XXVII

3.3K 241 119
                                    

27

Sentada, apoyando mi espalda en la puerta, comencé a temblar. Nada estaba bien, es un bipolar y no puede controlarse con nada, parece poseído.

Me quedé unos segundos descansando en la puerta, ni loca pienso salir, vaya a saber con qué otra cosa me saldrá.

Intenté reunir fuerzas para salir, pero antes quise mirar por el pestillo. Él seguía en la habitación, sentado en la cama leyendo un libro como si nada.

Qué raro que no haya venido a preguntarme porqué me estoy demorando como todas las otras veces, se ve que al parecer quiere que le tome confianza, cosa que no haré.





Después de echarme un poco de agua en la cara, salí del baño y me lo encontré justo afuera de la puerta.

Dios, ya es como la décima vez que esto pasa, vive atrás mío.

- Perdón, estaba por tocar la puerta.

No le dije nada y caminé hasta la cama pensando en qué hacer, mis únicas opciones son literalmente dormir, comer, leer y dormir. Hablar con él y ver qué tanta compatibilidad tenemos no me atrae en lo absoluto.

Observé la idea de acostarme en la cama a hacer nada muy tentadora. A decir verdad me da un poco de miedo perder todas las ganas de trabajar o de hacer algo con mi vida por estar de mantenida aquí. Considero que hay cosas implacables incapaces de dejar a la deriva tales como el estudio y la educación, el poder de tener tu propio control sobre tu dinero y tu vida.

Lo correcto es nutrirse uno mismo y no caer en la ignorancia y vagancia. Lamentablemente por el momento solo tengo a un loco y una cama, no escapatoria.

Al momento que quise meter un pie a la cama, Alexander se encontró inesperadamente detrás de mí y comenzó a tocarme.

Su tacto intentaba ser suave pero cuando di vuelta mi cabeza e hicimos contacto visual pude notar el desespero en su mirada.

- Te amo.

Asentí sin tener ganas de una conversación e intenté volver a la cama.

- ¿Por qué no me hablas, Eloísa? -- tomó mi brazo con agresividad atrayéndome hacia el.

- No tengo nada para decirte. Perdón...

Intento mandarlo a la mierda pero aquí me tiene pidiéndole perdón por todo, me hace sentir tan sumisa, lo odio.

- Quiero que hagamos algo juntos.

Tragué saliva y me di la vuelta por completo para estar frente a él.

Lo miré cansada esperando que continúe hablando.

- Tenemos la casa sola y estaba pensando que podíamos...

- No quiero hacer nada sexual. -- lo interrumpí.

Se sorprendió y frunció levemente su ceño.

- Es descortés interrumpir a alguien mientras habla.

Miré hacia abajo y me cruce de brazos.

Levantó mi barbilla con su mano y continuó hablando.

- Quería que tengamos una merienda en el jardín, podemos dejar la parte sexual para más tarde.

Abrí los ojos con desespero al no captar el sarcasmo. Luego contesté con el mismo nivel.

- La merienda es suficiente. ¿Puedo acostarme ahora?

Me tomó firme del brazo y me atrajo hacia él antes de que logre irme. -- Pensaba hacerla ahora de hecho. -- dijo algo enojado y cansado de mis contestaciones.

ObsesionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora