Capitulo 5

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—¿Mira nada mas que linda has quedado?—sonrió al ver a la pequeña bien peinada con una colita a cada lado de su cabeza—, ahora voy a buscar unos sujetadores que combinen con tu outfit.

Chiara me ignora por completo mientras juega con el cerdito que yo le he prestado, la bajo de la cambiadora y la dejo sentadita sobre la alfombra de su habitación. El lugar donde Chiara duerme es como la habitación soñada de cada niño, es bastante grande con paredes blancas y mariposas rosa sobre ellas, su enorme cuna donde varias almohadas blanditas aligeran su sueño, estantes con varios juguetes, alfombra para que ella gatee o camine, luces en forma de estrellas y un amplio repertorio de ropa, esta pequeña tiene muchísima mas ropa que yo, y de marca obviamente.

Consigo unos sujetadores en forma de chonguito que le irán perfectos y cuando me acerco a ella veo que ya no lleva puesto los zapatos, la miro mal.

—¿Por que te los has quitado?—pregunto, como la astuta que es me mira con esos ojos hechizantes mientras bate sus pestañas.

—No queio zapatos—sus mejillas se sonrojan.

—Pero si quieres que salgamos a jugar debes usarlos—intento convencerla mostrándole los adorables zapatitos—, iremos al columpio, déjame colocártelos ¿si?

Sus cejas se arrugan.

—¡No! ¡no!—se pone de pie y con su piecito golpea el piso—, mira, no duele.

Veo su extraño bailecito demostrando que puede andar sin zapatos y rio. Esta niña es muy inteligente para su corta edad, puede hablar perfectamente la mayoría de las palabras y sabe como manipularte, lo logra conmigo sin duda.

—Pero si tu abuela vuelve y te ve así me reñirá—la señora Greta no se encuentra en casa ya que anda en eso de mejorar su Español, me alegro por ella.

—No, papi también me deja estar así—me muestra su piecito—, ¿Dónde esta papi?

Esa pregunta no se responderla con certeza, desde hace dos días que conocí al señor Caruso no he vuelto a verlo, tampoco he visto que el vea a su hija.

—De seguro se encuentra trabajando—me encojo de hombros colocándole los sujetadores en el cabello—, ¿vamos a jugar al jardín?

—¡Si!—aplaude con sus manitas y rápidamente va hacia los estantes en busca de una infinidad de juguetes que no puede cargar y que me toca llevarlos a mi. Tomo su mano mientras bajamos las escaleras con cuidado, ella tararea una canción que desconozco.

—Buenos días Ofelina—saludo a la chica mientras limpia la sala, veo a Chiara—, saluda angelito.

—¡Hooooola!—arrastra la o haciéndonos reír.

—Buenos días y hola señorita Chiara—ella nos sonríe—, pero que guapas lucen esta mañana.

—Vamos a jugar al jardín y debemos estar presentables—le informo—, ¿tienes día libre Ofelina?

—Sábados, ese es mi día de descanso—me informa y haciendo.

—¡También el mío! podríamos salir juntas a dar la la vuelta, claro siempre y cuando tengas tiempo.

—Lo tengo, mi familia no se encuentra en Sicilia así que me encantaría salir—dice con un leve sonrojo en sus mejillas, es muy tierna.

—Vamus—Chiara hala de mi pantalón con insistencia.

—Bien, nos vemos después Ofelina—nos despedimos y salimos al jardín donde se puede respirar aire puro, Chiara se suelta de mis manos y corre hacia su casita—, ¡con cuidado angelito!

Así es como pasamos un buen tiempo jugando y hablando dentro de su casita porque ella literalmente me obliga a entrar allí, la espalda me duele por lo pequeña que es pero por lo menos ella es feliz, ríe y disfruta.

Corazón Oscuro (Libro 1 de trilogía "Latidos del corazón")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora