Capítulo XXVIII

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México

   El evento está siendo exitoso y la noche en extremo entretenida para sus clientes, por lo cual veía desde su oficina todo en las cámaras, sin perder detalles de cada cosa, mientras tomaba su licor favorito whisky escocés junto a su puro cubano, que no podía faltar para estos casos, estaba vestido como siempre impecable, al momento de salir y darles los saludos a sus clientes V.I.P. era uno de tantos que venían a disfrutar del buen licor, música de gran nivel, mujeres desnudas como prostitutas sanas, para estar con cada uno sin derecho a réplica, su trabajo era dar calidad y sin perder ningún detalle; al igual que la droga en grandes dimensiones o formas dejando la estela de alegría en cada uno que era adicto.

Mientras veía todo en orden, siente que tocan la puerta de su oficina; donde da el pase directo, viendo a unos de sus soldados que estaba llegando con unas carpetas que mando a pedir, sin moverse vuelve la mirada a las cámaras, la noche está excelente volvió a pensar, antes de oír a su mano derecha.


— Señor León, traje los documentos y también le traigo algunas noticias que le interesará. — hablo de forma sería, cosa que su jefe lo miro al tomar las carpetas.


— Habla. Sabes que mi tiempo vale oro. — reprochó devuelta.


— Tenemos información de unos de los hombres, debe prepararse señor. — eso le hastió, que se puso de pie marcando su molestia.


— ¡Habla de una vez! Flavio.


— ¡Carlo Ferraro! ha desapercibido, la información que me dieron fue que al estar en su fortaleza, fueron emboscados por la parte aérea y no quedo nadie vivo de su gente, solo dos de nuestros soldados señor, que vienen para acá. — termino de comunicar con una ceja enarcada por saber esa situación.


— ¡MALDITA SEA! Esto no puede ser. — grito frustrado, al tirar todas la cosas de su escritorio, junto a sus carpetas de las finanzas del club que está excelente.


— Usted dirá señor. Estamos esperando orden, ¿Qué piensa hacer? — consulto viendo, cómo su jefe se jalaba sus cabellos una y otra vez.


— Lo crucial Flavio, buscar a ese malnacido ¿Que estás haciendo todo esto? Tanto que lo quiero ante mí, para matarlo con mis propias manos, es seguro que Carlo esta muerto, prefiere morir que hablar lo conozco bien. — Pauso, para beber de su licor de un solo sorbo. — a esos dos que quedaron, da la señal que mueran no quiero verlos aquí, pueden seguirlos y no nos conviene. — Culminó al sentarse en su silla.


Todo esto lo oía Flavio, no estando de acuerdo; pero eran órdenes que debía acatar; sino sería grave la falta, dejando que sólo él pague las consecuencias, así que solo asintió para dar la orden, al sacar su teléfono y hacer una llamada que no le tomo mucho solo cinco minutos, dejando por sentado a esos dos soldados que ahora pudieran dar más información de su atacante.

Apenas le comento que todo estaba arreglado, le enviarían un mensaje con el trabajo listo, estuvo más calmado su jefe, pero está vez muy inquieto tratando de hallar muchas cosas que su mente no podía comprender, le volvió hablar captando su atención.


— ¿Que haremos ahora? Señor. — anuncio nuevamente, manteniéndose al margen.

Lo vio fumar y sacar el humo dejando su estela del mismo, para verlo a sus ojos.

Belicosa Bilogía IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora