Creía que había mejorado luego de hablar con Jojo por el concurso, pero me había equivocado. Seguía estando devastada y mi corazón se había roto al escuchar cómo Monika era una más de ellos.
Volví a mi casa, a medianoche, luego de haber caminado sin rumbo en el pueblo.
Llegué a mi hogar y nadie me atendió la puerta, tuve que entrar por la ventana de mi habitación. Husmeé los cuartos de mis padres y noté que estaban completamente dormidos y nunca podrían haberme escuchado. Pensé en qué sería de mí si me hubiera pasado algo mientras estaba allá afuera, ¿me habría salvado aún con unos padres despreocupados?
A las siete sonó la misma y repetitiva alarma de todas las mañanas, la cual apagué de un golpe. Me vestí con lo primero que encontré sin preocuparme en si la ropa estaba o no arrugada; tenía partido, nadie se fijaría en mi atuendo cuando solo querían que los ayudara a ganar. Desayuné mientras mis dos padres me hablaban de la economía y de sus aburridas vidas laborales. Conversé un rato desanimada, hasta que se me hacía tarde y me fui.
Al llegar a la escuela, vi cómo todos estaban separados por grupos y hablando de los temas o "chismes" más importantes del momento. Como el concurso, la nueva pelirroja y la infaltable traidora Uma. Puse mi mejor cara de "Estoy disfrutando mi adolescencia" y entré salón. Lo primero que noté fueron los celestes ojos de Monika, quién me veía sin siquiera disimular. Le dirigí una mirada inquietante y dura para luego sentarme en mi lugar habitual. Me esperaban Lily y Owen, al parecer las únicas personas, además de Jojo, que confiaban en mí y en mi inocencia.
—No te ves bien, ¿qué onda?— Ni siquiera me saludó Lily, me tiró la realidad en un movimiento.
—Nada, normal.
—Normal no estás. Que las últimas dos semanas hayas tenido que luchar contra todas las miradas de la escuela no quiere decir que sea algo "normal". No es algo que acostumbrabas antes querida.— La filosófica Owen decidió mostrarme su punto de vista antes de apoyarme.
Asentí y me concentré en el profesor de Música, que llegaba tranquilamente con sus auriculares enormes a dar su clase que tanto le divertía. Deseé ser él con una intensidad profunda.
La clase no fue más que aburrida y muy constantemente igual que siempre. No podía esperar más por salir hasta que finalmente se dio ese momento. Me estaba a punto de levantar cuando alguien tocó mi hombro, y, con su fuerza, hizo que me volviera a sentar.
—Uma, solo quería decirte que...
Nuevamente los ojos de Monika. Esas grandes almendras con su centro celeste me intimidaban más que nunca. No quería hablar con ella, ni siquiera volteé a mirarla.
—Basta— La interrumpí, pero antes de poder hablar, alguien me interrumpió a mí.
Giré mi cuerpo para encontrarme con Iris, quién aún no nos miraba. Monika con su fría mano apoyada en mi hombro.
—¡Monika vamos!— Su entusiasmo se perdió al verme allí, interviniendo en su momento amistoso.
Me levanté solo porque sus ojos verdes aún me daban tristeza y me provocaban un sentimiento de culpa inevitable, a pesar de no tener ni una pizca de ella. Corrí sin ver hacia atrás ni a mis amigas, solamente me fui al baño, donde me encerré en un cubículo y me quedé allí.
—Gema dale, contame.— Una voz masculina se escuchaba afuera del baño. Pude reconocer ese vanidoso sonido; Evan.
—¡No! Ya te dije que no es nada...— Lo último que quería era tener que escuchar una conversación de los nenes millonarios de la escuela.
Estuve a punto de abrir la puerta e irme hasta que escuché algo interesante y decidí quedarme a pesar de mi tristeza.
—¿Qué sos de Jo...
—¡SILENCIO!— Exclamó con furia, pero más con temor Gema.
Pareció notar que había alguien acechándolos por lo que se llevó a su hermano fuera y ambos se largaron de allí.
"¿Pero qué...?", "Shh" murmuraban los hermanos.
Salí del cubículo y luego del baño para ver a los dos pelirrojos fuera de este mirándome sospechosamente. Yo soy una persona muy... cómo decirlo... ¿chismosa? ¿entrometida? No puedo evitarlo, por lo que fui directo a donde sabía que estaba Jojo; el patio.
Vi a la morocha con sus dos amigos confiables, Freya y Mike. Les dije amablemente (en serio, amablemente) que si me podían dejar a solas con Jojo. Finalmente accedieron mientras esta me miraba más sospechosamente que como lo habían hecho los hermanos.
—¿Qué pasa Uma? Me estás asustando...— Dijo notando mi expresión dudosa pero al mismo tiempo decidida con lo que iba a hacer.
—¿Qué sos de Gema?— Pregunté por fin directamente sin ninguna intervención.
Soltó una mini carcajada de confusión e indignación.
—¿Gema? ¿Yo?— Tratando de evitar el hecho de responder, seguía fingiendo estar indignada.
—Sí, ¿de quién más estaría hablando?
—Nosotras no somos nada... ni siquiera amigas.— Dijo de forma fría —No es una persona de establecer vínculos verdaderos.
—¿Pero cómo lo sabés si no son "ni amigas"— Resalté las comillas con mis manos.
Continuó diciendo letras entrecortadas como "A-", "em-", y otras.
—No lo sé, simplemente lo sé.
—¿A qué se debe este interrogatorio?— Se atrevió a agregar.
—Curiosidad.
—No lo creo, dame una respuesta.
—¿Y entonces por qué te trabaste al hablar, "seria y decidida" Jojo?— Jugué con ella.
—Nos vamos a llevar bien, Uma.
—¿Segura? ¿No pensás que soy cruel o traicionera como dicen los demás?
—No, yo creo que sos "amigable y buena en los deportes" como vos me dijiste, Uma. Los demás no saben nada sobre vos, no les prestes atención.— Me sonrió amablemente, por fin mostrándome su lado bueno.
—No pensé que vos eras amigable...— Confesé.
Me miró de forma significativa e incomprendible.
—Nadie lo hace, supongo que es porque siempre peleo con los demás.— Me surgieron dudas.
—¿Por qué sos agresiva?
—Wow... sos directa eh...— Rió sin efectos, mientras la miraba disculpándome — Mis amigos piensan que me gusta pelear pero nunca lo disfruté, no más aveces pierdo mi temperamento... No me gusta hacerlo, no soy un perro agresivo. No sé por qué lo hago...
La miré de forma sorprendida y comprensiva, no entendía mucho lo que ella estaba sintiendo pero intenté que ella pensara que sí lo hacía.
No entendía por qué ella era tan cerrada con los demás y de la nada se abría conmigo, una persona con una pésima reputación.