Belicosa Bilogía I

Capítulo XXIII

Turquía (Ankara)

Tres semanas pasaron, desde la reunión que tuvo con su tío Atticus en su oficina, no le ha dirigido la palabra a menos que sea estrictamente de trabajo; ambos son tozudos y no dan su brazo a toser. Por su parte Liam, está en misiones de aquí para allá y no ha podido estar con Isla desde haces semanas, siempre que puede la recuerda anhelando volver para estar con ella y entregarse por completo, sin tener conocimiento de lo que de verdad desea.

Ahora la aludida, se encuentra entrenado con el box, dando golpes en esa cosa que parece una bolsa de arena para ganar reflejos y resistencia a la hora de lanzar cada ataque, las peras o bolsas de velocidad resultan cruciales, mejor conocidas como "Punching ball"; ayudan a mejorar las técnicas de combate y lograr una mayor precisión de los golpes. Estuvo entrenando todo el día, para drenar el estrés de no poder conseguir aun su venganza, le quedan solo tres objetivos por eliminar del sistema terráqueo, porque además de ser el blanco para ellos, jamás sabrán ¿Quién los ataco? De eso se encargara, cueste lo que cueste.

Sin verlo venir, oye la voz de un hombre de color alto y en forma; que la hace voltearse para encararlo, dejando de hacer su labor, estaba sudando gotas muy pronunciadas de sudor, que eran palpables en su organismo, tomo la toalla que reposaba en una banca, donde tenía su termo de agua y se dirigió al hombre de aspecto duro, pero que le caía bien a pesar de ser un idiota a veces.

— Tienes una reunión con el Jefe Atticus ¡Ahora! — le informa, y ella enarca una ceja, tratando de entender el significado de la reunión.

— Bien... ahí estaré, solo voy a tomar una ducha. — Respondió, pero el hombre iba hablar, es cuando ella lo interrumpe. — Si es tan importante, estaré allí en 15 minutos; pero ahora requiero una ducha.

Su severidad era inigualable, nadie podía con su temperamento incluso el hombre que negó para sí, viendo cómo iba a las duchas de damas muy despreocupada. Por su parte; logro asearse dentro del tiempo que dijo, y al salir se topó con la mirada de muchas mujeres que estaban yendo a bañarse otras cambiándose; sin problemas eso no le afecto en lo más mínimo, fue a su loquer y le coloco su clave del cerrojo, donde comenzó a vestirse sin mirar atrás.

Para cuando termino de ponerse su blusa negra y mono del mismo color, no había otro matiz que identificara su corazón podrido y lleno de manchas en todas partes, se dio cuenta que le lanzan una toalla en la cara; dejándola descolocada en su sitio, pero su seriedad se hace palpable verificando el perímetro, dándose cuenta que todas volvieron a lo suyo, sin decir o evidenciar a ¿alguien?

— ¿Quién fue la estúpida que hizo esto? Cuento hasta tres y veo a la persona delante de mí, dándome la cara o prefieren; que busque al culpable y créanme no querrán ver mi furia delante de todas. — hablo fuerte y claro, caminado por cada casillero notando la miradas de dudas y otras de confusión.

Le agrada ver que no tenían miedo a la hora de verse afectadas, así que comenzó a ir a la gran fila de mujeres, hasta que hallo a una pelirroja terminar de vestirse, por dentro se sintió conforme con empezar siendo ella su primera víctima, ¿hará algo? que pondrá al descubierto al causante, que tiro la toalla en su rostro. Sin verlo venir se acerca detrás de la mujer, que sin dudar volteo al verse acechada, pero no conto que Isla la tomo del cuello con extrema dureza, algo que la pelirroja no le gusto, sujetando su mano izquierda; que la usaba para comenzar ahorcar, lo sentía pedía a gritos auxilio; mientras se le cortaba con cada forcejeo la respiración.