Casi Algo [Katsudeku]

7. El amor te vuelve idiota.

—Llegaste, ¿A dónde fuiste? ¿Dónde está Koi?

Esas son las primeras palabras que salen de la boca del bicolor en cuanto llega a su departamento, había dejado a su gatito en casa de Katsuki en caso de que Shōto quiera llevárselo ya que, técnicamente, fue el quien lo adoptó.

Estuvo pensando durante toda la noche, y por primera vez en casi cinco años, se planteó si realmente merece la pena luchar por Shōto.

Para empezar, no lo trata tan bien que digamos.

Únicamente cuando está de buen humor o después de que le da una golpiza es que Shōto finalmente se convierte en un buen novio y lo mima como debería hacerlo siempre.

De pronto es como si la venda en los ojos de Izuku se hubiesen caído.

Él no lo ama.

Ni lo hará.

Él no va a cambiar, no lo hizo en cuatro años, ¿Por qué lo haría ahora? ¿Qué le garantiza que si lo perdona, nunca más volvería a ese comportamiento manipulador y egoísta?

Y lamentablemente, nadie puede salvarlo, más que él mismo.

—Quiero que te vayas— Demanda Izuku —N-no creo amarte tanto como para soportar esto, lo siento— Susurra con la mirada agachada, pero lleno de convicción.

Shōto no teme, nunca lo ha hecho, ¿Por qué lo haría ahora?

—Izuku, tenemos planes...

—¡No quiero que vuelvas con el mismo maldito cuento!— Explota, tapando sus oídos, Shōto entonces se sobresalta —T-todo este tiempo... Fuiste un tonto conmigo, ¿E-en qué fallé? ¿Qué me faltó para que no quieras algo serio o... O para que m-me engañaras de esa forma?

—Izuku...— Intenta acercarse para abrazarlo, pero el pecoso retrocede.

—No me toques— Le tiembla la voz, y se niega a mirarlo, sabe que si lo hace, cederá ante la mirada de cachorro que el mayor le ofrezca —Vete, por favor.

—No te engañé.

—¡Estabas en mi cama con alguien más! ¿Q-qué se supone que era eso? ¿U-una pijamada de los ositos cariñositos?

—¡No te engañé y te diré porqué!— Levanta la voz y lo toma de los hombros con fuerza, para que lo mire, pero Izuku cierra sus ojos —Tú y yo... No somos nada, Izuku, no aún. Si lo piensas bien, estamos solteros todavía ya que no hemos formalizado.

Izuku empieza a sollozar, técnicamente hablando, Shōto tiene razón. Esas últimas palabras le dolieron como no tienen idea y se incrustaron tanto en su alma, que estaba seguro, jamás las olvidaría.

—Estamos a un año de graduarnos... Cuando eso pase, cortaré con mi familia y me quedaré contigo... Es lo que te prometí, y es lo que voy a cumplirte... Te amo, Izuku, no creas que no significas nada para mí.

—¿Por qué lo hiciste?— Abre sus ojos, mostrándolos tristes y llorosos, tan bonitos que incluso el helado corazón de Shōto fue tocado por un segundo.

—N-no lo sé, amor, me dejé llevar... Solo... Esto será hasta que estemos juntos como pareja, para que las cosas estén iguales, tú también eres libre de experimentar y hacer lo que quieras... Confío en que soy el único en tu mente y corazón, así como tú eres el único para mí, podría estar con muchas personas, pero solo pienso en ti, amor...

Todoroki sabe que esa propuesta solo lo beneficia a él, es obvia la lealtad y el amor que Izuku siente hacia él, por lo que le sería imposible estar con alguien más.

—N-no va a funcionar, Shōto...

—Pídeme lo que quieras, dame una condición, una orden, sea cual sea... La acataré, por favor... No me dejes, tú significas demasiado para mí, no eches a perder todos estos años.

Nuevamente, todo iba a favor de Shōto. Estaba convencido de que sea lo que Izuku pidiese, le sería sencillo conseguir.

Si pedía que dejara de golpearlo, no hay problema, en realidad nunca sintió la necesidad de hacerlo, solo lo hacía para desahogarse y darle a entender su lugar.

Si pedía que dejara de ver a otras personas, no hay problema, para ser honesto Izuku era más que suficiente respecto a la cama, atenciones y mimos, solo se encontraba con el resto por aburrimiento.

Si pedía que sea más cariñoso, no hay problema, el pecoso es alguien fácil de querer, tierno y adorable, ni siquiera él podía evitar sus ganas de apapacharlo.

Y si pedía que le presentara a sus padres, por supuesto que tampoco habría problema, fácilmente podría hacerlo pasar como su amigo. Claro que para eso su cuñado Keigo no debía estar en casa, sino, la excusa de sus padres eran homofóbicos, se iría a la basura.

Pero definitivamente no esperó que Izuku dijera lo que dijo.

—Quiero volver a ser amigo de Kacchan.

—¿Qué?

—N-no me importa si  esto sigue igual a siempre, solo... quiero volver a ver a Kacchan, e-es mi mejor amigo y aunque no tiene tanta prioridad en mi vida como tú, e-es alguien importante.

—¿Te gusta acaso?— Pregunta con la ceja alzada.

—N-no es eso, solo... Es mi amigo, Shōto, ha sido mi compañero por años y me duele estar lejos ahora que nos reencontramos... Es lo único que te pido.

—Bien... Si es tu única petición supongo que no tiene nada de malo...

—No entiendo, ¿Por qué él no te agrada si ni siquiera lo conoces?

—Es demasiado cariño el que le tienes, no puedo arriesgarme a perderte, Izuku. Eres importante para mí... No soportaría verte con alguien más.

—¿No dijiste hace un momento que yo tendría la misma libertad que tú hasta que podamos oficializar?

Shōto se quedó callado. Era cierto, se lo había propuesto, y aunque le molesta que Izuku haya prestado atención a esa frase, supo que no debía tener cuidado, el pecoso lo ama, le era fiel, leal, incondicional, no se atrevería a estar con nadie más.

—Tienes razón, puedes hacer lo que te plazca... Pero jamás olvides que a quien amas, soy yo, ¿Sí, amor? Será lo mismo para mí, estarás en mi mente tú y solo tú.

—No vuelvas a traer a alguien acá...— Murmura, no muy convencido.

—Está bien, cielo, no lo haré— Besa su mejilla.

Izuku se siente idiota porque su mayor consuelo es a la vez, el que causa sus malestares, nuevamente le fue imposible negarle algo a Shōto.

—Te amo— Todoroki lo abraza.

—Te amo...— Responde ocultándose en su pecho con remordimiento, ¿Cómo le dice a Katsuki que terminó perdonando a Shōto? ¿Cómo le dice que, además, aceptó que se viera con otras personas?

"Mamá me dijo que a veces el amor podía volverte un total estúpido, pero nunca me advirtió que dolería tanto".