𝐂ᴴᴬᴾᵀᴱᴿ ᵀᵂᴱᴺᵀʸ ᵀᴴᴿᴱᴱ

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— Maldita seas, Min YoonGi. Maldita seas en esta y en todas las vidas.

JiMin se sentía desfallecer, estaba tan exhausto y hecho añicos que se preguntaba de dónde seguía sacando tantas fuerzas si ya no tenía nada por lo cual seguir, que ya no tenía a nadie por quien dar tanto. Se preguntaba cómo sentir el dolor físico, ese trauma en la pelvis y ese brazo roto si el dolor sentimental era lo que más lo destruía, era el que lo consumía y lo carcomía vivo; mientras caminaba y caminaba por ese bosque con la mirada, la mente y el alma perdida. No tenía rumbo, no tenía camino y ya no tenía más lágrimas para seguir llorando por la pérdida que ha sufrido en un mismo día; desde su padre hasta su hermano. Tal vez porque sus conductos lagrimales estaban vacíos o porque él ya estaba vacío por dentro, tanto que pronto dejaría de sentirse vivo.

Su corazón se estaba marchitando cual árbol en otoño, sus sentimientos estaban más frágiles que el cristal y su mente era lo único que le exigía seguir; lo único que le pedía a gritos que fuera por JiMmy y le cumpliera la promesa a JimSi para que su muerte no fuera en vano. Al menos tenía la esperanza de que JiMmy seguía con vida, porque su corazón se lo decía y su pecho insistía que siguiera buscando hasta que pudiera encontrarlo para sacarlo de ahí como no pudo hacerlo con el resto de su familia, como no pudo hacerlo por JimSi. Así que mientras tuviera la esperanza de que su hermano estaba con vida, iba a seguir luchando hasta contra el propio Dios.

Lo prometía por el tatuaje hecho con una nítida tinta blanca que los dos tenían en la parte superior del dedo meñique.

— He llegado, Min YoonGi.

Luego de tanto caminar, luego de tantos golpes y llanto; luego de terminar quebrantado y roto por completo, y luego de tantas horas de miedo y ansiedad, por fin había llegado a la famosa cabaña de la que Min YoonGi muchas veces le habló y por la que caminó tantos kilómetros. A esa cabaña, aislada y sombría en donde estaba más que seguro que ahí estaba su hermano; encerrado y asustado por estar en las manos del ser más despiadado y despreciable que en el mundo podía habitar, el mismo que iba a matar con sus propias manos para vengar la muerte de cada una de su familia e incluyendo al amor de su vida. Era una maldita promesa que iba a cumplir así le costara la vida, porque se llamaba Park JiMin y porque seguía siendo el hijo de un hombre que jugó sucio muchas veces con tal de ganar.

— ¡Min YoonGi, ¿querías verme?! ¡Pues, aquí me tienes! ¡Ahora sal y muestra tu patética cara! — Encolerizó — ¡Sales por las buenas o entro y te saco por las malas! ¡Quiero que me conozcas, ¿eh?!

Sí. Ahí estaba, frente a esa cabaña sombría y sin armas con qué defenderse porque todas las había perdido en el camino cuesta abajo de esos barrancos. Estaba frente a esa cabaña con el cuerpo hecho paste, sin energías para luchar y sin fuerzas para atacar; estaba ahí sin ya nada que apostar y sin nada que perder más que aquello que nunca llamó vida. Y aunque estaba expuesto ante un inhumano dispuesto a matar, él tenía el arma más poderosa que ni siquiera una mente retorcida como la de YoonGi podía poseer y esa sería justo quien lo iba a matar por cada cosa que le hizo a alguien que guardó tantos años por algo.

— Muy bien, Min. Decidiste hacerlo por las malas... por las malas será.

Él sabía que en cuanto se enfrentara a YoonGi sería un duelo a muerte, sabía que de los dos sólo una podría salir vivo y estaba muy consciente de que él llevaba toda las de perder por falta de armas y de fuerzas. Sin embargo, si él lograba ver que su hermano seguía con vida y que podría salvarlo para cumplir esa promesa, juraba por la memoria de su padre que no habría poder humano que lo iba a controlar para cuando atacara a YoonGi sin ninguna clase de arma. Así que si alguien le preguntaba si estaba seguro de lo que estaba haciendo, él respondería que nunca en su vida había estado tan seguro de hacer algo como en ese momento y que si ya estaba entrando a ese lugar para enfrentarse al inhumano; se debía a algo.

𝐈ᴺᴴᵁᴹᴬᴺ. (ᴛʀɪʟʟɪᴢᴏs ᴘᴀʀᴋ x ʏᴏᴏɴɢɪ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora