10. (1/2) Fiona al pozo...

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Sigue narrando Fiona Frost

Ahí me encontraba le había dado un fuerte golpe a Demian, debía de Matarlo, había tentado por mi vida, y luego talvez Yor moriría en un accidente o algo, la verdad no me importa si mataba a Franklin.

En tanto a Anya, bueno si no se interpone en mi felicidad con Loid podría soportarla.

—Hola Anya, mira que grande estás.

—Hola Tía Fiona, pero que hiciste porque atacaste a Demian —expreso la pelirrosa.

—Bueno sobrina, es un ajusté de cuentas deja que tía Fiona se encargue —saque mi revolver, pero Anya se acercó y se puso al frente de mí.

—¡¡Nooo!! Fiona, por favor no.

Anya empieza a cansarme y recién la estaba volviendo a ver, después de tanto tiempo.

—El casi me mata, contrató a una asesina para hacerlo.

—Lose, pero era por impulso por lo que paso con su padre.

—A qué te refieres —finji ignorancia.

Obviamente era obvio que Demian buscaría venganza, pero eso no podía dejarlo pasar, se volvería a vengar, tendría que acabarlo ahora, pero Anya, ¿Porque lo defendía? Tal vez sea por qué fueron amigos en la primaria, no lo sé la verdad, pero ella debía entender.

—Entiende Anya, ese muchacho intentó matar a tu padre pero falló, si lo dejo ir volvería a hacerlo.

Demian me miraba con temor, pues dudo que ese niño rico haya estado tan cerca de la muerte, muy pronto todo acabaría.

—Saluda a tu padre —quite el seguro, seguía apuntando a su cien.

Jale el gatillo.

Pero la bala se desvío, porque Anya me empujó.

—¡¡Estúpida mocosa!! —le di una cachetada.

Mientras Demian escapaba, y se subió al segundo piso, como si se tratara de una gacela y yo fuera el cazador.

Corrí detrás de el, pero obviamente el conocía mas la cabaña que yo.

—¡¡Ti nooo!! —volvio Anya—, no lo mate.

—Ya no te metas niña —la aparté, pero volví a forcejear conmigo.

Quería darle otro golpe pero, de la oscuridad Demian salió y agarró mi arma, forcejeamos pero mi fuerza gano y le di una patada en el abdomen, botándola al otro extremo del pasillo.

Y di otra patada a Anya, definitivamente debería de matarla, ya me habría comprometido bastante.

—Niña estúpida no hagas que te maté a ti también —apunte al pecho de Anya.

—¡¡No!! —grito Demian—, apúntame a mi, no a ella, yo fuí quien la envío a matarte.

—Obvio que te mataré —apunte de nuevo a Demian.

Anya me pateó en la espinilla del pie, haciendo que bote el revolver, y ahí el tramposo de Demian aprovechó a taclearme.

Rompí la puerta de la terraza con mi espalda, vaya que ese chico taclea fuerte, no me había dado cuenta que estaba empezando a amanecer, pero seguía la oscuridad y ahí vi a Demian y Anya, unidos contra mí.

—Así quieren mocosos, bien se los haré más fácil —guarde mi arma y puse mis puños en alto, disfrutaría darles una paliza.

Al niño que casi me mata y a la niña que se interponía entre mi felicidad con Loid.

Obviamente el primer punto me lo llevo yo, ambos puñetes fueron directo en las caras de los dos chicos, y di otra patada a Demian,

¿Qué les hacía cree que podrían contra mí?

—Vamos chicos, sé que pueden darme más pelea.

Pero Anya me dio un golpe en la cara, que se sentía como: si me golpearan con una esponja.

Definitivamente la fuerza no era el fuerte de Anya.

—Intentarlo otra vez, quizás no me duele menos jajaj —me mofe de la pobre de Anya.

Pero del otro lado apareció Demian y no me golpeó con sus puñetes o patadas, sinos con un bate de béisbol, deduzco que lo encontró por ahí, pero ese golpe Hizo que me apoyará en la baranda muy cerca del borde, estaba a centímetros de caerme, seguramente serían varios huesos rotos, o probablemente no porque soy muy fuerte.

—Los mataré a ambos —desfundé mi revolver, y apunté primera a Anya.

Pero mala suerte la mía, que me empujaron con tanta fuerza, que se rompió el barandal, y caí.

No podía creer que unos niños me habían ganado, tantos años tantas vidas tomadas por el bien de mi país, y me derrotaban unos niños, pero no podía dejar que nadie lo sepa, me recuperaría y los mataría de una vez por todas.

¡¡Lo juró!!

Caí sobre la mesa del jardín, creó que era de madera, la verdad no recuerdo también como era, pero fue mi desdicha no calcular que aquella mesa era muy antigua y se rompió en pedazos filosos, muy filosos, que perforaron mis costillas y mi riñón y finalmente mi pulmón.

No solo tosía sangre, sinos sentía como mis sistemas se ahogaban de sangre, no podía creer que había muerto dos veces en menos de 1 semana.

No podré cumplir aquella promesa que me hice a mi misma hace 2 minutos.

Santo cielo ¡¡Ahí te voy San Pedro!!

Mi nombre es Fiona y morí en una fecha de un año, mientras me desangraba.

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