2O

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Dos semanas luego de enterarse sobre la muerte de Germán, Santiago renunció a su trabajo.
Se despidió de sus compañeras y de su jefe.
Pese a que todos trataron de convencerlo para que no renuncie, no pudieron hacerlo cambiar de opinión. No podía seguir trabajando en ese lugar.
Viviendo con la estúpida e infantil esperanza de que Germán llegara en cualquier momento y cruzara esa puerta, como si nada hubiera pasado.

Simplemente no podía soportarlo.

Se dedicó a sus estudios, tratando de mantener su cabeza ocupada.

A los pocos meses, se fue a vivir a otra ciudad.

Santiago nunca volvió a escuchar su canción favorita.
Quería mantenerla en su memoria, siendo cantada por él y Germán juntos, tanto como le fuera posible.

Eran comienzos del verano. Temperaturas altas, aves
cantando y revoloteando, césped más que verde.
Claudia se encontraba aseando la casa aquella tarde. Terminó de limpiar completamente el living y subió las
escaleras. Iba a dirigirse hacia su habitación. Pero se
detuvo antes en una puerta de color blanca.

Seis largos meses habían pasado desde la muerte
de Germán.
Tal vez no era el chico más hablador. Pero la casa se sentía extremadamente sola sin él. Después de todo, él
siempre estaba allí.
Ninguno de los hermanos vivía ahí, todos en diferentes partes del mundo, haciendo vidas distintas. Habían venido para su funeral y volvieron a marcharse.

La casa era muy solitaria y eso no ayudaba en la depresión de Claudia. No había vuelto a ingresar a la habitación de su hijo desde su fallecimiento, no quería acrecentar el dolor. Pero debía ser valiente. Tendría
que hacerlo tarde o temprano. Cuánto más tiempo
dejara pasar, más difícil se tornaría todo.

Dirigió su mano lentamente hacia la perilla de la puerta y la giró. Se adentró en la habitación con todas las cosas de limpieza. Se mantenía ordenada, tal y como Ger la había dejado.
Permanecía cerrada, pero la falta de aseo había hecho que se acumulara una fina, no tan fina, capa de polvo en las cosas. A Claudia se le formó un nudo en la garganta.
Todos y cada uno de los objetos de Germán le
provocaban un dolor inmenso.

Pasó un trapo por encima de su radio grabador, quitando el exceso de polvo y encendió la radio. Tal vez algo de música le ayudaría un poco a sobrellevar la soledad mientras limpiaba.

Comenzó repasando todos los muebles, adornos, todo lo que estuviera sucio.
Trajo una gran caja de cartón al lugar, abrió el armario y comenzó a depositar parte de la ropa de Germán dentro, ya nadie la usaría, decidió que donarla a la caridad era la mejor opción. Luego de llevar la caja con las prendas dentro a la entrada de la casa, buscó una escoba y comenzó a barrer la habitación.
Comenzó por una de las esquinas y arrastrando todo hacia la puerta que daba al pasillo; pero cuando barrió bajo la cama, la escoba topó con algo.
Frunció el ceño y se agachó para ver de qué se trataba.

Era una caja.

La tomó entre sus manos y sopló el polvo que tenía encima. Se sentó en el piso con la caja en
su regazo.

Al abrirla se llevó una gran sorpresa.

—­Ay Germán... ­—murmuró con dolor.

Eran CDs. Los reconocía fácilmente. Estaban todos
perfectamente envueltos en papel azul. Intactos. Jamás habían sido abiertos. Comprendió al instante que se trataba de sus excusas para ir al centro comercial cada semana.
Cada envoltorio tenía la fecha escrita a mano en la esquina superior izquierda.
Claudia suspiró y abrió el paquete con la fecha más
antigua. Sonrió divertida al encontrarse con un CD de música jazz.

Germán odiaba el jazz.

Prosiguió desenvolviendo el segundo con la fecha más
antigua. Negó con su cabeza, mordiendo su labio.
Se trataba de un disco de Fito Paez, uno que él ya tenía.

Al desenvolver el tercero algo llamó su atención.

Un pequeño trozo de papel había caído al piso al abrir el paquete.

Claudia lo tomó en su mano y lo leyó. Frunció el ceño.
La inscripción estaba hecha a mano y sin ningún cuidado. Como si lo hubieran escrito deprisa.

­—No... — ­murmuró asustada.

Tomó rápidamente el siguiente CD en sus manos, que
habían comenzado a temblar de sobremanera, y desgarró el papel azulado a causa de los nervios.
Otro pequeño trozo de papel cayó de éste.

Era un papel diferente al anterior, pero la letra era la misma.

—­No puede ser... –jadeó entrando en un estado de
desesperación.
Siguió abriendo cada uno de los paquetes en orden
cronológico. Todos contenían un pequeño papel dentro. Todos habían sido escritos por la misma persona.

—­No... ­—Sus ojos se habían cristalizado mientras
descubría más y más notas —Santiago... Germán...­ —sollozaba.

Llegó hasta el último. La fecha era de una semana antes del accidente. Con las pocas fuerzas que le quedaban, rompió el envoltorio.

Leyendo así, el último trozo de papel.
Cajas, CDs, papel de envolver hecho añicos, y pequeños trozos de papel escrito yacían en el suelo alrededor de Claudia quien lloraba desconsoladamente, abrazándose a sí misma.

13/01/1994
"Me gusta tu nombre."

20/01/1994
"Me caes bien Germán."

27/01/1994
"Quiero serte sincero, me parece que elegís los cd's al azar"

03/02/1994
"Hoy es un buen día, aprendí más cosas sobre vos"

10/02/1994
"Si querés usar ese gorro todos los sábados, no me voy a oponer"

17/02/1994
"Adiviná quién estaba triste porque pensó que no ibas a ir a verlo hoy"

24/02/1994
"Sos muy lindo."

03/03/1994
"Gracias por pasar mi cumple conmigo. Te
quiero."

10/03/1994
"No sabés cuánto me alegro de haberte conocido"

17/03/1994
"Me gustás Germán ¿saldrías conmigo?"








— 💿 —

La puedo leer 20 veces que las 20 veces voy a llorar, increíble.

Gracias por haber leído mi adaptación, me gusta mucho como quedó, cualquier error, ya sea en los diálogos, partes del tipeo o si se me escapó algún nombre diganlo sin problemas.

Si tiene apoyo subo el final alternativo, mientras voy a seguir escribiendo mis historias!!

si les gusta este ship, tengo dos historias más relacionadas sobre ellos en mi perfil
—> neerps00 <—

© El chico de los CDs [Larry Stylinson] by HeHasBlueEyes.  Wattpad 2014.

el chico de los CD's - santutu x unicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora