VII

4.5K 239 71
                                    

7

Fui abriendo poco a poco los ojos, sintiéndome observada, expuesta, controlada, un poco de todo. No puedo describirlo por el sueño.

Incómoda.

Mientras mas consciente me volví de mi alrededor, me di cuenta de unas manos tocando mi cabello, mi cara, mi abdomen, casi todo. Pasando sus dedos por mi piel sin ningún permiso.

También daba delicados besos en mi frente.

Estaba muy somnolienta como para poder moverme, pero tampoco prefería hacerlo, no quiero que la persona que está haciendo esto se de cuenta que desperté.

- Sé que estás despierta.

- Que mal.

- ¿Despertaste de buen humor gracias a mis caricias?

Uy quisieras.

Iba a contestar y no de buena manera, decidí no hacerlo.

- No sé. -- Dije y me tapé la cara con la almohada esperando que entienda que no quiero conversar.

- No sabes como me duele verte triste, princesa.

Por supuesto, debe dolerte un montón.

- Te prometo que si me lo permites, te haré la mujer más feliz del universo. Te daré todo.

- ¿Mi libertad?

El agarre suave que yacía en mi brazo se convirtió en un agarre salvaje y cruel causándome dolor.

- Odio que hables de eso. ¿Cuándo entenderás que tú perteneces conmigo y punto?

- Mira, no quiero hacerte enojar, pero esto no está bien.

- Nada está bien. tú deberías amarme y estar igual de enamorada de mí como yo lo estoy contigo.

Cuando dijo eso sus ojos se cristalizaron. ¿Está por llorar?

- Hice de todo para tenerte y solo lo estoy empeorando más. -- Volvió a hablar.

Me quedé en silencio, atónita.

El hombre enojado y bruto que me había llenado de moretones el cuerpo ayer ya no existía. Ahora solo había un chico llorando suplicándome que lo amase de la misma manera.

- Desde la primera vez que te vi todo cambió, no fue solo una mirada, fue verte y explotar, saber que eras especial y que nunca podría encontrar algo igual o mejor. Quería que me miraras de la misma forma que mirabas a tus seres queridos, que me tocaras como tocabas a tu novio de ese entonces, que me besaras y tocaras con la misma intensidad. -- Dijo entre lagrimas.

No dije nada, seguí escuchándolo.

- Te quería cerca, más que cerca, pegada a mí. -- Hizo una pequeña pausa mientras más lagrimas recorrían sus ojos grises. -- Y sin embargo solo estoy logrando que me odies e intentes escapar.

Intenté balbucear algo pero la sorpresa me calló.

- Por favor. ¿Por qué no quieres quedarte? Soy capaz de darte todo, tengo dinero, tengo casas, tengo mucho amor para darte, puedo darte la vida de tus sueños en segundos. Elígeme.

Sus palabras me acuchillaban, él sonaba tan herido que por un momento sentí empatía y compasión.

Pero todo se fue en un segundo al recordar que él no tuvo ni un gramo de empatía conmigo mientras me golpeaba y mucho menos tuvo compasión con mis seres queridos o por mí cuando me secuestró.

Le importo, de una manera asquerosa y egoísta.

- No sé que decirte.

Sin decirme nada más. Se escondió en mi cuello y me rodeó con sus brazos.

ObsesionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora