𝐂ᴴᴬᴾᵀᴱᴿ ᶠᴼᵁᴿ

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Por el carajo más alto de todos los barcos.

— Es que cuando yo te dije que cuidaras a Dalla, te lo dije en toda la extensión de la palabra, imbécil.

YoonGi apretó el volante con la mano, tensó la mandíbula con un deseo enorme de tener en frente a ese tipo para hacerle entender por las malas lo que era cuidar de su prima, porque había dicho muy detenidamente que debía ciudarla así ella estuviera en clases, que no debía quitarle el ojo encima porque tenía muchos enemigos envidiosos que le querían hacer daño a su familia y él no estaba dispuesto a que eso pasara, por eso tanto Zael como Dalla tenían protección.

— Es que, jefe, ella está en el baño. No voy a entrar con ella... ¿o sí?

— ¡Por supuesto que no vas a entrar, pedazo de idiota! Pero debes esperar afuera del baño, ¿entiendes? ¿Es que debo explicarte todo con manzanitas? — Espetó — Si a esa niña le pasa algo, yo te juro que te voy a sacar los intestinos con mis propias manos y tú has visto que ya lo he hecho, así que no me hagas perder la paciencia.

— Sí, jefe.

— Malditos incompetentes de mierda, para nada sirven.

Jodidamente enojado cortó la llamada, aventó el celular al otro asiento y estrelló la mano contra el volante, porque es que estaba hasta la verga de tener que dar todo con lujos y detalles solo porque sus hombres eran tan estúpidos que todo debía decirlo paso por paso. Por ahí decían que si se quería un buen trabajo, uno mismo debía de hacer las mierdas y cuánta razón había.

— Pero qué... ¡Quítate del camino, hijo de perra! ¡¿Tienes placa a caso?!

Si de por sí había pasado toda la mañana, como siempre, de malhumor y gruñón, ahora ya había explotado en su totalidad, pues un chico se atrevesó en su camino y por nada lo termina revolcando con las llantas del carro si no fuera porque frenó por mero reflejo. Furioso abrió la puerta, salió echando humo y dispuesto a matar a golpes al imbécil que se le metió en el camino, aunque probablemente la culpa fue suya por ir con la vista en el celular y no en la carretera.

— Solo si eres ciego podrás salvarte, maldito inútil.

Del borde de su pantalón sacó un arma, la cual enseguida cargó y apuntó directo al chico que estaba en el piso, con la cabeza gacha y sosteniéndose las costillas. Estaba más que dispuesto a matarlo por no respetar las leyes de tránsito y tener en cuenta que no puede pasar por ahí como si fuera el patio de su casa, porque es que no era el patio de su casa y estaba muy lejos de serlo.

— ¿Qué tienes que decir antes de morir, pedazo de imbécil?

— Lo siento... en serio lo siento.

El chico entonces levantó la cabeza y puso esos ojos aguados en él, demostrando lo culpable que se sentía por haberse cruzado sin percatarse de que había autos pasando. Más allá de todo eso, él lo quedó viendo muy fijamente, porque sentía que esa cara bonita ya la había visto en algún lado y por supuesto que ya la había visto, hasta dos veces. A pesar de los golpes, podía muy bien saber que ese rostro pertenecía a Park JiMmy y a Park JimSi, pero también sabía que no era ninguna de los dos, ya que JiMmy tenía ojos de colores y jamás se habría disculpado así tuviera la culpa, y JimSi tenía un rostro más aniñado, pecas más resaltadas y era un mini ser que no poseía piernas tan largas como esas.

— " Y dime, pequeño, ¿tienes hermanos? "

— " Sí. JimSi tiene dos hermanos más, es que somos trillizos y yo soy el menor "

Ahora lo recordaba, el hecho de que eran tres hermanos en total, que JimSi era el tercero, JiMmy el segundo y estaba claro que ese chico era el primero, el mayor de los tres. No entendía que, aunque los tres eran completamente la misma cara e igual de hermosos, ese chico tenía algo en su mirada que lo hizo guardar el arma y acercarse lentamente, en busca de no ponerlo arisco o asustado.

𝐈ᴺᴴᵁᴹᴬᴺ. (ᴛʀɪʟʟɪᴢᴏs ᴘᴀʀᴋ x ʏᴏᴏɴɢɪ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora