𝐂ᴴᴬᴾᵀᴱᴿ ᵀᵂᴱᴺᵀʸ

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— ¡Papá!

Entonces su cuenta ya estaba saldada.

Luego de matar al tipo que había querido atentar contra JiMin, YajaTzael cayó al piso ante los disparos que recibió en cuestión de segundos, tan rápido como para que fuera difícil de asimilar. Se sujetó el estómago como para cubrir inútilmente las tres heridas de bala que tenía en esa zona mientras tosía cantidades de sangre y se sintió desfallecer ante las otras dos que tenía entre la parte del hombro y del brazo, pero la que verdaderamente sabía que lo estaba matando era la que tenía cerca del corazón; a tan solo unos centímetros.

— ¡Papá, papá!

JiMin pareció totalmente desesperado cuando se dejó caer al piso para tratar de ayudarlo, mas al notar todas sus balas no le tocó más que romperse a llorar mientras le apoyaba la espalda contra su pecho para cuidarlo y pedir ayuda en busca de que alguien los sacara de ahí para ir directo a un hospital. Sin embargo, él sabía que ya todo estaba perdido en el momento en el que se se sintió adormecido, con el corazón empezando a latir lento y calmado mientras su mente se provocaba una relajación pasiva ante todo lo que estaba sucediendo.

— Papá, vamos, po-ponte de pie. Debemos irnos... papi.

— JiMin... lo siento mucho.

— ¡No hables como si te estuvieras despidiendo!

El menor pegó la frente contra la suya suavemente, quiso apretarlo entre los brazos como para sentir que nadie los iba a separar nunca más, pero tenía heridas de balas por doquier y no podía solo hacer eso sin lastimarlo más todavía, así que empezó a acariciarle la mejilla mientras lo escuchaba quejarse por el dolor que estaba sufriendo. Y lo vio perder sangre y lo vio respirar cada vez más lento, pero aun así tenía la esperanza de que Koa podría escuchar sus gritos e ir por ellos para salir de ahí juntos y entonces empezar una vez más. Tan solo una vez más.

— JiMin.

— Está bien, van a venir por nosotros. Solo debemos e-esperar y...

— JiMin, escúchame.

— Papá, no... no quiero que hables como si quisieras despedirte po-porque tú eres fuerte y sé que podrás con esto — Susurró — Es que tú nos dijiste que nunca nos dejarías, papá. ¡A mí me lo prometiste y no me puedes fallar!

— Y no quiero fallarte, pero a estas alturas yo necesito que te vayas con tus hermanos, que te lleves a los tres de aquí. Por favor, JiMin — YajaTzael pidió — Yo ya viví lo que pude, ahora les toca a ustedes ser libres y felices como... como tanto quisieron.

— ¡Pero esa felicidad no existe si tú no estás en ella!

Le dolió escuchar cómo la voz de JiMin se quebraba ante cada palabra, claro que le dolió escucharlo llorar por su culpa y por supuesto que se sintió roto tras las súplicas para que soportara más, pero él se preguntaba cómo podía esperar más si sentía que su cuerpo se estaba durmiendo. Es que detestaba en ese momento el que JiMin fuera tan terco, ya que no se iría si no era con él y él necesitaba que se fuera solo, que se fuera con sus hermanos y que salieran de ese lugar.

— Quiero decirte que los amé con cada rincón del corazón y que habría amado haber hecho las cosas de otro modo para que ustedes jamás dudaran de ese amor — Murmuró — Y quiero decirte a ti que fuiste mi más grande revelación. Dile a-a tus hermanos que los amo y que espero que en otra vida sea un buen padre.

— Papá...

— Tal vez uno muy sobreprotector, histérico y hasta tóxico, pero que los ama incondicionalmente. Enano, enano, los amo — Sollozó — A ti te amo, pero vete ya y déjame que... que yo estaré bien. Lo prometo, en serio.

𝐈ᴺᴴᵁᴹᴬᴺ. (ᴛʀɪʟʟɪᴢᴏs ᴘᴀʀᴋ x ʏᴏᴏɴɢɪ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora