𝐂ᴴᴬᴾᵀᴱᴿ ᴱᴸᴱⱽᴱᴺ

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— ¿Qué hora es?

— Las ocho de la noche.

JiMmy sonrió un poco antes de soltar un suspiro, porque se sentía relajado en ese momento. Hace menos de dos minutos había despertado de esa pequeña siesta que se había tomado de forma inconsciente, ya que anteriormente YoonGi se lo había follado muy rico y eso generó en él un sueño profundo. Además, dormir en la cama de ese hombre era como dormir sobre las nubes, pues en las sábanas y almohadas estaba impregnado tan masculino aroma, ese aroma varonil que tan loco lo volvía.

— No creí que te fueras a dormir.

— Me dejaste cansado.

— Pudo haber sido eso o... quieres evitar explicarme qué hacías tan cariñosamente con ese tipo.

Estaba boca abajo, intentando conciliar nuevamente el sueño y quedarse un rato más antes de que YajaTzael descubriera que se había escapado, no obstante, YoonGi lo agarró del cabello y como con fuerza le mordió el mentón luego de sacar sus propias conclusiones. Ahora sabía que no estaría tranquilo y que no lo dejaría si no le explicaba lo que tanto quería saber, pues ya se estaba haciendo ideas psicópatas solamente porque había estado hablando con un amigo que conocía desde pequeño.

— Yo ya te había aclarado que es solo un amigo, YoonGi. Suéltame.

— Era.

— ¿Qué?

— Era tu amigo, porque ya lo mandé a matar. Mira, ahí está su cabeza.

Asustado, muy confundido volteó a ver hacia la mesa que estaba en uno de los rincones de la habitación, ahí estaba la cabeza fresca de quien fue su amigo de años. Entró como en un estado anonadado, sin palabras y congelado por lo que YoonGi había hecho por esos celos enfermizos que tenía, esos celos tan obsesivos que en ocasiones le daban mucho miedo. No podía creer lo que estaba viendo, era una imagen perturbadora hasta para él que ya había visto todo en la vida.

— Tú lloras por ese tipo y te juro que no te va a gustar lo que te haré.

YoonGi sacó un puro de su estuche de plata, sin prestarle mucha atención se enfocó en fumar y disfrutar del humo mientras él se cubría la boca para no derramar ese llanto que quería soltar por el amor leal que sintió por ese chico. Apartó la vista, todavía en trance se acomodó en la cama, se hizo en posición fetal y se cubrió el cuerpo por completo con las sábanas, sintiendo cierto miedo de estar al lado de YoonGi.

— ¿Quieres llorar? No parece ser solo un amigo.

— Era mi amigo.

— Yo no te pedí que hablaras. Cierra la boca.

— Es que tú...

— ¡Que cierres la boca!

Lo que cerró fue los ojos y pegó un sobresalto por el grito del mayor, también porque sabía lo que un grito significaba y no quería quedarse para ser golpeado otra vez como lo ha estado sufriendo desde hace tiempo. Quería alejarse por completo de YoonGi, perder todo contacto con él, pero cuando menos se lo esperaba ya estaba en su cama, cayendo de nuevo en sus redes y quedándose aun sabiendo que sufriría más de algún golpe o humillación.

— ¿Por qué eres tan desobediente, eh? ¿Por qué no puedes cerrar la maldita boca cuando te lo pido? ¿Por qué? — YoonGi cuestionó — La verdad es que ya me estás aburriendo, ya no eres como antes. No quiero a otro sumiso como todos los que he tenido.

Llegó a sonreír de medio lado, estaba acordándose de Park JiMin y de su forma tan arrogante de ser. Ese chico lo volvía loco, absolutamente todo lo volvía loco, cuando lo dejaba con la boca cerrada o cuando se portaba tan difícil, tan diferente a sus hermanos. No quería otro sumiso más, no querría repetir la rutina y aunque JiMmy al principio fue algo rico de tener porque se mostró rebelde, ahora lo estaba aburriendo al demostrarle miedo y la sumisión que tan cansado lo tenía.

𝐈ᴺᴴᵁᴹᴬᴺ. (ᴛʀɪʟʟɪᴢᴏs ᴘᴀʀᴋ x ʏᴏᴏɴɢɪ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora