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Nala toma una daga, preparada para introducirla en elcorazón del hombre, pero el arma es dirigida por una fuerza ajena hacia el pechode Bram. La muchacha respira sin comprensión de lo sucedido. Los ojos de Kroll se desorbitan y lanza un grito ahogado, abraza al infante. Gemidos, gritos de desesperación nublan la mente de todos. Morgana sigue incrédula, le suplica a la anciana otro cambio, no consigue ni una articulación. El viento crea un remolino a su alrededor, destruye todo a su paso, incluso el Roble de los recuerdos, todo desaparece, incluido el cadáver de su hermano. Ambos adultos no pueden verse, sin saber qué hacer permanecen quietos, escuchan el silencio del bosque y guardan luto. En ese instante una flecha roza a la joven, los han encontrado.

—¿Dónde está el árbol?— pregunta con violencia el líder.

—No lo sabemos— se levanta— si depende de mí así continuará, ni tú ni nadie lograrán tenerlo para sus fines egoístas— percibe el poder en sus venas.

—Entonces encontraremos una forma— Nono agita sus sables.

Kroll lo embiste, una de las armas pasa por delante de su rostro, golpea sin misericordia. Misos intenta asfixiarlo, sin mucho éxito, lanza al rival encima de Nono y los patea fuertemente. Ilios observa fijamente a la mujer y comienzan a rodearse.

—Quizás no fui muy cariñoso, ruego tu perdón, señorita— dice Ilios con sorna.

El rostro femenino palidece. Harta de ellos invoca a las poderosas llamas del fuego, al inquietante viento, al peligroso mar y a la sabia tierra, todos los elementos unidos en una esfera. Los ojos se vuelven negros, la piel se ilumina dejándolos ciegos, el cabello se alza confiriéndole un aspecto místico. Los asesinos no sienten sus extremidades, se quedan mudos y son azotados por un poder tan fuerte que los hace desfallecer en el suelo sumidos en la oscuridad absoluta. Al acercárseles ella se percata del hilo de vida que aún permanece en ellos y pronuncia estas palabras —como única sobreviviente de mi aldea, yo los maldigo a no hablar, mirar o escuchar, vuestros sentidos no servirán de nada en el mundo que os espera— con esto desaparecen.

—Pudiste haberlos matado— se acerca con paso inseguro, temeroso de su reacción.

—No me convertiré en uno de ellos— su voz se quiebra —Bram y mi padre no lo hubieran querido.

Kroll no la sigue, una vez más el roble aparece a sus espaldas, más hermoso que antes y Nala se coloca frente a él —has aprendido mucho en el camino— mira hacia la joven —y un acto de misericordia será bien recompensado— mueve las manos y un capullo desciende del cielo convertido en el pequeño de rizos dorados. Se abrazan, gritan y saltan, ambos hermanos no dejarían que nadie se interpusiera entre ellos. La anciana toca la cabeza del sanador y con esto desaparece dejándolo en compañía de los agobiantes recuerdos.

Tres semanas después

El dragón de aire crece con cada día que pasa y Bram se muestra entusiasmado de entrenarlo y protegerlo. Morgana se encarga de su alimentación y Kroll sana sus heridas o alguna enfermedad que pueda contraer. Los recuerdos divagan en su mente y a cada minuto se revelan imágenes muy claras, algunas peores que otras y el sentimiento de culpa se esparce en su corazón.

La muchacha procura calmarlo, pero con los días se hacía más difícil y ninguno de los hermanos sabía qué decirle. Una mañana se levanta con la intención de viajar hasta encontrar a Harlin y Aixa para pedirles perdón. Ella y el pequeño lo acompañarían en su travesía.

—¿Por qué?

—Porque te amamos y respetamos.

Casi llora —es mejor que esperen aquí.

—No, no voy a separarme de ti.

—Está bien— el sanador baja la cabeza.

—¿Qué hacemos con todo este muérdago?— pregunta el niño.

—Nala lo dejó por una razón, creo que nuestra misión es ayudar a todo aquel enfermo que lo necesite— señala Kroll.

—Genial— Bram sonríe.

—Hay algo más— ambos dirigen su atención al sanador —no hemos buscado un nombre para él— señala a la criatura.

—Es cierto— queda pensativa.

—¿Qué les parece Ruco?

—Excelente— aprueba el infante.



Fin de Fuego venenoso



Fuego venenosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora