Capítulo V

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    Una mañana inicia, pero en este caso siendo de madrugada 05:00 AM; para Isla que está levantada admirando la terraza de un apartamento que posee esa parte, siendo el último piso; su tío la trajo hace tres días ahí; fue un vuelo duro no estaba acostumbrada a ser viajes largos. Suspiró; teniendo los brazos reposados en la baranda con su ropa de pijama, que consiste en un mono blanco y camisa de tiras en negro; junto a pantuflas del color del mono estaba admirando la mañana reviviendo un recuerdo, sin esperarlo.


Recuerdo

Papá tengo sueño, quiero volver a la cama. — hablo una adolescente de trece años, estrujando sus ojos por el sueño.


Vamos hija, ven a ver esto; después podrás ir a la cama. — Hablo su padre, llamándola para que se acerque a su lado, viendo el patio trasero inmenso que tienen en la casa.

La niña Bufo por lo bajo; pero le hizo caso para llegar justo a su lado tratando de abrir sus ojos y ver lo que su Padre le está enseñando; ahí pudo notar como el sol comenzaba a dar su aparición en el mismo cielo; después de detallar esa belleza; Isla no podía dejar de lado lo que el mismo firmamento te regala, voltio a ver a su Padre que vio el espectáculo, para luego cerrar sus ojos respirando con gozo el aire de la mañana.

Fue algo que no pudo dejar de preguntar.


¡Papá! ¿Por qué vienes aquí? — pregunta sin apartar su mirada de él.


Es sencillo Princesa; me gusta venir a ver, cómo sale el Sol y la paz que te da al sentir el aire de un nuevo día, es el mejor regalo que nos dan, un nuevo inicio. — Le respondió al abrir sus ojos, para verla mejor.


¿Enserio? Para mí, no tiene nada de importancia. — soltó quejosa; pero su Padre le sonrió de lado.


Ya verás que te gustará; cuando menos lo pienses princesa; además te gustó ver el sol. — Ella asintió conforme, dándole una sonrisa.

Su padre no dudo en tomarla de la mano y entrelazarla, para así volver la vista al hermoso cielo de esa madrugada.


Fin del recuerdo.


   Ella pestaño por un momento, tratando de respirar por ese recuerdo que ahora la deja, con más tristeza al no poder tenerlo a su lado, desde ese día ella se acostumbró a madrugar para ver el amanecer junto a su Padre y Madre que también se unió, tomando una taza de café cada uno, para disfrutar de cada mañana.

Enseguida tocó su mejilla cerciorándose si no soltó una lágrima; dónde pudo ver qué no lo hizo, fue algo que ella se prometió no dejarse invadir por las emociones; sin verlo venir oye la voz grave de su tío a sus espaldas; haciendo que se voltee.


— Isla... puedes venir un momento, ¿Quiero hablar contigo? — Le Informó serio, indicándole la sala, algo que ella le siguió y tomo asiento al extremo contrario al de él.


— Te escucho. — fue lo que ella soltó, mientras su tío respiró hondo y la miro fijamente.


— Quiero que sepas, que no pediré que me cuentes los detalles de la muerte de mi hermano y Samira. — ella siguió oyendo, sin dar atisbo de hablar. — Solo quiero ayudarte; pero necesito que confíes en mí linda fresa.

Belicosa Bilogía IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora