Deja a su chica en manos de los sanadores y se encamina hacia la choza del jefe, a esas alturas Kroll debió darles "el parte a los orgullosos hombres de su familia". Dentro, todos la esperan con ansias. Primero una larga charla sobre lo que le compete a una dama, cuánto respeto y benevolencia le debe a su consorte y por último le imponen un castigo como represalias por su actitud. No tiene permitido ver a su protegida y trabajará un mes en la tierra con las demás mujeres, observa de soslayo a Kroll, este sonríe. Ella asiente con tranquilidad, no tiene nada en contra de los sembradíos como ellos creen y su chica no necesita el permiso de ninguno de ellos para encontrarse con ella.
Pasadoscuatro días en los huertos, las relaciones con las mujeres no van del todobien, muchas no le dirigen la palabra. Esto no fue motivo para que la jovenguerrera no desplegara todas sus habilidades en las labores encomendadas. Apesar de ser las más duras, sobrepasa las expectativas. Todo ese esfuerzopronto se evidencia en la callosidad de sus manos. La inspeccionan minuciosamente y para su fastidio nunca descubren ni un solo error, lo que provoca más y más trabajo, desde que el sol corona el día hasta que la luna toma su lugar.
A la muchacha le encomiendan recolectar hierbas medicinales para la confección de brebajes. Toma su bolsa, se adentra en el bosque y siente el tacto de la refrescante brisa, danzante en las hojas de los árboles. Se acerca a la orilla de un manantial para mojarse las manos, el rostro y la nuca, que arden por los rayos del sol. Detrás percibe una presencia vigilante, se gira, unos dedos tocan su frente, los parpados pesan, la vista se nubla y cae rendida.
Aixa abre los ojos, se acostumbra a los destellos de luz, ve una cara juvenil y conocida que toca su frente con ternura y preocupación en sus ojos.
—Por fin, ya me preguntaba si ese lugar era muy cómodo, un pedazo de carne tiene mejor color y energía que tú— Veles arruga la nariz en un gesto infantil.
—Basta niño, ella aún está débil— señala a la derecha hacia el campamento —ve, prepara las armas y sigue el entrenamiento.
Veles quiso rebatir, pero con la mirada siniestra de Harlin huye con apremio hacia el claro del bosque.
—No seas tan duro con él.
—Ahora lo defiendes, esto es el colmo— ambos ríen —no estaré siempre a su lado, que aprenda.
El cazador toma las manos de la paciente, nota sus heridas, las acaricia, ejecuta un hechizo de sanación y le suministra un líquido, agradable al paladar. Le da las gracias, esta intenta levantarse, cae por el cansancio y él la arropa con una manta, duerme por algunos minutos hasta tomar fuerzas.
El adolescenteno sabe ni cómo envainar una espada, según él pesa y no puede sostenerla. Elmentor intenta enseñarle a pesar de su pereza. El discípulo suplica pordescanso, se arrodilla en el suelo y no recibe atención, levanta el arma y casise la incrusta en el pecho. Harlin enarca una ceja y el otro ni le pidedisculpas. Desde lejos la joven observa y decide ayudar, toma la espada ycomienza el combate.
Como era de esperarse el chico pierde, sonríe y se dispone a limpiar el arco y las flechas.
—Es bastante malo.
—Ya vez mi frustración— frota su rostro.
—No dijiste nada cuando tome el arma, ni siquiera cuando me ofrecí a luchar— se acerca.
—¿Y?
—La mayoría de los hombres me hubieran detenido— coloca las manos en la cintura —y me recordarían cuál es mi lugar.
—Pues, yo no soy igual a la mayoría— rebate el cazador.
—O sabes algo que los demás no, recuerdo que antes de desmayarme tocaste mi frente.
—Puede ser— se rasca el pelo, nervioso, consiente de su error.
—Entraste en mi cabeza y leíste mis pensamientos, me dijiste que no lo volverías a hacer.
—Lo sé, pero es difícil mantener los demás dones en pausa mientras me concentro en uno.
—Aun así, por qué me permitiste pelear.
—Para mí no es nada nuevo que una mujer sepa, como mínimo, usar la espada. De niño mi padre le enseño a mi madre— se aparta.
—¿Ellos murieron en la masacre?
—Sí.
—Lo siento.
—No importa.Mi padre era el líder de la aldea, siempre decía que si alguien los atacaba, preferíaver a su mujer a salvo, capaz de defenderse del enemigo. Era muy buena, aunqueno entrenaba mucho, siempre me recordaba que mi bienestar era su misión másimportante. Él la amaba, pensaba en su felicidad, vivía para ella, en formas que nadie entendería, la veía como su igual. Fui criado bajo esa idea, así que no me molestan tus deseos de convertirte en guerrera, pero debes pulir un poco tu técnica, si me permites decirlo.
—Ahora te crees un experto.
Por un rato, reina el silencio, estudia una de las escenas que su mente atrapó. El maltrato que sufría a manos de los hombres por los que estaba rodeada y la envidia de las féminas de su hogar. Se pregunta cómo pueden ser tan mezquinos y hacer infeliz a una persona tan inteligente y fuerte, en cierta manera la admira por su tenacidad. No tiene miedo y lucha por sus objetivos, ojala pudiera hacer que su alumno aprendiera algo de aquella mujer.
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Fuego venenoso
Fantasy¿Te gusta la fantasía? ¿Te entusiasman los universos mágicos llenos de criaturas fantásticas? Pues aquí encontrarás dragones, dioses griegos y quien sabe otros... guerreros, magia y mucho más. Con personajes interesantes y complejos, villanos y héro...