suele verla llorar de forma constante, y algunas veces, la escucha hablar fuerte al teléfono con más fiereza que la última vez que su padre estuvo viviendo junto a ellos en casa. Desde entonces, prometió ir por él para sus cumpleaños y algunas navidades. Apenas es el segundo año separados y ya ha roto su promesa.

—¿Seguro que no contesta? —cuestiona con la voz cargada—. El año pasado, papi dijo que tú no querías que viniera por mí.

—Sí —suspira ella, ignorando el resto de sus palabras—. Estoy segura.

Jamás cambia su expresión, a menos que algo realmente malo suceda. Ella sabe que Hoseok sólo repite las cosas que su padre dice, es común desde que comenzó a hablar.

—Vuelve a llamarlo, por favor, mami.

—Lo haré.

Son llamadas constantes, una espera eterna que acaba recién el viernes. Su padre de Hoseok aparece en casa con una expresión extraña, un regalo enorme y una disculpa. Recibe su primer rompecabezas, y lo odia con toda su alma.

—¿Y esto para qué sirve? —cuestiona con clara decepción.

Su madre sonríe con burla. Su padre tensa la mandíbula.

—Ayudará a tu memoria y concentración —contesta ella pese a lo que estuviese pensando—. Sé agradecido.

—No sé qué es eso —ataca.

—Te hará bien —secunda su padre—. Haz caso a lo que tu madre dice.

—Sí, papi —dice a regañadientes.

Decide darle una oportunidad. Durante la tarde arman juntos su rompecabezas con temáticas de autos, y Hoseok comprende que el nombre que tiene es completamente cierto: se rompe la cabeza durante horas para intentar acabarlo y le resulta casi imposible hacerlo sin ayuda. Sin embargo, resulta una actividad genial para pasar el tiempo muerto en silencio que se forma en casa. Sonríe viendo a sus padres junto a él, todo resulta en una tarde extrañamente familiar. Su padre incluso se queda para la cena y Hoseok lo escucha marcharse tarde por la madrugada, después de que su madre lo lleva a dormir, en la cual despierta para ir al baño. Duerme con la ilusión de que regresará al día siguiente, pero eso no sucede.