Mi cuerpo queda congelado, no se que decir, no se que hacer, él quiere que vaya a Grecia, a su país ¿Él de verdad me está pidiendo esto? Cualquier cosa me imagine, menos esto.
—¿Qué dices? ¿Aceptas irte conmigo a Grecia?
Pestañeo barias veces entrando en razón.
—No lo sé Darius, es muy arriesgado, una cosa es salir aquí y vernos, pero irme contigo y no saber cuándo regresar, mis padres...
—Olvídate de tus padres, piensa en nosotros, no pienses si nos descubren, Grecia es mi propiedad, Grecia es mío, los dueños de Grecia siempre han sido la familia Vasileiadis, si yo no ordeno ellos no mueven ningún dedo, podemos salir juntos sin que te preocupes si alguien nos ve, como te lo dije, tú también eres dueña de mis propiedades, y justo Grecia es la principal, y es tuya también, quiero que vengas conmigo.
Miro para otro lado.
Es difícil, ¿Qué pasara si mis padres se enteran? ¿Qué voy hacer en Grecia? ¿Estaría bien ir?
—¿Puedo pensarlo? —pregunto susurrando.
Él asiente y besa mi frente.
—Claro que puedes hacerlo, voy a esperar tu respuesta y está bien cualquiera que des, pero me gustaría como no tienes idea de que vengas conmigo, conocerás todo lo que viene detrás de Darius Vasileiadis, lo que viene detrás de un Vasileiadis, de tu gorila griego.
Sonrío y me balance a sus labios.
—Gracias—susurro.
—No chiquilla, nada de gracias, yo solo hago mi deber como tu hombre—besa mi hombro y baja a mi escote—. Ya me dio hambre.
Hago una mueca de placer el sentir como chupa mi pecho y lo succiona. Sube sus labios a mi cuello y deja besos húmedos, su mano en mi muslo aprieta y masajea, va hacia mi vagina. Tiro la cabeza hacia atrás.
—Es momento de comer mi cena—susurra con la voz gruesa.
Sonrío y comienza a besarme hambriento, me separo, gruñe al verme de nuevo sentarme en mi asiento.
—Yo sí tengo hambre—lo provoco—. Quiero cenar comida.
Él suspira y me sonríe, toca un botón en su reloj y entran dos camareras con la cena, nos sirven y hacen una reverencia al retirarse. Acomodo mi cabello poniéndolo para atrás dejando libre mis hombros. Él me mira fijamente y relame sus labios.
—¿Cómo te has portado? —pregunta.
Sonrío de lado.
—Muy mal, he salido a fiestas y muchos hombres han bailado conmigo—miento.
A él se le borro la sonrisa y me mira serio. Me le burlo.
—Te voy a nalguear por mentirosa.
—Lo siento, era una simple bromita, en realidad solo he trabajado en marcas para publicitar nueva colección, especial la de mi madre.
Él se inclina hacia adelante.
—Tus hermosas fotos, fueron lo único que me alegraba mi estadía en Italia, no sabia de como dejar todo y volver lo más pronto posible, ya no puedo dejarte Katherine, no puedo.
—Yo tampoco, me sentí muy sola, sentí lo mismo cuando estuve en Inglaterra, me sentía incompleta.
Agarra mi mano y la besa.
—Me haces sentir como un maldito crío Katherine, me descontrolas, me desconozco contigo.
—Es bueno saberlo—cambio mi expresión a una sería—. ¿Cómo te portaste tú en Mónaco e Italia?
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Diamante [+18]
RomanceMe enamoré de un hombre mayor. Me enamoré del enemigo de mi padre. ¿Qué tan malo puede ser? Cuando el poder y la pasión se fusiona todo puede pasar.