Salgo del jet acomodándome los lentes con mi gata en brazos, un gran apretón en mi pecho aparece al ver la bandera de Grecia arriba en uno de los edificios cerca de la pista. Ahora si ya no hay vuelta atrás. Siento unas fuertes manos apretando mi cintura por detrás.
—Mi amor, oficialmente estás pisando Grecia, Atenas—me susurra en mi oído, hago un gesto al sentir cosquillas, besa mi cuello.
—Señor Vasileiadis que bueno tenerlo de vuelta—llega un señor de traje dando una reverencia, Darius lo mira serio y sostiene con fuerza mi cintura—. Señorita Johnson, es una alegría tenerla en Grecia—su reverencia es más larga.
—¿Εχουν φτάσει? —pregunta Darius aún con su postura firme y seria.
—Οχι κύριε—responde el señor.
Él asiente, entrelaza nuestros dedos y nos alejamos. Mientras seguimos caminando, todos los hombres de traje hacen una reverencia de bienvenida, como si unos Dioses estuvieran pasando. Y lo muy curioso es que justo estamos en Grecia. Nuestros pasos son firmes, llamando la atención de todos los presentes, se inclinan haciendo la reverencia a nuestro paso, saludando a Darius su jefe, dándole la bienvenida en griego, y por supuesto que a mi también, se siente tan bien.
Mi sonrisa se vuelve más grande al salir de la pista, afuera del edificio nos espera un Bugatti Mistral negro. Darius me abre la puerta de copiloto, me sonríe y da la vuelta para subirse. Luna la dejo en mi regazo acomodándola, de un rápido movimiento el auto ya estaba en marcha, mi cabello se mueve por el viento por la rapidez que maneja. Volteo a ver por la ventana observando la ciudad de Atenas, es hermosa.
Gruño al sentir un apretón en mi muslo.
—No te distraigas, tú solo veme a mí.
Sonrío y me acerco a besar sus labios.
—Eres todo un celoso, me celas hasta por una ciudad, que es tuya, eres terrible señor Vasileiadis.
Él sonríe ladinamente y acaricia mi pierna.
—No puedo evitarlo, es algo que tengo en la sangre.
—La sangre Vasileiadis, es muy tentadora—acaricio su nuca mientras sigue manejando—. Pero, no tanto como la de los Johnson—responde egocéntrica—. La sangre de los Johnson son belleza pura.
Él niega y hace una mueca.
—Los Johnson no amor, pero tú si lo eres, eres belleza, tentación, pasión, poder, solo tú, no los Johnson, eso tenlo claro.
—¿Cómo son los de tu sangre?
Darius aprieta la mandíbula y chasquea su lengua.
—La sangre Vasileiadis, es mucho más de lo que te puedas imaginar, no solo tenemos el nivel más alto de poder que tanto quieren quitarnos, no solo nos caracterizamos por ser toda una tentación, una aura tan fuerte y prepotente que nos hace ver como Dioses, somos mucho más de lo que todos piensan de la familia Vasileiadis—me mira de reojo—. Mi sangre no es normal, mi sangre es Vasileiadis.
Achico mis ojos confundida y sorprendida. ¿Qué tanto poder pueden tener los Vasileiadis? ¿Quién es Darius Vasileiadis en realidad?
—Me intriga conocer tu sangre—respondo. Darius sostiene mi mano y me sonríe.
—La conocerás.
En resto de camino fue silencioso, tranquilo, Darius en ningún momento me soltó mientras conducía, mi vista solo se dirigía a la ventada mirando la ciudad, Atenas es hermoso, se siente un ambiente tan fresco, Luna miraba conmigo el paisaje, mi linda gatita conociendo Grecia.
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Diamante [+18]
RomanceMe enamoré de un hombre mayor. Me enamoré del enemigo de mi padre. ¿Qué tan malo puede ser? Cuando el poder y la pasión se fusiona todo puede pasar.