Normalmente Kroll demora una semana en llegar a laaldea más cercana. La bienvenida fueron dos dragones con sus respectivosjinetes, ambos hacen acrobacias y exponen sus poderosas destrezas. Intenta recordarsi alguna vez tuvo un compañero fiel como aquellos, pero la cabeza le arde,como si los espíritus malignos jugaran en su mente, respira profundo por unosminutos y continúa el camino, con su yegua y la bolsa de brebajes curativos a cuesta. Cuando lo ven llegar muchos lo reconocen y saludan.
—¿Cómo estás amigo?— le dice un guerrero.
—Espero que la vida en las montañas te lleve bien— le comenta una muchacha.
—¡Qué bueno que viniste!, ya necesitábamos tus pociones.
Y así les suceden los saludos. Los hombres le dan la mano y una palmada en la espalda. Las mujeres le piden medicinas y le invitan a comer. Los niños lo persiguen, algunos desde lejos, intimidados por su gran tamaño y otros le preguntan cómo prepara los brebajes. Las jóvenes en edad de casarse lo observan con miradas seductoras, a lo que él responde con halagos, aunque sin mostrar intenciones de nada.
Una anciana lo detiene —muchacho, tendrás algo para el cansancio— ella sonríe.
—Lo mejor para eso es alimentarse bien y no hacer mucho esfuerzo físico, pero esto le ayudara. No es necesario— la señora intenta pagarle por sus servicios.
Se adentra un poco más en la aldea y logra divisar la cabaña del líder. La esposa y el hijo lo saludan, y atienden como si hubiera llegado un rey.
—Hace tiempo que no te vemos, cómo estas.
—Bien.
—Claro, como siempre— dice el muchacho y ríen al unísono.
—¿Trajiste tus brebajes?— pregunta la mujer.
—Sí. ¿Quieres algunos?— toma la bolsa y coloca los recipientes en la mesa a modo de exhibición.
—Eres tan bueno en lo que haces, que no sé cuál escoger— se lleva las manos a la cara.
—No te preocupes estaré por aquí una semana.
—Perfecto, entonces te quedaras con nosotros y no quiero excusas.
El sanador asiente —vine para vender y buscar provisiones. ¿Dónde está tu marido?
—Estará con su dragón en el acantilado, a veces pienso que su verdadera esposa es esa bestia, todos son iguales.
—Es que no nos entiendes mamá— replica su hijo.
Respecto a Kroll cuelgan muchas preguntas como: por qué vive en las montañas o de dónde procede. Es un hombre muy misterioso que viaja a la aldea en contadas ocasiones del año, casi nunca lo ven y desconocen el lugar exacto de su vivienda. Desde su aparición entabló una fuerte amistad con el jefe y la madre de este, una de las más ancianas y respetada mujer de la región. Su líder les prohibió hacerle cualquier pregunta de índole personal. Todos evitan, por temor a la cólera de su máxima autoridad, ese tipo de conversaciones frente a él.
—¿Quieres ir al acantilado?— inquiere el primogénito de su amigo.
—No, primero iré a ver a tu abuela y luego a tu padre.
—Como desees.
La visita a la cabaña de Nala es una de las más importantes. La encuentra cocinando y esta lo invita a quedarse a comer. Le pregunta por el viaje y le regala algunos ingredientes para sus pociones curativas. Hablan de nimiedades, los cultivos, los jóvenes que pronto participarán en el Torneo de Dragones y sus selecciones, así como de casamiento, a lo que la anciana lo mira de reojo y él dirige su atención a unas hierbas. A pesar de tener un alto rango en la aldea, no tiene mucha compañía, siempre ocupada. Supervisa las cosechas y ayuda a las madres primerizas, por tanto cuando alguien pasa a verla se esmera.
A sus memorias retornaron hechos anteriores como un bello sueño. Habiendo vivido brutales pasajes a causa de la marca, la anciana lo encontró en el bosque cerca de su actual hogar. Curaría sus heridas hasta que despertó presa de la desconfianza.
—¿Quién eres?— no obtuvo respuesta —¿por qué haces esto?
Movió la cabeza y con voz pasiva enunció —todo hombre o mujer tiene derecho a recibir un momento de piedad y tú ya has sufrido bastante.
Pasaron tres días y las heridas se curaron, ella nunca le preguntaba el motivo de su condena, tampoco de dónde provenía o qué haría con su vida. Le hablaba sobre las mejores hierbas medicinales o las más mortíferas, a lo que el herido mostraba interés. Aprendería a quererla y así le confesó los últimos acontecimientos de su vida.
Escuchaba atentamente, casi parecía que meditaba, hasta hablarle sin vestigio de alteración —lo ves como un castigo, yo, como una segunda oportunidad. Al no recordar nada puedes comenzar como un hombre nuevo. Te enseñaré el arte de la curación y tendrás un oficio que te sirva en el futuro, cuidaré tu secreto y me lo llevaré a la tumba, lo prometo— la examinaba con una mirada intensa y lloró.
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Fuego venenoso
Fantasy¿Te gusta la fantasía? ¿Te entusiasman los universos mágicos llenos de criaturas fantásticas? Pues aquí encontrarás dragones, dioses griegos y quien sabe otros... guerreros, magia y mucho más. Con personajes interesantes y complejos, villanos y héro...