XXVIII

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Mi mente se paralizó, tenía miedo de abrir el ventanal y salir. Me da mucho pienso pensar en escapar, las cosas que él me haría si me encontrara... mi cabeza es un lío.

Nada me garantiza salir con vida de aquí, y si el tiene a mi hermana secuestrada perfectamente podría hacerle algo como castigo hacia mi por escapar.

Tragué saliva al pensar lo último, tengo los nervios de punta.

Después de unos segundos de pensar, decidida a irme y observar detalladamente mi posible escape, al momento de querer abrir el ventanal la puerta de entrada se escuchó, la de la entrada. Alexander.

Mierda.

Me alejé del ventanal y me senté en el sofá inmediatamente, así parezca que no estaba haciendo nada "sospechoso".

Escuché sus pasos por el gran pasillo detrás de mí hasta que sentí esa fuerte mirada clavada en mí.

- Mi amor, te he extrañado. -- dijo mientras se sentaba a mi lado ignorando cualquier distancia.

Solo asentí ya que no tenía nada que responder a eso. Él tenso su mandíbula ante mi indiferencia y se acercó más para besarme.

- Te amo. -- dijo.

Solo lo miré e intente calmar mi respiración. Sentía que tenía escrito en la frente en negritas "me estaba intentando escapar hasta que apareciste"

Me miró raro y habló.

- Tranquila, mi amor. No tengo planeado hacerte algo.

Tragué saliva nuevamente y respiré hondo, el comenzó a reírse ocasionando un susto en mí.

- No te haré nada, preciosa. ¿Por qué estás tan asustada?

No dije nada y un silencio se hizo presente, su risa siguió.

- ¿Acaso estabas haciendo algo que no debías?

- No... no.

Su mirada cambió y su sonrisa tembló un poco, creo que sospecha algo, es muy obvio mi nerviosismo. Aunque siempre fui buena mintiendo, con su presencia me pongo muy nerviosa.

Se acomodó pacíficamente en su lado del sofá y pareció prepararse para decir algo.

- ¿Entonces por qué está el picaporte del ventanal hacia abajo?

- Quería tomar aire fresco pero...

- ¿Pero...? -- rompió la distancia y me intimidó con su tamaño.

- Quería esperarte para pedir permiso, tal vez te molestaba que saliera...

Su cara cambió por completo, estaba por enojarse y con mi respuesta pareció ponerse de buen humor. Comenzó a asentir con la cabeza.

- Muy bien, parece que vas aprendiendo. -- me acarició la cabeza.

Me acomodé en mi asiento intentando parecer tranquila pero solo quería alejarme de su tacto.

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