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Octubre, 2001

El segundo cumpleaños que Hoseok pasa junto a Yoongi, es el del mismo Yoongi. Su madre lo deja en casa de los Min el mismo día en que Japón lanza a la venta la nueva Nintendo GameCube. Son las ocho de la mañana, y como nadie puede cuidar de él hoy, no le ha dejado más opción a su madre.

—Lamento el atrevimiento, pero en sentidos prácticos es lo único que se me ha ocurrido. No puedo quedarme con él, tengo turno en el hospital hasta las doce —se disculpa con la señora Min—. Agradecería si pudiera cuidar de él hasta que su padre venga después del trabajo, o cuando la fiesta acabe, en caso de acabar más tarde.

—Por supuesto, señora Jung. No habrá problema. Hoseok es un buen niño. —Su madre suspira con expresión menos tensa—. Sólo que... si piensan venir por él después de las nueve, me temo que será mejor que lo lleven mañana. En esta casa tenemos ciertas reglas y... nadie está en pie después de las diez.

La señora Min es una mujer particular. Tiene una personalidad pasiva, donde su mayor característica es la amabilidad, pero su tono de voz es denso para los oídos. Si ella da una orden, probablemente todo el mundo se detenga a obedecerla. Es una mujer baja, muy delgada y siempre lleva faldas largas acampanadas y el cabello trenzado hasta la cintura. Yoongi no se parece a ella en absoluto. Aunque Hoseok sólo puede enfocarse en el fuerte aroma a vainilla que emana cada vez que la ve.

Ella le sonríe y se inclina para tocarle la cabeza.

—Pequeño Hoseok, Yoongi está arriba poniéndose bonito para esta tarde. Ve a ayudarlo, si gustas.

—¿Puedo, mami? —Gira a verla.

—Ve, cariño. —Acaricia su mejilla—. Sé bueno, amable y obediente. Te amo.

—Yo también te amo.

Corre hacia las escaleras, y a medio camino se topa con la hermana mayor llamada Jiyu, quien le acaricia el cabello y le indica que Yoongi se encuentra a medio pasillo, mirando hacia él.

—Hola, Yoongi.

—Hola, Ángel —murmura—. ¿Por qué has llegado tan pronto?

—Mami tiene que trabajar para comer. Ya sabes.

—Cierto.

La expresión de Yoongi no luce igual, y su tono de voz ha cambiado a diferencia de la última ocasión en que lo vio. Así que no tiene más opción que preguntar.

—¿Estás bien?

Yoongi niega.

—No quiero ponerme lo que madre dejó para mí. Está muy feo. Haru se ha burlado de mí toda la mañana.

—No le hagas caso a ella.

—No puedo. Ella me hace daño.

—Pero... —«Es una boba», quiere decir. Sin embargo, añade—: No debe estar tan mal.

Sí lo está. Hoseok se lo deja saber a Yoongi con una enorme carcajada, en consecuencia, debe escapar de una camiseta volando hacia su cabeza y acaba disculpándose.

—Oh, pero, Yoongi, no llores.

Automáticamente se acerca con sus manos extendidas hacia las mejillas de su vecino-amigo para limpiárselas. Su vientre se ha presionado y siente la enorme necesidad de aferrarlo entre sus brazos y cuidarlo hasta que olvide su burla y lo disculpe por hacerle daño. Es el peor. Ha hecho llorar a su nuevo amigo el día de su cumpleaños.

—Bobo —murmura Yoongi.

Y se aleja de él, segundos antes de que grosera-Haru pase por fuera de la habitación.

—Oh, tan temprano —dice—. Hola, Hoseok. ¿Aún no te aburres de Yoongi?

—No —sentencia—. Es mi amigo.

—Qué bueno.

Quiere responder y decirle que es una tonta por pensar eso, pero se abstiene cuando la señora Min aparece en escena y le pide a Yoongi que vaya a ducharse.

Pasan una mañana agradable, Hoseok ha traído sus rompecabezas para jugar hasta el inicio de la celebración. Durante la tarde, se lleva una gran sorpresa cuando, a diferencia de él, Yoongi lleva a muchas personas a casa. Conoce a primos, tíos, vecinos y conocidos de la iglesia que dejó en su antiguo vecindario. La casa Min se llena de personas, comida y demasiados regalos. Hoseok está impresionado.

—No sabía que tenías tantos amigos.

Ambos se encuentran observando a las personas en la sala, desde la barandilla a mitad del pasillo del segundo piso. Ya han saludado a todas las personas que han podido. Yoongi luce agotado, y apenas han pasado dos horas.

—No son mis amigos —masculla Yoongi—. Madre los invita por mí. —Lo mira—. Tú sí eres mi amigo.

—¿Soy tu amigo?

Yoongi asiente, afirmando sus palabras con un sonido de su garganta.

—Y no quiero más amigos desde que te conocí.

—¿Soy tu amigo desde que nos conocemos?

—Tal vez no tan-tan pronto, pero sí.

Hoseok sonríe.

—Tú también eres mi amigo.

Los ojos de Yoongi se iluminan, y contagia a los suyos debido a su sonrisa. 

 

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Desde 1993 🎨 yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora