—¿Nombre?—me pregunta el hombre frente a mi.
—Irisha Ivanov—respondo con una sonrisa, el hombre asiente ante mi respuesta.
—La señora Caruso la esta esperando en el jardín, permítame acompañarla y ayudarle—me arrebata mi pequeña maleta y comienza a caminar en grandes zancadas que me cuesta seguirle el paso. Observo a mi alrededor mas que asombrada ya que justo ahora me encuentro el la casa de los Caruso ¡que bello lugar!
Pagarle al taxi para que me trajera hasta aquí fue terriblemente malo para mis bolsillos ya que el viaje no fue nada barato debido a que se encuentra un poco alejado del centro de la ciudad, sobre todo porque ese taxista quería aprovecharse de mi al ir demasiado lento y que la cuota se elevase, me ha robado pero todo eso se me pasa al ver el hermoso lugar.
Al llegar a la parte delantera de la casa de dos pisos, con balcones y cristalería se encuentra un enorme jardín donde lo primero que observo es la diminuta casa de juguete en color rosa brillante rodeada de arboles en miniatura. A su lado también se encuentra una especie de tobogán que se une con un pequeño columpio con seguridad, sonrió porque todo esto ha de ser de la pequeña cuyo nombre aun desconozco.
—¡Hola Irisha!—doy un brinco al escuchar una voz entre unos rosales un poco ocultos, el hombre que cargaba mi maleta ha desaparecido ¿se habrá ido con mis cosas?—, venir, acércate.
Obedezco y me acerco para observar como la señora Greta poda sus rosas, cabe recalcar que esta señora ni en un enorme overol se ve mal, ya quisiera ser ella cuando tenga su edad.
—Buenas tardes señora Greta, aquí me tiene—ella sonríe complacida saliendo entre sus rosas y sacudiéndose.
—Yo feliz contigo aquí, seguirme—comenzamos a caminar por el extenso jardín donde la pequeña puede correr y divertirse—, encontrarme no apta para recibirte ¡OFELINA!
Su grito me asusta un poco pero en cuestión de segundos una joven que se encontraba regando plantitas se acerca hacia nosotras con una sonrisa en su rostro.
—Dígame señora—la observo y veo que lleva un uniforme negro de esos que siempre suelen usar los empleados, la chica es joven, pelirroja y de bonitos ojos cafés.
—Ella ser Irisha y ser la nueva niñera de Chiara—¿Así que ese es el nombre de la pequeña? me agrada—, llevarla a su habitación y tratarla muy bien ehhh.
—Si señora—responde.
—Acompañarla Irisha, yo buscarte luego—palmea mi hombro—, descansar un poco y acostumbrarte a la casa, si tener preguntas puedes conversarlas con Ofelina, ella ser chica agradable.
—De acuerdo, gracias—Ofelina con confianza toma mi mano y me arrastra fuera del jardín para adentrarnos en ese sueño de casa, ella poco a poco suelta mi mano—, por cierto un gusto conocerte Ofelina.
—El gusto es mío señorita—niego.
—Llámame Irisha con confianza—ella se sonroja, de seguro es una chica tímida. Dejo de prestarle atención para observar el interior de la casa, muy elegante y amplia compuesta por colores neutro entre el blanco y el café y un delicioso aroma a vainilla ¿serán los pisos? son tan brillantes que incluso puedo ver mi reflejo sobre ellos—, Это очень хороший дом (Es una casa muy bonita).
—¿Disculpe?—pregunta Ofelina luciendo un poco confundida.
—Soy Rusa Ofelina y a veces olvido que muchas personas no saben mi idioma—me encojo de hombros mientras comenzamos a subir las escaleras.
—¿Usted es Rusa?—asiento—, eso es impresionante, el idioma me parece sumamente complicado.
—Bueno para mi no lo es—soltamos una risita cómplice, sin duda ya tengo una amiga en este lugar. Al llegar al segundo piso lo primero que noto es en el enorme cuadro donde un hombre posa con toda la seriedad del mundo—, ¿Quién es él?
Ofelina ubica el cuadro en la pared.
—El es el patrón, el señor de la casa—observo el cuadro con atención—, Don Marcello Caruso.
El señor de la casa no es para nada un señor, de seguro no tiene ni los 30 años de edad, él es un hombre joven y bien parecido, bastante atractivo diría yo pero no voy a descarrilarme porque me conozco.
—Luce bastante serio—Ofelina asiente.
—Créeme que lo es—eso no ayuda a que mi curiosidad deje de aumentar.
...
Como quisiera que Ovidio estuviera aquí y vea la habitación que tengo, creo que es incluso mas grande que nuestra casita en aquel barrio, este lugar es mas de lo que yo podría pedir. Ubico el marco de nuestra primera fotografía juntos sobre la mesita de noche, sonrió al recordar que fue en mi primer día de escuela, yo estaba aterrada por asistir pero el como buen hombre que es no dejo de darme ánimos, nos tomamos la fotografía minutos después.
Son bonitos recuerdos que nunca quiero olvidar. Y pensado en él recuerdo que debo escribirle un mensaje.
Yo: ¡Ya me estoy instalando! Es una casa enorme.
Dejo el mensaje allí porque se que no me va a responder hasta dentro de algunas horas, es un despistado para responder.
Hay suaves toques sobre mi puerta.
—Adelante—paseo mis manos sobre mi camisa para verme decente. La señora Greta entra a mi habitación con una preciosidad de niña en brazos.
—Haber venido a conocerte querida—me acerco a pasos lentos sin perder de vista a la hermosa niña de unos dos años que se aferra con fuerza a su cuello y me observa con duda—, esta es mi nieta Chiara ¿no ser una dulzura?
Pero claro que lo es. La pequeña lleva puesto un bonito vestido rosa que hace resaltar lo blanco de su piel, sus bracitos y piernas son regordetas al igual que sus sonrojadas mejillas, tiene unos ojos azules enormes y llenos de vida, pero lo que mas me gusta de ella es su cabello cortito y castaño, literalmente es como un ángel.
—Hola bonita—la saludo pero en respuesta recibo un puchero y sus pozos azules llenarse de lagrimas—, no, no llores, soy Irisha.
—Ella ser huraña al principio—me informa su abuela que la mese en sus brazos, asiento.
Entonces debemos usar otros métodos para conocernos.
Me alejo y busco en mi maleta mi mas preciado obsequio, un pequeño cerdito de peluche.
—Ten—el me entrega el cerdito en mis manos, sonrió complacida—, se que es pequeño pero lo compre con mucho amor para ti.
Me lanzo a sus brazos para llenarlo de besos.
—Gracias Ovidio ¡me encanta!—dejo de abrazarlo para ver el cerdito, el primer obsequio que me han regalado en toda la vida.
El recuerdo se borra de mi mente cuando llego frente a la bebé que no deja de observarme, coloco el peluchito frente a sus ojos.
—Este es cerdito—muevo al peluchito—, y me lo regalo el hombre que me adopto hace algunos años—se que ella no va a entenderme pero no esta de mas decirlo—, es mi primer obsequio pero voy a estar muy ocupada haciendo algunas cositas. ¿Te gustaría cuidarlo por mi mientras tanto?
Su mirada se suaviza mientras la señora Greta me observa con una mirada de orgullo. Chiara levanta su bracito para tocar la nariz del cerdito y ríe un poco al hacerlo ¡que lindos hoyuelos!
Se lo entrego en sus manitas y rápidamente comienza a moverlo como si jugara con él, sonrió complacida porque poco a poco comenzaré a ganarme su confianza.
Lo que no me esperaba es que ella estirara sus bracitos hacia mi, la tomo sin pensarlo y la apego a mi cuerpo sintiendo su aroma a bebé emanar de su piel.
—Te has ganado confianza bien rápido, ustedes dos llevarse bien—sonrió al sentir como la pequeña Chiara toma uno de mis rizos entre sus deditos y comienza a halarlo sin lastimarme, llevo unos minutos conociéndola y ya me encariñe de ella—, se ven lindas juntas, perfetto (perfecto).
Ella le muestra el cerdito a su abuela, luego pide que la siente en la cama donde comienza a sacar toda mi ropa de la maleta, rio al escuchar a su abuela reñirla por revolver mis cosas pero a mi no me molesta.
Al contrario, me encuentro feliz. Pero esa felicidad no durara mucho en esa casa.
...
Siguiente capitulo conoceremos a Marcello Caruso. ¡Saludos!
ESTÁS LEYENDO
Corazón Oscuro (Libro 1 de trilogía "Latidos del corazón")
Lãng mạnIrisha, una joven encantadora pero con problemas de dinero encuentra una inesperada oportunidad al convertirse en la niñera de Chiara, la pequeña hija de Marcello, un hombre aparentemente distante pero con un corazón vulnerable. A medida que Irisha...