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-¿Cómo te sentís hoy? -preguntó haciendo aparentes
garabatos en su libreta como cada viernes.

Germán pensó durante unos segundos.

-Bien.

La doctora sólo asintió con su cabeza siguiendo con
sus anotaciones. Era una pregunta de rutina, repetirla sesión tras sesión le facilitaba ver indicios de cambio. A esa pregunta obtuvo sólo un encogimiento de hombros por parte de Ger durante años, pero hacía un par de sesiones él había comenzado a hablar más y a decir que se encontraba bien.

Recordó lo que Claudia le contó sobre la primera vez de
Germán obsequiando algo a alguien, decidió intentar que le hablase sobre eso.

-Decime Germán, ¿intentaste hacer algo nuevo estos días? vos sabés, hay una primera vez para todo... algo que, no sé, nunca te habías animado a hacer antes.

Germán quedó en silencio largo rato. Estela podía
observar como él tenía algo para decir, siempre que eso sucedía lo último que cruzaba por su cabeza era presionarlo para que hable.

-Cantar -dijo al cabo de unos minutos.

-¿Cantar? eso sí que es algo nuevo, es un buen pasatiempo... ¿no? seguro tenés una hermosa voz.

Luego de la sesión Claudia le hizo presentes sus preocupaciones a Estela debido a que Germán había bajado un poco el nivel en sus estudios.

-Eso es normal, no te preocupes-la tranquilizaba- No sólo es normal, sino que es bueno. Mirá, Ger no tenía otra cosa en que pensar y por eso se dedicaba a tiempo completo a sus estudios, pero si ahora ya
no les brinda toda su atención, significa que hay algo
en lo que se ve más interesado, es una actitud típica de adolescente ¿entendés? es algo que a todos les pasa, que Germán no sea la excepción es algo muy, muy bueno, deberías estar feliz por eso.

-Creo que tenés razón, pero ya sabés... no puedo evitar
preocuparme.

-Tranqui, para eso estoy... antes de que te vayas Clau- la interrumpió un segundo antes de que ella abandonara la sala- ¿sabes algo respecto a una canción?

Germán simplemente no podía creerlo. Se le había
iluminado el rostro de tal manera al cruzar aquella puerta de aquel local, sin siquiera ser consciente de ello.
Su mirada se había clavado en la figura de aquél chico hermoso como cada sábado. Pero esta vez algo había cambiado, algo que lo hacía inmensamente dichoso.

Santiago era la definición de perfección, vestía el gorro negro que le había regalado una semana atrás.
Acomodando unos papeles desordenados sobre el mostrador. Siempre parecía tan despreocupado.
Como si estar de buen humor fuera lo más común y
corriente para él.
Se acercó hasta él sin poder contener esa estúpida sonrisa de niña enamorada.
Pensó que ese era, tal vez, el momento oportuno de que fuera él quien rompiera el hielo con una broma esta vez.

-Che que lindo gorro -dijo sin poder evitar algo de timidez en su comentario.

Los ojos celestes color del más hermoso cielo se
encontraron con los suyos; marrones del color de las hojas otoñales. Como siempre el mundo pareció desaparecer alrededor.

-Gracias-rió- me lo regaló alguien muy importante para mí cumple.

Germán no podía resistir a tanta ternura. Su rostro. Su
voz. ¿Por qué debía ser tan apacible en cada cosa que hacía?

-Vení, hicimos chocolatada pero caliente, espero que te guste... [nota; ni en pedo dejaba lo del chocolate caliente, ingleses de mierda las malvinas son argentinas]

Una vez en la cocina ambos sostenían en sus manos
una gran taza de chocolatada caliente. Estaba riquísima.
Santiago se encontraba sentado en la encimera, con sus piernas colgando, Germán en cambio se encontraba en una silla. A Santiago le gustaba empinar bastante su taza para que quedara una marca de chocolate por encima de su labio, simulando
un bigote para luego lamerlo, con la intención de ver como Ger se divertía al verlo hacer eso.

el chico de los CD's - santutu x unicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora