🎨 : ❝ Si hablamos de amor, significa al sueño de un niño asustado en la ignorancia y unos brazos tibios de verdad. Donde se crea un nido de tormentas y el azul del cielo se pinta sobre el lienzo, porque las nubes no sólo viven en su interior.
Min Y...
Tras la inesperada aparición de su madre en la escuela, dos semanas atrás, Hoseok ha sido suspendido una semana y ha quedado con su matrícula en estado condicional.
—Si vuelves a meterte en problemas de ese tamaño, van a expulsarte de la escuela —le explicó su madre—. Promete que no harás más lío, y que me dirás todo lo que te pasa en la escuela, por favor.
Fue una gran promesa, la sellaron con sus meñiques, y entendió que iba completamente en serio cuando su madre lo abrazó fuerte, con lágrimas surcando sus ojos. Entendió la promesa, sin embargo, no entendió a qué se refería con problemas de «ese tamaño».
Hoy es domingo, los Min siempre desaparecen los domingos, él siempre ve la camioneta verde saliendo muy temprano y regresando durante la tarde, pero no le permiten jugar con Yoongi esos días. Los domingos son sagrados para los Min, al menos, eso le dijo su madre en una ocasión. Aunque tampoco es que hoy pueda jugar con él, pues ha venido a casa de su padre para pasar el día junto a él.
—Tu madre me ha contado sobre tus problemas en la escuela.
—Sólo me defiendo de ellos como tú me enseñaste —contesta a la defensiva.
Mirar por la ventanilla siempre es su forma de escapar de todo. En este momento, reconociendo su vecindario, finge que los árboles son lo más interesante que existe.
—¿Le has dicho eso a tu madre?
—No. Es un secreto.
—Bien —suspira su padre con una pequeña sonrisa en su rostro que Hoseok no ve—. Pero necesito que me prometas algo hoy. —Él asiente, aunque su padre no puede voltear a verlo—. Tendrás que seguir guardando ese secreto, pero ya no quiero que lo hagas más.
—Pero... papi, ellos me molestan, me hacen enojar.
—Lo sé, pero ya no lo hagas. Deja de meterte en problemas o saldrás muy mal de esto, Hoseok.
—¡Pero molestan a Yoongi también! No voy a permitir eso.
Su padre guarda silencio con la mandíbula tensa, y tras unos minutos, cuando se detiene en la puerta de su casa, lo mira con severidad.
—Ya no quiero que te juntes con ese niño.
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