2.1. Xiao 💙 [Xiao x Tn]

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Aún recuerdo cada vez que lo veía de pequeña.. Ahora que lo recuerdo, me da risa.

Xiao siempre estuvo cuidando los alrededores de la posada Wangshu, estaba la mayor parte del tiempo en la azotea.

Mamá me decía que era uno de los protectores de Liyue, y le tenía que brindar respeto.

Pero no era capaz de hacerlo. Cada vez que pasaba por la recepción, cosa que era un milagro, me quedaba mirándolo fijamente desde mi escondite.

Mi mente no paraba de pensar que era... Muy guapo. Y que quería casarme con el. Pero como era tímida, nunca fui capaz de decírselo.

Un día, no logré conciliar el sueño, así que sali de mi habitación a escondidas y subí a la terraza, me escondí detrás de una gran planta y lo observe durante toda la noche.

Desde aquel día, siempre hacia lo mismo. A escondidas iba a la terraza, me colocaba detrás de la planta y lo observaba hasta quedarme dormida.

Siempre tiraba miradas de reojos hacia mi, creía que miraba si venía alguien. Sin darme cuenta, el ya se había dado cuenta de que lo espiaba en secreto.

Pero no sé alejo. Se lo agradecí en silencio. Me agradaba mirarlo a escondidas y a él le daba muy igual lo que hiciera una niña.

Cuando cumpli los 16, me iba a confesar. Estaba lo suficientemente preparada mentalmente para confesarme a un adeptus. A Xiao, el cazador de demonios.

El mismo el cual veía todas las noches a escondidas desde que tengo memoria. Sin embargo, me acobarde. Aquella noche, me arregle y fui a la terraza para buscar al adeptus.

Cómo de costumbre, el estaba allí. Sin evitarlo me alegre y rápidamente me puse nerviosa para confesarle. Estaba lista.

Estaba más que lista, hasta que su voz me detuvo.

—Tonta mortal. Vete. ¡Lárgate!

El adeptus, en un movimiento doloroso y brusco empezó a sacudirse, agarrándose de la cabeza molesto. Estaba furioso.

En ese momento, el miedo me consumió y retrocedi. Me fui corriendo de allí.

Al día siguiente me había llegado una carta de Sumeru, de la academia. Me habían aceptado y estudiaría allá durante unos años. Creo que fue una de las mejores decisiones de mi vida.

Y ahora, tenía 22, han pasado 4 años desde que me fui. Ahora regresaba  a Liyue, mi ciudad natal.

El comercio era abundante en la ciudad, como siempre. Me preguntó si papá está tan ocupado en la posada. O si mi mamá aún sigue siendo la recepcionista.

Mamá me esperaba en la entrada a la ciudad, apenas la vi allí, con una sonrisa dulce en su rostro corri a sus brazos a abrazarla.

—Oh por lo siete, cuánto has crecido, Tn.

—Si viniste a buscarme.— Sonreí.

—Si, bueno, tu padre está muy ocupado en la posada, no pudo venir.

—Me lo imagine.— empezamos a caminar, de regreso a la posada.— ¿Cómo está el? ¿Cómo está Yanxiao?

—Oh, los dos están más que bien. Muy contentos por tu regreso que han preparado un banquete.

—¡Suena increíble!— Chille.— Y... ¿No hay nada que quieras contarme?

Esto último lo murmuré más para mí misma, pero llego a escucharme. Soltó una suave risita y miro hacia delante.

—Deberias de dejar de pensar en el amor, Señorita Tn Goldet.

—¡Mamá!— chille.— Solo... Tengo curiosidad. ¿Cómo está el?

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