1.8. Kinich 💚

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Había preparado la mesa, y Kinich se encargo de colocar los platos sobre ella. Ahau no tardó en regresar y se llevó la sorpresa de que estábamos preparando comida.

Tardó todo el rato hasta que llegaron los invitados en regañar a Kinich sobre lo ridículo que se veía haciendo esto y el tiempo que perdieron y hubieran aprovechado cazando saurios.

Kimin estaba feliz, Pero luego salió un rato a jugar con sus amigos los Saurios de la tribu.

Mualani y Kachina llegaron de primera y luego de un rato mis hermanas y Diluc.

La velada fue bastante relajante, a excepción de las quejas y gritos que tiraba Ahau cada cierto tiempo molesto. Para fortuna mia, descubrí que es irresistible a mi comida picante, y así logré callarlo un rato.

Mis hermanas estaban realmente relajadas y felices, sobre todo bárbara quien fue la que más disfruto esta travesía.

Después de comer un rato y traer el postre, me sentía preparada para dar la noticia mayor.

Me levanté de la mesa emocionada y llamé la atención del público, rápidamente el pelinegro a mi lado trato de escapar y lo jale del brazo para que se colocará a mi lado.

—Bueno, tengo algo que decirles.— Comencé.— Se que mi relación con Kinich desde un principio no fue... La mejor. Pero ahora hemos resolvido nuestro "conflictos" y llegamos a un acuerdo mutuo de que... ¡Seamos una pareja!

Mis hermanas se quedaron tiesas unos segundos para luego alegrarse por mi, aunque Bárbara se deprimió un poco sabiendo que no regresaría a Mondstadt durante un cierto tiempo. Pero tampoco tenía pensado regresar aún si no fuera el caso.

Mualani apenas lo escucho sin duda se alegro y salió corriendo a abrazarme. Para luego acercarse a Kinich y darle consejos y tips de todo tipo. Kachina me dió un fuerte abrazo el cuál recibí gustosa.

Jean y Diluc me felicitaron como dos padres protectores y sin duda me burle, si parecian una pareja recién casada (aún siendo simples prometidos)

Y asi, la velada había terminado. Mualani se ofreció en dejar a mis hermanas y Diluc en el hotel de la tribu de los manantiales para que mañana temprano puedan tomar el primer barco.

Así que está sería mi despedida.

—Hermana, sabes que..-

—Tranquila, voy a regresar. Lo prometo.— Sonreí.— Es que.. decidí venir de turista para sentirme un poco feliz desde que no tengo un propósito en casa. Aquí siento que lo tengo.

—Y por eso estoy feliz que tomes está decisión, Pero recuerda cuál es tu hogar y no olvides ir a visitarnos.— Sonrió Jean.

—Si, señora madre. No se preocupen, apenas pueda ir, prometo que iré. E iré con mis amigos así que esten preparados.

Bárbara me dió un fuerte abrazo de consuelo.

—Algunas veces me arrepiento que me hayan elegido a mi y no a ti en la catedral.— Confesó.— Pero si te veo así de feliz aquí en Natlan, sin duda estoy feliz que no te hayan elegido.

—Oh, bárbara.

—¡Eso sonó muy feo! ¡Disculpame! Pero es que.. se que querías ser monja de la catedral y no te aceptaron por mi. Pero creo que te ves mejor aquí que como una monja.

—Lo se, mi pequeña niña.— Le di otro abrazo.— Tu no te preocupes, regresa y canta para todo aquel que lo necesite.

Con una sonrisa asintió.

Diluc fue el más fácil de despedirse, pues simplemente fue un apretón de manos y un: "Hasta la próxima".

Kachina y Mualani se despidieron y se llevaron a los invitados. Suspiré cansada y mire al interior de mi casa temporal.

Allí estaba Kinich, arreglando la mesa y limpiandola. Sonreí y me fijé que en el mueble estaba Kimin durmiendo con Ahau en su panza.

Solté una carcajada y busque mi daguerrotipo para tomar una foto. Aproveche y tome varias, Kinich solamente me miraba.

—¿Que? Se ven realmente tiernos.

—Se enojara si se entenderá.

—Bueno, no se enterará. A no ser que tú le digas algo.

Soltó una suave sonrisa. Estaba preparándose y arreglando sus cosas.

—¿Que haces?

—Es hora de irme.

—¿Qué? No. Es tarde, ¿Por qué no te quedas un rato?

—No quisiera molestarte.

—No es ninguna molestia. Tenemos una relación, ¿Lo recuerdas?

Desvío la mirada, avergonzado.

—Ire a terminar el trabajo.

—Eso puedes hacerlo mañana.— Tome sus manos, acariciandolas entre las mías.— Ahora vamos a descansar juntos, ¿Si?

—Pero..

—Se que dije que estamos conociéndonos. Pero que durmamos juntos no significa que vayamos a saltarnos algún paso.— Solte una risita.— Kinich, no me veas como una extraña. Mírame con confianza, eso es el vínculo de la relación: Confianza y sentimientos.

Sus mejillas levemente se tornaron de color rosado, tomándolo con sorpresa.

—Ven, vamos a dormir juntos. Puedo prestarte algo de mi ropa.

Nos dirigimos a la habitación, busque en mi armario alguna ropa que le quedará y cuando me di la vuelta el ya se había quitado la camisa.

Solté un pequeño chillido, atrayendo su atención. Y luego me di cuenta de lo que veía.

Era una herida en su abdomen, la sangre estaba seca Pero aún así se veía bastante dolorosa.

Asustada fui al baño a buscar el botiquín, lo senté en la cama y empecé a curarlo.

—¿Por qué no me dijiste que estabas herido?

—No.. hacia falta.

—¡claro que hacía falta! ¿Que tal si era muy peligroso?

—Es solamente una herida. Si Ahau se enteraba..

—Lo se, lo iba a aprovechar para matarte.— Suspiré.— Pero yo no te quiero matar, yo te quiero vivo.

—No dices lo mismo cuando estás con el.

Solté una risita burlona.

—Es para que me crea y haga lo que le pido. Se llama manipulación y funciona muy bien con los niños.

Después de limpiar la herida y colocarle unas vendas limpias, lo ayude a acostarse en la cama.

Luego me fui a cambiar al baño con mi pijama y me fui a acostar a su lado. Ambos nos arropamos en las cobijas aún cuando la temperatura era alta.

—Buenas noches, Kinich.

—Buenas noches, Tn.

Me acerque levemente y plante un beso en sus labios, para luego acurrucarme en el teniendo cuidado de su herida.

—Puedes quedarte a dormir siempre que quieras.— Dije, cómoda entre sus brazos.— Eso no interfiere en nuestros planes. Incluso, ayuda en conocernos aún más en nuestras rutinas y vida diaria.

—Interesante.

—Puede que en las citas te quedes a dormir. Así no tienes que regresar tan tarde a casa.

Y así, me quedé dormida en sus brazos. Kinich apenas se movía y pensé que estaba incómodo, así que le pregunté y cuando lo ví, se había quedado profundamente dormido.

Incluso lo moví y le hable, Pero no despertaba. Al parecer el pobre estaba tan exhausto que apenas tocó la cama no despertó más.

Hasta el día siguiente, que se despertó casi al mediodía.

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