Pelea - Narrado por Gema

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Estaba en el sofá acostada cuando mi hermano llegó a la casa, se veía agotado y algo triste. Lo miré fijamente sin emitir sonido esperando a que me diga algo pero como no lo hacía me aclare la garganta para que me notara.

-¿Qué?- Me miró cansado de mi expresión y mi forma de mirarlo. Su reacción me tomó por sorpresa.

-¿Qué mierda te pasa?- Insulté familiarmente. Con Evan, siempre nos hablábamos de esa manera. Desde hacía años nuestra relación había cambiado y ya no éramos ni cercanos como cuando éramos niños.

-Nada, nada.

-No es por la "noviecita" esa que tenés...¿no?

Volteó a mirarme sorprendido; no se esperaba que yo supiera eso. Había descubierto que estaba en una "relación" con una chica porque cuando se fue a bañar dejó el celular prendido y vi un chat con ella.

-No... sí... no sé... no te importa, después hablamos.- Respondió nervioso. Se fue a su habitación y puso música fuerte. Mi mamá apareció en el cuarto y, como todas las noches, agarró su saco y se fue a trabajar. Antes de que pudiera salir, la frené.

-¿Ya te vas? ¿Tan rápido? Recién llegamos...

Se dio vuelta cansada de mis preguntas.

-¿De dónde pensás que sacamos la plata? Tengo que trabajar ya que vos no hacés nada por la familia. Dejame de joder y hacerme perder tiempo, andá a estudiar.- Dijo completamente fría. Suspiré y me recosté sobre el lado derecho de mi cuerpo. Cerré los ojos, y sin darme cuenta me dormí.

Me desperté cuando sentí una mano moviéndome por mi espalda. La cálida palma de mi hermano hizo que abriera los ojos. Acarició mi pelo hasta que se dio cuenta que estaba despierta y su expresión volvió a ser seria y fría como normalmente lo hacía conmigo.

-Despertate, llegamos tarde a la escuela.- Dijo levantándose del sillón y yendo al antebaño. Se miró al espejo y arregló su apariencia y su cabello.

Hice lo mismo y luego me cambié, me maquillé, me puse mis mejores accesorios y me peiné. Acomodé mi pelo en una trenza alta con un moño rosa que era mi favorito. El rosado, aparte de ser mi color preferido, combinaba perfectamente con la armonía de mi rostro y con el celeste de mis ojos.

En la escuela, todo era aburridísimo, absolutamente toda la gente estaba hablando del concurso y ya me agobiaba. Lindsay, mi mejor amiga del otro curso, se acercó a mi con su rodete alto adornado con un par de hebillas y unos aros largos con perlas que hacían que su cabello rubio y sus ojos marrones se vieran más brillantes y deslumbrantes. Sabía lo que iba a decirme; que participara del concurso. No era que no me gustara, sino que tenía 100% segura de que iba a ganar y de que no tendría sentido practicar tanto cuando ya sabía el final.

-Aunque igual... puede que si lo haga.

-Mejor, vas a ganar.- Me apoyó Lindsay.

-Obviamente.- Respondí tirando mi cabello detrás de mi cuello.

-Seguro.- Dijo Uma, quién se acercaba caminando a paso firme con una persona detrás suya. No pude reconocer quien era hasta que se corrió a su derecha y vi sus ojos verdes característicos y supe que se trataba de Jojo. Esta tenía una expresión facial aburrida y se notaba que no tenía ganas de hablar conmigo ni de estar en aquel lugar.

-No creo que puedas...- Siguió la de mechas blancas.

Miré a Jojo seriamente sin prestar atención a las palabras de competividad que pronunciaba Uma y admiré su vestuario, el cual estaba conformado por una remera por debajo de los hombros rayada, algunas líneas de ella eran rosadas pero de un tono opaco y las otras eran grises demasiado oscuras. A esta la acompañaba una pollera larga hasta las rodillas la cual era negra y una bolsa pequeña rodeando su cintura. Sus zapatos eran negros, algo aburridos, y tenía unas medias también rayadas pero estas combinaban el blanco y el negro.

No sé porqué me quedé tanto tiempo mirando su ropa cuando ni siquiera me estaba hablando y tampoco me interesaba que lo hiciera. Volví mi mirada a la chica a su lado, Uma, y me di cuenta de que ambas me miraban confundidas y esperando una respuesta.

-¿Qué?- Pregunté regresando.

Se miraron y luego, al unísono, giraron su cabeza hacia mí.

-Te pregunté que qué canciones vas a cantar.-Dijo Uma como si ya lo hubiera repetido varias veces.

-No lo sé, no lo tengo planeado.

-Bueno, vamos, no quiero que perdamos el tiempo. -Apresuró Jojo a Uma. La miré indignada mientras empezaba a darme la espalda sin siquiera devolverme la mirada.

-¿Por qué perderían el tiempo?- Me dirigí hacia Jojo queriendo una respuesta rápida y puntual.

A diferencia de la mal educada de Joselyn, Uma me miró mientras se volteaba pero comenzó a caminar con esta sin darme una respuesta.

Me quejé gritándoles pero no obtuve respuesta. Dejé que mis ojos las siguiera hasta que se fueran para comprobar si no me miraban y estuve en lo correcto.

-Que no te importe lo que hagan esas dos- Dijo Lindsay -En especial esa Jojo, nunc...

-¡No me importa!- Respondí sobresaltada, mi amiga me miró confundida y asustada, calmé mis nervios -Pero no hables de ella.

Asintió aún sorprendida y temerosa.

Esa noche, luego de la escuela, salí a caminar en el centro donde habían muchos locales de ropa. Me encantaba ir allí, amaba la ropa y opinar sobre ella era lo mejor. Solía ir dos veces a la semana con Lindsay y otras chicas de los otros cursos, pero ese día ellas no estaban y tuve que ir sola. Caminé muchas cuadras hasta que llegué a una heladería. Vi esos carteles y me dio tanta hambre que no soporté y me compré uno de mis dos sabores favoritos: frambuesa y frutilla. Además de ser deliciosos eran de mi color preferido; el rosa. Me senté en un banco al lado de una señora mayor. Compartimos unas palabras, y, a pesar de no tener energía y no querer hacerlo, fui amable con ella y nos reímos un rato.

Me levanté para tirar un papel que me habían dado cuando choqué con alguien y caí al piso sucio de la vereda. Me quejé en voz alta mientras frotaba mis manos con mis piernas y sentí una voz reconocible hablándome.

-Uh, perdón, no te vi.- Dijo Jojo, ofreciéndome su mano para levantarme.

La miré incrédula y aún molesta.

-¿Otra vez vos?- Respondí y me levanté sola rechazando su oferta.

Rió mirando hacia atrás, donde caí que estaban sus dos amigos; Freya y Michael. Me sentí avergonzada de que me vean así, sucia y totalmente mal vestida. Fingí que no me había sorprendido diciéndole a Jojo que no se riera y quejándome con ella.

-¿No te parece que podrías dejar de buscar pelea conmigo?

Me quedé en silencio durante unos segundos.

-No. ¿Por qué lo haría?

-No lo sé, yo tampoco te hice nada.- Exclamó, yéndose para atrás donde estaban sus amigos y abandonando el lugar dejándome allí, con una duda existencial. No tenía ninguna razón para pelear con ella, pero aún así lo hacía. ¿Estaría en lo correcto?

Como suena una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora