𝐂ᴴᴬᴾᵀᴱᴿ ᵀᴴᴵᴿᵀᴱᴱᴺ

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Por las flores azules del jardín perdido.

— ¿Qué belleza están viendo mis ojos, ah?

JiMin clavó los ojos fijamente sobre YoonGi y no los quitó de ese tipo incluso si un par de hombres lo dejaban caer de rodillas al piso mientras lo apuntaban con las pistolas. Alzó las manos en señal de paz, pero no demostró una pizca del miedo que no sentía y desprendió una increíble seguridad con la mirada ante YoonGi, ese tipo que estaba sentado frente a él con una estúpida sonrisa desagradable.

Tan solo había querido ir a su librería favorita luego de haber logrado escapar de casa sin que YajaTzael lo supiera, pero entonces se vio rodeado de más de diez hombres y no tuvo más opción que verse cooperativo para no ir directo a la violencia. Nunca buscó forcejear ni tampoco huir o pelear, porque sabía muy bien cómo funcionaba todo y que un solo movimiento en falso sería una muerte segura.

— Ya te extrañaba, ¿sabes? Había ansiado verte, precioso.

— Y yo aquí, habiéndome olvidado de su existencia, Min YoonGi.

El mayor sonrió de lado, fumándose un cigarro pensó en lo mucho que ese chico lo volvía loco, porque es que supo que era mucho más rebelde que JiMmy y mucho más fiera de lo que JimSi era. Tenía una cierta obsesión por querer hacerlo suyo, probar tan divina piel y poder domar ese carácter que ya ni JiMmy poseía. Quería en serio empotrarlo contra la pared, rasgarle la ropa y tenerlo desnudo para contemplar ese cuerpo lleno de curvas.

— ¿Por qué tan a la defensiva? ¿Es que tu hermano ya te contó?

— ¿Qué cosa? ¿Que para sentirse hombre debe acostarse con más de uno o que para sentirse con poder debe meterse con un par de hermanos? — JiMin cuestionó — Sí, ya me enteré, pero no se preocupe, mi opinión hacia usted no ha cambiado. Sigo pensando en que es irritante, cínico y desagradable.

Wow.

Todos los hombres que estaban en esa sala, llegaron a sorprenderse ante los tremendos huevos que tuvo para hablarle de esa forma al jefe, para decir cosas que JiMmy jamás se ha atrevido por miedo y más porque sabía que con una sola orden podía estar más que muerto, ya que estaban en territorio Min, en donde nadie podría salvarlo así gritara. Y todavía fue más que sorprendente notar que seguía teniendo los ojos bien puestos sobre YoonGi, sin ninguna intención de apartarlos.

— Me encantas cada vez más, Park JiMin.

Ese tipo se puso a reír como el maldito cínico que era, expulsando el humo del cigarro por lo alto y como si él tenía cara de payaso para tener que soportar tantas estupideces que salían de alguien más estúpido todavía. Se sentía tan jodidamente irritado de Min YoonGi y estar tan cerca le provocaba repulsión, pues recordaba que se ha metido con sus hermanos y que ahora quería meterse con él, entonces eso lo asqueaba.

— Si supieras que con tus palabras solo haces que me interese más en ti, te quedarías completamente callado, precioso.

— Qué cínico es, Min YoonGi.

— ¿Por qué no te quedas calladito, bonito? Estás en mi territorio, en medio de mis hombres y todavía te sientes con muchos huevos — YoonGi sonrió — ¿Sabes lo fácil que sería darte una calentadita por no respetar a tus mayores? ¿Sabes que puedo darte una paliza para que aprendas a quedarte callado?

Dejó el cigarro sobre el cenicero que estaba en la mesa de al lado, expulsando ya lo último es que se puso de pie y se encaminó directo a JiMin mientras se desabrochaba el elegante saco negro. Sus hombres llegaron a retroceder y él solo sujetó a ese precioso chico del cabello para obligarlo a que se levantara, habiendo esperado alguna reacción de dolor, pero no hubo nada más que eso misma mirada intensa sobre él.

𝐈ᴺᴴᵁᴹᴬᴺ. (ᴛʀɪʟʟɪᴢᴏs ᴘᴀʀᴋ x ʏᴏᴏɴɢɪ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora