VI

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6

Me encontraba llorando en la habitación donde desperté el primer día. El idiota que me tiene aquí después de hacerme todo lo que me hizo solo me acurrucó en sus brazos y me trajo de vuelta a la habitación.

Yo no me opuse, estaba y estoy tan adolorida que ni siquiera planeo hacer algo ahora. Solo lloro y lloro.

Estaba apoyada sobre el respaldo de la cama en posición fetal, con la cara hinchada y mojada. No me he fijado, pero creo que algunas heridas están sangrando.

El desconocido estaba también en la habitación, sentado en un sofá leyendo un libro, de lo más tranquilo como si no me hubiera hecho nada.

De vez en cuando levantaba sus ojos para verme y podía notar como sonreía, como si se imaginase cosas o como si le gustara verme así, débil.

Intente cambiar de posición para dejar de verlo pero todo dolía y solo pude mover las piernas.

De repente él se levantó de su asiento, guardo aquel libro en un estante y se dirigió hacia mi.

- Mi amor, ven. Vamos a darte un baño.



Él

Me emocionaba de cierta forma bañarla, tal vez hasta me bañe con ella.

Podría lavarle el cabello, pasar el jabón por su cuerpo, darle unos cuantos besos... Mi cuerpo enloquecía con tan solo pensarla así, desnuda totalmente devota a mí.

Ella me encanta en todos los aspectos.

- Contéstame, preciosa.

- Yo puedo bañarme sola.

- No empieces, Eloísa. ¿Qué hemos hablado, Mm?

Ella se quedó callada y miró hacía el suelo.

- De que me harías caso. ¿Verdad? -- Dije.

Ella asintió y solo intentó sentarse.

- Si me haces caso, todo será más fácil y no tendré que matar a nadie.

Su mirada se perturbó un poco pero la mirada triste permanecía. En verdad me gustaba verla así, pero también me encantaba cuando sonreía, ase reía y le brillaban los hermosos ojos.

Espero poder recuperarla antes de que sea tarde, es solo que ella me hace enojar tanto que no puedo controlar mi ira.

- Pero, por favor. No hace falta que me bañes tú, te prometo que no haré nada malo y te haré caso en todo lo demás, pero dame espacio aunque sea.

Sé que puedo confiar en ella, no es ninguna tonta y sabe que no le conviene hacer estupideces que terminarán mal.

Aunque me muero por bañarla, también quiero que esté tranquila y al menos me mire como lo hacía antes.

- Por favor. -- Volvió a insistir.

- Esta bien, solo por esta vez. Quiero verte bien.

- Si, gracias de verdad.

- No hay de qué, princesa.

Pero me encargaré de ensuciarte rápido así no tengo que esperar mucho.



Eloísa

Me levanté de la cama ni bien él me dijo que si. Con un poco de dolor me dirigí al ya conocido baño.

Cerré la puerta y ni me atreví a mirarme al espejo, tal vez esté unos días sin hacerlo hasta que se curen porque verme llena de moretones y chupones no es nada lindo.

ObsesionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora