Belicosa Bilogía I

Capítulo XI

   Todo poder no solo es físico, va más allá de conocer dos almas que buscan ser liberadas de los fantasmas de su pasado siendo los principales Liam y Isla, mientras se mantiene la llama de un beso intenso estallando en ambos en niveles graves, los brazos de él no la sueltan y si ocurre, gruñe por seguir manteniéndola a su lado, ella se mantiene disfrutando y riendo a la vez, por como reacciona al tratar de salir, hasta que la mano que sostiene la cintura la hace recostar en la mullida cama que no había notado, es exacta y perfecta para dormir.

Ese pequeño pensamiento la dejo, deseosa y no era solo por verlo herido sino la fuerza que tiene, para no darse por vencido, son las cualidades que Isla busca, en un soldado que será su mano derecha para sus fuertes planes, porque hoy se dará anuncio de algo sumamente importante; con los objetivos de las mafias de Turquía, le pichan las manos por hacer quebrar a esos imbéciles de mierda. Sin verlo venir; al estar ese hombre fornido tocando sus brazos, cadera, muslo; para después volver a su rostro, dejando por momentos suaves besos en su frente, mejilla y más el pómulo algo morado por el golpe que le proporciono.

La caricias no cesaban para ninguno de los dos, ella tocaba sus brazos fuertes y duros, que la hacían jadear por otro lado la ancha espalda que anhela clavar sus uñas o al momento de entrar sobre su persona, la hizo agitarse y sentir más calor del que podía soportar. No obstante; al sentir la mano de él que iba hacia sus senos dónde medio tocó y besos por su cuello, lo detuvo dándole la vuelta en la cama, con ágil movimiento para estar separados, mientras lo detallaba desde arriba, logrando ver su ceño fruncido por su actitud.

— kaplan ... her şeyin bir zamanı vardır. (Tranquilo tigre... todo tiene su tiempo.) — le dijo, al tocar su mejilla, sin dejar de ver sus ojos grises encendidos por el deseo.

— Sen tehlikeli bir adasın ama uzun süre böyle kalmaya niyetim yok. (Eres un peligro Isla, pero no pienso quedarme por mucho así.) — le señalo estando inmóvil, porque no le permitía tocarla.

Soltó una leve sonrisa, sin llegar a sus ojos tiende a usarla para hacer algo que él no le gusta y responder al fin con altanería.

— Pues tendrás que acostúmbrate Nohán; yo decido hasta donde puedes tocar. — Recalcó, al tomar su mano y dejarla posada en el medio de sus senos, dejándolo tensó en el proceso.

Medio pudo tocar, al ella sostener su muñeca viendo, cómo lo provoca lamiendo sus labios, haciéndolo gruñir por lo bajo negando su actitud animal por poseerla.

— Ya lo tengo presente Isla, ahora necesito irme, por una ducha ha menos que quieras acompañarme. — Hablo picardía, sacando su mano de en medio de sus senos.

— Ok.

Fue lo último que dijo, al ponerse de pie y notar como él se coloca de pie con tal de dificultad, quiso ayudar, pero en su interior no podía demostrar debilidad por más que lo deseé, se quitó el mono deportivo dejando resaltar su bóxer de marca y más con los abdominales definidos, que contrastan por su piel bronceada, mordió sus labios disfrutando la vista entretenida que el gran hombre turco le daba.

La mirada de él, se elevó al ver cómo ella, no dejaba de ver todo su sistema y más su paquete, que estaba guardado en su ropa interior, se tocó su costilla lastimada para sonreír canalla llamando su atención.

— ¿Gördüklerini beğendin mí? (¿Te gusta lo que ves?) — Sonrió de lado, al estar cruzado de brazos.