Uma siempre fue mi mejor amiga, desde chiquitas, desde antes de conocer a las otras chicas del grupo, desde antes de que dejáramos de hablar con Jojo y ella nos inculpara de hacerle bullyng. Todo lo pasamos juntas, ella es mi mejor amiga y daría todo por ella. Nunca voy a conocer a alguien igual a ella, ella siempre va a ser lo primero para mí porque siempre estuvo en mis momentos más difíciles, supo entender todos mis problemas y ayudarme a resolverlos. La amo con toda mi alma, y estar distanciadas me rompe en mil pedazos. Nunca habíamos dejado de hablar por tanto tiempo y esto me estaba matando.
Ese día, cuando nos enteramos del audio que Uma creó, busqué miles de formas de acercarme a ella, pero simplemente me evitaba. No sabía por qué y eso me preocupaba aún más, pero unos días después logré darme cuenta de que era porque se sentía avergonzada y no quería hablar con nadie aquel día. Entonces esperé hasta hoy, un día viernes, para poder hablar con ella. No me pareció la mejor decisión debido a que la conozco, y supuse que se iba a escapar de mí pero estaba tan segura de que lo iba a evitar que decidí hacerlo igualmente.
En la escuela, no me fue fácil esperar hasta el almuerzo para hablar con Uma, pero era lo único y lo más recomendable que podía hacer. Como ella estaba sentada con Owen y Lily, no me pude acercar, por lo que esperé a que sucediera algo sin ningún plan. Mis ojos se iluminaron cuando vi que Uma se levantó del comedor y se dirigió a la biblioteca. Hice lo mismo, sin contarle nada a Iris y Amelya. Les dije que iba a ir al baño y simplemente me fui.
Me encontré con una Uma completamente distinta. Estaba sentada en un sillón sin hacer nada, con la cabeza gacha y las manos en ella. No notó mi presencia hasta que estuve a sólo metros de ella y cuando levantó la vista y me vio se levantó abruptamente sin quitar su mirada de mí.
Sabiendo sus intenciones, dije:
-Uma, solo quiero hablar.
Suspiró frustrada.
-Me vas a culpar, lo sé. - Sonaba tan triste que no podía evitar sentirme culpable.
-No, no... es decir...
-¡Sí lo vas a hacer! ¡Para eso ni te esfuerces en venir hasta acá! No necesito más personas en mi contra. Andate.
-Uma, ¿por qué lo hiciste?
Bajó la cabeza por unos segundos y luego me dio una mirada decepcionada.
-Vos también... no puedo creerlo...
-Respondeme.
-¡No lo hice!- Su voz se quebró.
-¿Cómo podés comprobarlo?
-No te reconozco, Monika...- Sentí una punzada en el pecho, me dolía que me llamara así, sabiendo que hacía años que no lo hacía fuera de alguna broma.
-Yo no te reconozco a vos. Quiero creerte, pero ya escuché suficiente...
-¡Monika, yo no hice nada! ¡¿Cómo podés no creerme después de tantos años de amistad!? ¡En serio no puedo creerlo!
No comprendía lo que estaba sintiendo en ese momento. Quería creerle, pero no lo hacía y era imposible que lo hiciera, había escuchado todo el audio y era claro que era ella, no había dudas.
-¿Realmente no sabés que pueden editar un audio tan fácilmente como hablan?- Soltó con un grito que se podría haber escuchado hasta la cafetería si no fuera porque la puerta estaba cerrada.
-No, no lo pueden hacer.
-Sos una ingenua, creés en todo lo que te dicen.- Rió decepcionada -Nunca pensé que serías así.
-¿Yo? ¡Yo no hice ningún audio ni insulté descaradamente a mi amiga! ¡Sos una descarada Uma!
En sus ojos había tristeza. Recuperó una postura segura y, con lágrimas en los ojos, dijo:
-Acá terminó todo, me creas o no, todo terminó. No te entiendo, no puedo entender cómo vos, mi mejor amiga desde hace más de diez años pueda no creerme mientras otras amigas al parecer más fieles sí lo hacen- Abrí la boca para hablar pero me frenó levantando un dedo y poniéndolo frente a mi rostro -No sirve de nada que hables, no me busques.
Caminó hacía la puerta pero la agarré de la muñeca. Compartimos una mirada tan furiosa cómo nostálgica. Veía en ella todos los años de amistad y felicidad y veía tan claramente como se rompían y dejaban de servir luego de esta discusión. Sus preciosos ojos verdes ya no eran los mismos de antes, tenía una mirada turbia, se sentía tan fría cómo esos inviernos en donde no nos podíamos ver y anhelaba sus abrazos cálidos frente al fuego mientras charlábamos y vivíamos nuestra infancia normalmente. Se soltó bruscamente, abrió la puerta y abandonó la habitación. Salí por la misma y vi cómo se iba hacia el baño con sus manos en la cara. Tuve el fuerte impulso de seguirla pero cuando pude hacerlo fue muy tarde ya que la hora de comer se había terminado y todos los alumnos salieron disparados. Me perdí entre la gente, por lo que no la pude seguir con la mirada. Cuando se fueron, Uma había desaparecido, tal como esa amistad tan importante para mí y que nunca volvería a ser igual.