Gon pasó toda la noche cuidándolo: poniendo paños fríos en su frente, secando su sudor y arropandolo cuando sus cobijas se movían. En algún punto pensó que se quedaría dormido de pie, y sumado que Killua parecía estar teniendo pesadillas de nuevo, resolvió acostarse junto a él y tratar de dormir un rato. De esa forma podría vigilarlo y llevarlo al hospital lo más rápido posible, si es que era necesario.
Apenas se metió en la cama pudo olerlo.
Atrapadas en su cabello y en su ropa, aún podía oler las feromonas de Liam.
Gon apretó los dientes inconscientemente.
Seguramente el pijama de Killua había quedado impregnado de feromonas cuando el alfa había tratado de sobrepasarse con él.Una punzada en el corazón lo hizo reaccionar. Lo más probable es que Killua ni siquiera se hubiera dado cuenta de esto, pues, ahora lo sabía, era un Omega tardío.
No es como si a él le importara, pero sí hacía las cosas aún más difíciles para Killua. Además, por la conversación que habían tenido antes, estaba convencido de que éste estaba pasando por una crisis para aceptarse, y aceptar lo que era.
Gon suspiró mirando el techo. Estaba cansado, pero por alguna razón ya no podía dormir.Lentamente comenzó a liberar algunas de sus feromonas para intentar reemplazar del cuerpo de Killua las feromonas del otro alfa, y se sorprendió cuando éste se acercó a él entre sueños, buscándolo a tientas en la oscuridad.
Gon se rindió de inmediato, y acercándose a él también, lo abrazó con cuidado. Un suspiro de alivio dejó los labios de Killua, que se acurrucó y siguió durmiendo como si nada hubiera pasado.
El moreno sabía que la situación era peligrosa, aunque aún no quería admitirlo. De todas formas había hecho una promesa que no podía y no iba a romper.Las feromonas débiles de Killua comenzaron a rodearlo, y se sintió en paz. Tenían un aroma agradable e increíblemente suave, como a chocolate y canela. Le habían dicho varias veces que las suyas tenían un olor mentolado, y pensó que eran un complemento perfecto.
Sacudió la cabeza para olvidar lo que estaba pensando, y se concentró en lo importante.
No sabía mucho acerca de los Omegas tardíos, solo lo que le había enseñado Ging y la escuela, y ya que nunca conoció a ninguno en la vida real, era la primera vez que el tema le daba curiosidad.A él, recordó, le habían dado sus resultados diciendo que era un alfa dominante cuando tenía más o menos 12 años, pero desde los 11 a los 14 se consideraba un rango normal. Para los “tardíos”, ya fueran Alfas u Omegas, se consideraba que comenzaran a mostrar síntomas desde los 17 años. Antes de eso, eran simplemente considerados betas.
El problema, era que no desarrollaban todas las características de su casta hasta muy tarde, por lo que en el caso de los Omegas, su útero no era funcional. La mayoría de las veces no podían quedar embarazados, y si lo hacían era altamente probable que perdieran al bebé. También había diferencias marcadas en su apariencia, pues se desarrollaban como betas, hombres “normales”: eran más altos, más fuertes, y mucho menos delicados que los Omegas típicos. Y por supuesto, estaba el tema de las feromonas. Apenas los niños recibían sus resultados, se les enseñaba a controlar y reprimir sus feromonas, ya era casi algo de buena educación. Como los “tardíos” eran considerados betas la mayor parte de su infancia e incluso adolescencia, debían aprender desde cero a hacerlo cuando comenzaban con los síntomas. Además de que las feromonas eran muchísimo más inestables y débiles, se sumaba que no tenían la práctica y plasticidad de un niño pequeño. El celo era punto aparte, pues en algunos casos se presentaba, y en otros no.
Esto hacía que todo fuera muchísimo más difícil, dando paso a más discriminación.Gon le acarició el cabello a Killua, mientras pensaba. Las reglas del mundo ya estaban establecidas, pero a él no le importaba. Quería quedarse con Killua a pesar de lo que pudieran decir los demás.
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Historia de Buenos Días (GonKillu AU, Omegaverse)
Hayran KurguEn un día nevado Gon Freecss encuentra un misterioso chico a punto de morir y decide salvarlo sin pensarlo demasiado. Poco sabía que había encontrado a quien cambiaría su destino.