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Diciembre, 2011

La graduación de Yoongi tardó una semana más, porque las escuelas privadas ponen sus propias reglas y decidieron realizar la ceremonia justo antes de que inicien las vacaciones festivas. No tuvo oportunidad de felicitar a su novio para entonces, por lo que Hoseok decide tomar un descanso y llevar sus pies a casa de Yoongi, aprovechando que la camioneta verde no ha aparecido desde la mañana.

No ha querido explicarle acerca de la discusión que tuvo con Jimin, porque deseaba que sus últimos días en la escuela él sí pudiese disfrutarlos. Cada vez que se lo preguntó, durante los últimos viernes, optó sólo por decir «estaremos bien, no te preocupes». Realmente no está seguro de si deberían preocuparse por él. Jimin es un idiota, pero no cree que lo suficiente para intentar causar daño con lo que sabe.

—Hoseok —saluda Jiyu, y con sólo ver su expresión, sabe que Yoongi está en problemas—. Lo lamento...

—¿Qué sucede? —suspira—. ¿Está bien?

Jiyu, a diferencia de lo esperado, le permite pasar. Haru se encuentra viendo televisión en la sala, algo inusual. La casa huele entre agrio y limpio, más a limpio, pero la nariz de Hoseok nunca se equivoca.

—Lleva todo el día durmiendo —comenta Jiyu—. Ha llegado esta madrugada, envuelto en vómito... ya sabrás, se carga una resaca que no puede con ella.

—¿Cómo?

—Kim Taehyung —canturrea Haru.

Las orejas de Hoseok automáticamente arden de enfado.

—Ese chico —suspira Jiyu—. No sé cómo explicarle a Yoongi que no es una buena influencia para él, pero no me escucha. Jamás llegó así de borracho antes, menos vomitando casi a cada paso que daba... estuvimos al borde de llevarlo a urgencias para que lo desintoxicaran. —Haru ríe, pero cambia su expresión cuando ambos la miran desconcertados—. Últimamente, cada viernes, cuando tú te vas, Yoongi se escapa y llega por la madrugada hediento a licor, a veces lo escucho vomitar, pero ahora se ha pasado. Padre y madre no están y salieron sin percatarse de su ausencia... pero cuando lleguen...

—No les cuentes —pide Hoseok, temeroso de que lo alejen de él otra vez—. Por favor, se pondrá bien.

—Yo lo haré —asegura Haru—. Lo siento, chico, pero Yoongi es un idiota total, debe pagar por lo que hace. No es justo.

—Por favor...

—Lo siento, Hoseok. No podemos mentirles. Imagina si Yoongi estuviese en una cama de urgencias de un hospital ahora mismo.

Jiyu acaricia su mejilla. De repente, se siente más furioso que preocupado, y pide permiso concedido para subir corriendo a buscar a Yoongi, sin importarle nada más que regañarlo hasta el cansancio. No lo encuentra en su habitación, así que espera a que llegue, pues escucha como suena el caer del agua de la ducha. Al menos, está vivo y con ganas de continuar. Lo nota sorprendido, cuando ingresa a la habitación y lo encuentra sentado sobre la cama, pero sabe que disimula su expresión, cuando sonríe para él y cierra la puerta poniendo el seguro.

—Hola, Ángel. —Ya está frente a él, tomando sus mejillas para unir sus labios. Hoseok se lo permite, porque huele a limpio completamente, su boca a menta fresca—. ¿Qué te trae por acá? ¿Me extrañabas?

—Sí —murmura sin más—. ¿Qué haces duchándote tan tarde?

—Me desperté tarde.

—Así veo...

—Jiyu ya te ha contado... la escuché de camino a la ducha —confiesa Yoongi. Hoseok se siente mejor, odia tener que sacarle mentiras por verdades—. Pero estoy bien, Ángel, no te preocupes. Tenía que celebrar mi graduación, ¿no?

Desde 1993 🎨 yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora