Capítulo XIV

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   Al estar afuera de la propiedad, se acercó a dónde estaban sus soldados esperándola y más Nohán, que al verla respiró aliviado de saber que no estuvo en peligro, apenas llegó los miro a todos con extrema seriedad dónde echo un vistazo a su alrededor, dándose cuenta que pudo ver a muchos hombres muertos unos con balas, otros con cuchillo o hasta una que otra bomba, dejando ver el campo en color negro.

En el fondo de su interior, pudo respirar un poco mejor; faltaban solo cuatro por aniquilar y pronto van a estarlo y rogar por cada una de sus vidas; fue el transcurso de sus pensamientos, hasta que oyó una voz de uno de sus soldados.


— Belicosa. ¡Esperamos órdenes! — Aclaró un moreno, mientras que los demás esperaban la respuesta.


— No dejaron enemigos por ningún lado, ¿o si? — Les indicó con dureza, pero ellos negaron cumpliéndose su deseo.

En eso Nohán se acercaba, dando la información breve de lo que sucedió afuera.


— Todos y cada unos de sus cincuenta hombres, fueron aniquilados de sus posiciones, más de uno estaban agrupados bebiendo y drogándose por petición de su jefe. — Pauso al ver con más detalle, el cuerpo de ella estar manchado de sangre y más en su mejilla, que no dudo en volver hablar. — ¿Jól vagy? Tudod, mire gondolok. (¿Estás bien? Sabes a qué me refiero.) — Pidió.

Enseguida la mirada de ella, fue directo al rostro del hombre imponente a su lado, le sonrió con frialdad dejando entrever que su trabajo fue hecho con verdadero éxito.


— Jobb, mint valaha, meghalt, és én jól vagyok ( Mejor que nunca, está muerto y yo estoy bien) . — le respondió en idioma húngaro, evidenciando que sólo lo usaba para hablar solo entre ellos.

La mirada de crueldad que mostraba, no le gusto ya se lo haría saber después al estar a solas, pensaba su mano derecha.


— Ahora bien. Aquí el trabajo termino y con estas niñas, serán llevadas a un hospital de la organización, para después dejarlas con sus familias. — marco la orden, pero una de ellas río por lo bajo acercándose a ella tambaleándose en el proceso.


— Yo no voy a ningún lado tonta... es más; déjame ir con mi jefe Orhon. — se precipitó a decir la joven, mientras que la otra estaba en el suelo llorando mordiéndose los dedos de las manos.

La mirada ceñida que le hizo, la dejo quieta en su lugar donde solo se le acercó sacando su arma de su funda, para dejarla en su frente estando a solo dos pasos, para tenerlo más de cerca acto que la droga ceso al verse en peligro.


— ¿Quieres irte con él? No tengo problema, es más lo puedo solucionar ahora, porque tu amado jefe murió. ¡Te enseño el cadáver! — remarcó con burla, dejando los nervios crisparse por la misma joven.


Pudo ver claramente como retrocedía llena de miedo, algo que le dio felicidad, porque eso es lo que va ha causar en cada ser que ose colarse en su camino; al no ver atisbo de volver hablar la joven, colocó de nuevo su arma en su sitio siendo siempre observada por todos los presidentes. Sin embargo; saco de su bolsillo trasero un aparato pequeño; donde solo oprimió el botón en color verde tiritando una luz roja, en el centro del aparato, todos la observaron y en una hora el helicóptero se hizo presente en el lugar, que se encontraban de inmediato al aterrizarse quedó en espera de ingresar, cada uno de ellos con las dos niñas, que ahora se mostraban más débiles; después de pasar el efecto de las drogas.

Belicosa Bilogía IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora